La Chica del Cabello Violeta

La Carta que sustituye el adios

Narrado en primera persona:

Me encontraba sentada frente al escritorio de madera blanca, estaba en el estudio del pequeño departamento a donde estaba últimamente. Esa noche había salido volando de mi habitación y había venido aquí. El lugar me recordaba A Will, a lo cálido que era y su amor tanto por la sencillez como por otras cosas mas.
Saque una hoja en del escritorio y una pluma de tinta parecida al fuego. Tenía que despedirme de mi amado, el que había perdido hace ya 200 años y esta era la mejor forma de hacerlo.

Mi querido y amado Will:

Sol, mi sol. Me haces tanta falta, hace tanto que te perdí y hace tanto que no te podre olvidar. Eres el llanto del futuro y la necesidad del presente.

Me hubiese gustado poder decirte adiós, pero te arrebataron de mi tan rápido como el batir de las alas de aquella mariposa que me hiciste perseguir. Aún están esas noches en que te sueño, con tu cabello brillante de color naranja y tus bellos ojos verdes, iluminados con el primer rayo de sol, que contigo en belleza jamás se podra comparar.

Amor mio, perdido para siempre estas, extraño tus besos y tus sonrisas, tu calor y tu furia. Me hubiera gustado darte último beso que se llevará el último aliento de los dos. Quiero alcanzarte haya donde sea que estés, pero no me dejan, me hacen esperar con la promesa vacía de que el dolor calmara. Pero nada saben ellos de perder a quien les da calor en el corazón.

Mi Sol, mi eterno amanecer, mi perpetuo atardecer y mi único y especial eclipse eres tu. No olvidaré tus brazos, ni lo que se siente entre ellos dormir y si alguna vez lo hago, te recordaré al instante después. Mi ojos podrán ser privados de tu figura, pero mi cabeza y alma no serán privadas de tu recuerdo. Desearía haberte salvado, mejor yo irme, que tu.

Mi último adiós, quisiera que eso fuera, se que quizás tu desearías que me volviera a enamorar de alguien, pero si no eres tu, caso no tiene hacerlo. Porque aunque ya no estas a cada segundo lo único que en mi corazón está eres tu.

Amor mió, razón de mi ahora amargo vivir, escribo esto en vista de que no podré decírtelo jamás.

Te amo, más que el primer momento que te vi, más que después de ese primer beso, más que después de entregarme a ti para la eternidad, te amo tanto que mi amor traspasará la vida y la muerte y a ti llegará.

Amor mio, tengo infinitas ganas de dormir, hace años que no lo hago, y no deseo hacerlo si no es después de tus besos

Me tengo ir, te amaré, hoy y siempre.

Siempre tuya. Tu estrella

Dejo la pluma y seco mis lágrimas silenciosas, guardo los papeles y me voy al sofá a intentar conciliar el sueño.