*Nina's P.O.V.*
Tres malditas semanas pasaron y nada más acerca de Mike se había sabido.
Ahora que quedaba una sola semana de gira por Europa, Ed y yo acordamos no hablar sobre el incidente de la carta. Al principio fue difícil para mí aceptarlo, dado que estaba enojada con Mike y con todo lo que ello significaba, pero luego comprendí que le estaba dando el gusto. Lo que Mike Duce quería era lastimarme y hacerme enojar, por lo tanto no le iba a dejar ganar este perverso juego que había armado. Ed me ayudó en cierta forma a entrar en razón, la ira puede cegar hasta al mejor de los intelectuales, o alguna de esas mierdas que se dicen.
Las dos semanas que le siguieron fueron realmente buenas, aunque no fuera de lo normal. Solamente lo vivimos distinto. Supongo que es porque asumimos que este tour estaba por terminarse y queríamos aprovechar lo poco que quedaba al máximo.
Fuera lo que fuere, ahora nos encontrábamos en Dublin, Irlanda.
- Dejame llevarte al pub donde vi y conocí a Damien Rice- sugirió Ed mientras nos subíamos al colectivo*.
- Está bien, me encantaría.
- ¿Has escuchado su música alguna vez?
- No, realmente. O al menos no lo recuerdo.
- Oh, tenemos que arreglar eso- dijo preocupado- Toma, ponte mis auriculares, te haré escuchar el primer disco que compré de él. Se llama "O", y me tiene enamorado desde que tengo catorce años.
Dicho eso, me los entregó y comencé a oír una música tranquila, no demasiado diferente a lo que hace Ed, en verdad. Al parecer Damien forma parte de una de sus mayores influencias. Mientras tanto, el vehículo avanzaba a ritmo normal. Íbamos parados frente a la puerta ya que no quedaban asientos vacíos.
En veinte minutos, llegamos a la parada correspondiente, descendimos del mismo y, después de una corta caminata, llegamos a dicho pub. Era una especie de pub con escenario y mesas para tomar unos tragos o comer. Nos sentamos frente al escenario y esperamos a que comenzara el "artista del día", el cual Ed tuvo el honor de ser ya un par de veces años atrás.
El lugar en sí era acogedor, la iluminación era tenue y la decoración sencilla, pues la magia sucedía siempre arriba del escenario.
- ¿Y cómo descubriste a Damien?- pregunté acercándome por encima de la mesa.
- En realidad vi su video en la televisión, su música me llamó la atención. Así que, compré su disco y lo próximo que sé es que me había obsesionado con él, su música era lo único que tocaba en la guitarra. Claro, hasta que comencé a componer por mi parte.
- Oh, qué lindo.
- Y aquí es donde lo vi en vivo en el concierto más íntimo que hizo. Éramos solamente doscientas personas, por lo que conocerlo fue fácil.
- ¿Lo conociste aquí? Qué hermosa historia, ¿cuándo fue?
- Cuando apenas tenía catorce. De ahí entonces supe que quería estar en un escenario como él.
- Lamento sonar cursi, pero esta es la mejor y más tierna historia que me has contado.
- A veces me gusta ser cursi.
- Lo sé, cuando quieres eres todo un romántico
- Puede ser- rió y tomó mis manos sobre la mesa- Pero a ti te gusta.
- Por eso no me quejo- respondí sonriente, él besó mi mano, yo suspiré angustiada y hablé con un nudo en la garganta - Falta poco, Ed.
- Ya sé - y su sonrisa se desdibujó- Pero no tienes por qué preocuparte, no se notará mi ausencia. Serán solo seis meses.