Mariposas para los recuerdos

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Narrado en primera persona :

Corrí fuera de mi habitación, estaba re-modelando y necesitaba de alguien que me ayudara con la pintura.
-¿Puedo entrar?- Pregunté mientras tocaba la puerta del cuarto de Jorel
Escuche primero muchos ruidos, pisadas, metal, y después risas. Me quedé mirando la puerta en espera de que se me concediera el paso y evitando imaginar que era lo que causaba el sonido del metal, era mejor así. Segundos después la voz de mi hermano me indicó que podía entrar, mire de Jorel a Mizza una y otra vez, estaba vestidos por completo pero la ropa estaba arrugada y desordenada, además de que por la frente de mi hermano aun quedaban unas gotas de sudor.
Preferí no hablar del tema y dirigirme directamente a Mizza
-¿Podrías ayudarme, estoy decorando mi habitación y quiero hacer algo especial?- Pregunto y la miro
-¿La pequeña Dahely pidiendo ayuda? Esto debe ser un verdadero milagro- Se ríe un poco
-¿Ustedes dos fracasando en su intento de verse decentes? ¡Hey, espera no lo lograron de nuevo!- Respondo astuta
-Muy bien, muy bien, ¿en que quieres ayuda?- Pregunta con cara de derrota
-Quiero pintar mariposas en la pared, pero quiero que sean mariposas especiales- Le explico
-De acuerdo, vayamos- Acepto Mizza

Jorel nos miro con una cara que claramente decía que quería acabar conmigo. Una vez en mi cuarto le indique a Mizza donde quería poner las mariposas, ella observa la pared con un ojo que se que es de artista, por las limitadas veces en que e visto a Will poner esa misma cara. 

-Ahora sal de aquí y me pondré a pintar- Me ordena Mizza

-Creí que podría ayudarte a pintarlas- Me rió un poco

-Solo estarías quejándote de todo, mejor sal de aquí y cuando termine te aviso- Me revuelve el cabello

-No me trates mas como una niña- Digo algo molesta ya

-Aun lo eres pequeña, así que ve a jugar y después te llamo para que veas como quedaron- Me correo de mi propio cuarto

Sin palabras de mi parte salgo del cuarto intentando espiar de vez en cuándo pero esta vez Mizza es mas lista que yo y cierra todo acceso a mi habitación. Me doy por vencida y sigo mi camino, intentando matar tiempo para ver el resultado final.

Finalmente me dirijo a mi biblioteca personal, entro cuidando no activar alguna de las bromas que tengo para los intrusos que crean que pueden entrar en ella. Camino a una de las repisas y tomo el primer libro de pastas verdes que veo, abro la cerradura con una pequeña bolita de energía, tomo una pluma y me siento en unos de los sillones, es uno de mis muchos diarios, lo ojeo lentamente viendo que es lo que se me a ocurrido plasmar en el y todos son múltiples cuentos que mi madre me contaba de niña, intento hacer memoria de alguno nuevo.

Finalmente me quedo dormida en lo cálido del sillón....

Abro los ojos al sentir una mano sobre mi hombro, cuando por fin despierto por completo me encuentro a Mizza sonriendo en mi dirección, tiene pequeñas manchas de pintura por toda la cara y una que otra en el cabello. Me ayuda a levantar antes de hablar

-Bien, e terminado- habla un poco fuerte 

-No es necesario que grites, estoy a tu lado- me quejo un poco

-Vayamos ya, pequeña gatira- Ríe ella por mi queja

Salimos de la biblioteca y seguimos nuestras pisadas coloridas que van desapareciendo mientras caminamos por los pasillos. La sonrisa de Mizza no desaparece y estoy a nada de creer que algo paso en mi habitacion, pero saco la idea pronto o me veré atormentada por esa situación. Nos detenemos ante la puerta abierta y ella espera que sea yo la primera en entrar, así que sin pensarlo mas entro. El muro donde se encuentra la puerta y parte del de la izquierda están cubiertas de mariposas que revolotean por todas partes, las miro maravillada, camino hasta donde se encuentra mi cama, levanto una pequeña tabla y saco un frasco, es una vieja poción que mi madre hizo hace mucho y me dio, combinada con pintura funciona para guardar recuerdos, pongo un poco en un pincel y comienzo a pasarlo por cada una de las mariposas que se van acercando lentamente hasta donde estoy.

-Ahora guardaran recuerdos- Le digo a Mizza

Ella ríe y veo a una mariposa resplandecer ligeramente, esa ya tiene el primer recuerdo. El momento en que las mariposas se vuelven tan especiales.  

La Chica del Cabello VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora