Perseguida

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Narrado en primera persona:

Camine más rápido, el sonido del poco tacón de mis botas sonaba por toda la desierta y fría calle. Una vez más gire la cabeza en un intento de despejarme de la sensación de estar siendo seguida. Me apretuje un poco más en mi abrigo y acelere de nuevo el paso, tenia muchas ganas de levantarme un poco en el aire, volar y llegar mas rápido a mi destino, pero eso era peligroso. Sentí un mechón escaparse de dentro del gorro y la bufanda, así que me detuve y acomode mi desastre de melena.
Reanude mi marcha, intentado recuperar los pocos metros que había perdido, pero me fue imposible.
Un hombre alto se poso delante de mi, tenia una sonrisa maquiavelica y en sus ojos chispeaba felicidad. El sabía que me encontraría sola y por eso me había seguido y era hora del encuentro. Sin palabras lleve la mano al interior del abrigo y encontré la funda de una de mis lunas crecientes cortas y la de un cuchillo de luz, los ojos del demonio se volvieron mucho más oscuros de lo que normalmente era.
-Bueno jovencita Hosfer, es hora de mi venganza- Su voz estaba llena del deseo que solo ver la sangre de tu enemigo correr podía saciar
-No conozco a ninguna persona de apellido Hosfer - Asegure
-Bueno, tu eres la primera Hosfer que veo desde hace cientos de años, y ahora por encargo debo terminar con usted- Fue su respuesta
-Dudo que puedas contra mi- Me burle
Cuando el demonio se lanzó al frente dejo ver su lado menos normal, sus fauces se abrieron y mostraron los 60 dientes que tenia. Sentía el aliento a sangre coagulada y perdición. Recordé el riesgo de vivir en una ciudad como esta, donde los demonios se podían infiltrar tan fácil como se respira.
Levante en alto la luna crecinte, y se detuvo a un metro de donde estaba, me miro y una sonrisa de burla se apoderó de su rostro, lo cual me hizo soltar un extraño gruñido de coraje

-Puedo oler tu miedo pequeña Hosfer y tengo tantas ganas de probarlo. Con esa diminuta espada nada podrás hacerme- El tono era prácticamente de superioridad
-Si no te callas, tendré menos piedad- Respondi yo
-Tu amenaza es tan débil, como lo fue tu madre justo antes de hacerla desaparecer- En sus ojos brillo la malicia del comentario
-Eso me dolería si hubiera conocido a mi madre- Fue mi única respuesta

El demonio se avalanzó sobre mi y le clave la espada en el brazo haciéndolo retroceder, me miro y sus ojos ya no eran del azul rojizo que al inicio, eran por completo negros. Se arranco la espada del brazo y la arrojó lejos de mi. Por un momento me sentí desorientada, el demonio ya me tenía del cabello, me arrojó con fuerza en dirección al cielo y después volvió a tirar de mi cabello atrayendome al suelo. El aire escapó de mis pulmones y me sentí mareada, el demonio soltó mi cabello y dio unos pasos atras, aspire fuertemente y me levante.
Saque mi espada de luz y eso hizo callar la risa de mi rival, ahora era yo quien sonreía, patee el abdomen y solo lo hizo retroceder. Aproveche la ventaja y me impulse con fuerza, lo hice caer al suelo y le clave la espada de luz justo en el pecho y haciendo un movimiento circular para que muriera más rápido, aunque sentiría el dolor de manera intensa. El icor (que sustituía la sangre en los demonios) salpico mi cara y manos y comenzó a arderme donde había caído el líquido negro.

Deje la espada en donde estaba, me levante y corri, el líquido negro me picaba demasiado y la sensación de estar siendo perseguida no desaparecía, gire la cabeza hacia atrás y logre captar un retazo de luz y una sombra entrar por el y desaparecer. No detuve mi camino, pensaría después en lo que fuese que me estaba siguiendo...

La Chica del Cabello VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora