Me senté a la orilla del lago, miré el horizonte en el que ya comenzaba a ponerse el sol. Me casaría en un par de días y había huido del ruido de la casa y de los brazos de Will un momento. La duda se había sembrado sobre mi de una manera extraña, como si estuviera a punto de hacer algo mal.
Mi cabeza se encontraba revuelta y solo necesitaba despejarme y ya. Un sonido de alas que se acercaba me hizo distraerme de mis pensamientos y mirar al punto de donde venía el sonido, unas alas blancas y plateadas brillaban en medio del cielo rojizo y al acercarse la figura de Velth se hizo clara, llevaba un pantalón azul marino y una playera blanca que se ajustaba a su cuerpo. Su vuelo se hizo más lento a medida que se acercaba a tierra y en sus manos se empezaban a notar las bolsas marrones de tela, por fin aterrizo y sus alas se escondieron dejando su figura como la mía. Camino lentamente, mirando entre el paisaje y mi persona, rompiendo la armonía del lugar.
Una vez que estaba a mi lado, puso su mano en mi cabeza y jugueteo con mi cabello que se revolvió y se levanto del suelo mezclándose en el viento que de la nada había comenzado a soplar.
-¿Qué es lo que sucede pequeña colibrí?- pregunto con una sonrisa triste
-No estoy segura, era demasiado alboroto en casa, con la boda y Will y todos- respondo mirando de nuevo el agua del lago
-¿Estas dudando de tu compromiso?- no despegaba sus ojos de los míos
-Creo que si, es que no se si sea lo correcto, lo amo, con todo mi ser en todos los mundos e incluso cuando no podía recordar su nombre o su rostro... Pero ahora me encuentro confundida y no se si este haciendo bien- vuelvo a ver el agua cristalina
-Dudas de la boda pero no de lo que sientes por el, bueno, entremos a la cabaña, comamos helado y veamos porque te encuentras así de confundida- sonríe y me abraza por el hombro
Caminamos en silencio por la orilla del lugar hasta el frente de la cabaña y una vez ahí me volví a detener con Velth a mi costado, envolviéndome en un abrazo protector que no era fraternal y solo tenía un toque ligero de ser amistoso. Sentí una lagrima caer por mi mejilla, silenciosa y tibia y mi compañero también lo pudo notar, pero no la seco, la dejo correr por mi mejilla e internamente lo agradecí. Mi frustración iba en aumento, no quería fallarle a Will, a quien me había esperado cientos de años oculto y al mismo tiempo quizás seria un error, para ambos.
-Vamos dentro, ahí te puedes desmoronar en paz- volvió a jalarme y esta vez no se detuvo hasta que entramos
El lugar no tenía ni una capa de polvo, parecía que alguien había esta ahí a excepción de que el lugar estaba frío y oscuro. Nos adentramos y cerramos la puerta, fui directo a la chimenea y coloque unos leños y después un poco del fuego que Will dejaba en frascos para las visitas que a veces solíamos hacer, ese pensamiento me saco una sonrisa pues el era una persona mas precavida y menos impulsiva que yo.
Espere un segundo mientras las maderas se calentaban y después me deje caer en el sofá que estaba frente a la chimenea, podía oír los pasos de Velth, dando vueltas en la cocina, moviendo platos y cubiertos; mientras mi cabeza se encontraba ocupado pensando en la boda que se encontraba a la vuelta de la esquina.
-Velth... Tu que me conoces desde siempre y que me has visto hasta en los momentos en que yo me había olvidado. ¿Creés que deba hacerlo? ¿Qué mi amor sea el suficiente?- escuche que sus movimientos se detuvieron
-Bueno Dahe, tienes razón, pero hasta cuando olvidaste quien eras, no sabias quien era Will y cuando lo creíste muerto, siempre lo amaste y ahora lo haces más. Así que si, es momento, lo amas más de lo que te das cuenta- respondió mi amigo mientras me daba una copa llena de heladoMetí la cuchara y di un bocado, el sabor refresco mi boca y enfrió un poco mis nervios.
-¿Recuerdas esa noche? Después de la fiesta de las hadas, estabas débil, pasaron cosas y aún así de la nada su nombre salio, estaba ahí en tu mente, ese loco e inteligente pelirrojo- sus palabras me llevaron al recuerdo
-Yo no sabía ni quien era y en mi pecho sentí amor- susurro mientras llevo más helado a mi boca
-Exactamente, por eso se que estas lista-El silencio inundó el lugar, pero no deje de comer el helado, que poco a poco me aplacaba los nervios y desaparecía aquella tonta duda.
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La Chica del Cabello Violeta
Science FictionQuizás un diario, quizás no, los relatos no tienen orden alguno, son solo eso relatos, y aunque todos son de la misma persona, no tienen un orden y no intenten encontrarlos. A quien lo lea, en realidad no busques que sea algo en orden.