—Yo...— respondió avergonzado— no lo sabía, perdón, debí haberte preguntado.
— Oye— dijo ella cabizbaja y arrepentida de lo que había dicho. Le había mentido por los nervios que le provocaba estar tan cerca de Ed... la cercanía la mataba, pero ahora se arepentía de haber mandado todo al traste. Suspiró, y continuó— no, no tengo novio, te mentí— finalmente admitió.
Ed quedó pasmado y boquiabierto. Incrédulo y enfadado, preguntó:
— Entonces, ¿por qué me mentiste? ¿Qué necesidad tenías de mentirme?
— No creo que quieras saberlo.
— ¿En serio? ¡Por algo te lo pregunto!— gritó, haciendo que ella retrocediera, mirándolo con recelo y temor— perdón— espetó llevándose las manos a la cabeza y rascándosela por el nerviosismo— perdóname, no quise gritarte.
— ¿En serio quieres saberlo?— repitió.
— Sí, Nina, por favor, dime por qué me mentiste.
— La cercanía... tenerte tan cerca... me desestabilizó.
Él ni siquiera intentó ocultar su hermosa y brillante sonrisa, así que aprovechó lo que le había dicho Nina y, sin que se diera cuenta, se acercó más a ella, a fin de provocarle lo mismo que hace unos minutos.
— ¿Sabes? A mí también— le susurró al oído — eres hermosa, Nina, tú me desestabilizas a mí.
— En serio... deja de mentirme, por favor, te estoy diciendo la verdad— respondió luego de estremecerse.
— ¡Yo también! Apenas te vi... ¡Nina, me vuelves loco!
Ahora una sonrisa enorme ocupaba la cara de Nina. Ella no tenía idea de qué sentía Ed por ella; además de admirarlo, se sentía... atraída por él, como si en el momento en que se vieron hubiese sucedido algo tan hermoso e inexplicable que hizo que ambos se gustaran instantáneamente, como amor a primera vista, si tal cosa existiese, claro.
Entonces, ninguno lo dudó y se besaron. Apasionadamente, Ed tomó su cara entre sus manos y comenzó a besarla, al principio, Nina se sorprendió, pero no opuso resistencia y le correspondió el beso. Luego de 5 minutos, ella se decidió y comenzó a acariciar el suave y pelirrojo cabello de Ed. Sin embargo, la felicidad no fue tan duradera ya que escucharon que Scot, sorprendido, decía:
— Vaya, vaya, vaya...— empezó a aplaudir, tomándolos por sorpresa— Ed, supuse que te controlarías, pero me equivoqué.
Él cerró sus ojos y apretó sus dientes. "Mierda" susurró.
— ¿Qué pasa Scot? ¿Tienes algún problema?— le respondió, enojado.
— Sí.
— ¿Cuál?— lo desafió.
— Que me desobedezcas.
— ¿Desobedecerte? ¿Yo? ¿Quién rayos te crees, Scot?
— Tu manager, el que logró que estés donde estés, Ed, no eres nada sin mí.
Ed y Nina se miraron perplejos, no podían creer lo que estaban oyendo.
— ¿Perdón? ¿Qué dijiste? No te he escuchado.
— Que no serías lo que eres sin mi ayuda, yo te "hice"— le contestó arrogante, provocando la furia del pelirrojo.
— No quiero escucharte, Scot, estás despedido.
— ¡ED!— lo reprochó Nina— ¡No puedes despedir a tu manager!
— Sí, puedo, porque ya he conseguido uno nuevo.
— ¿Qué?— le preguntaron ambos, confundidos.
— Que conseguí un manager nuevo, no soy tan estúpido como para despedir a mi antiguo manager y no tener un reemplazo.
— ¿Ah, sí?— dijo Scot, rendido y aceptando su derrota— Supongo que entonces me voy, suerte con tu nuevo manager, de seguro no hallarás a alguien mejor que yo.
— Eso lo veremos— le contestó desafiante... Ed no sabía a ciencia cierta. Es más, nadie lo sabía...
Cuando Scot se retiró del establecimiento y se fue, Nina, preocupada le preguntó:
—Ed, ¿estás totalmente seguro de esto? Todavía hay tiempo par...
—No, Nina, no me arrepiento de lo que hice— la interrumpió, acariciando su mejilla— no me arrepiento de nada, de absolutamente nada.
Ella ruborizada, sólo bajó la mirada y le dijo:
—Creo que deberíamos volver al hotel, la prueba de sonido fue exitosa, ¿no?
—Sí, la prueba salió bien, pero ¿qué te parece si en vez de volver al hotel salimos a pasear o por un helado?
—Supongo que un helado no nos matará, pero, ¿de veras ya tienes otro manager? O ¿sólo lo inventaste?— preguntó preocupada
— Hmm... ¿si te dijera que no tengo manager, me odiarías?
— Ed, yo jamás podría odiarte.
Él sonrió y la rodeó con su brazo mientras salían del predio y se dirigían a la heladería más cercana, riendo y sonando como dos estúpidos enamorados.
* * *
— ¿Qué opinas, Ed? ¿Este vestido se me ve bien?— le preguntó mientras se probaba ropa para el concierto para el cual faltaba sólo una hora.
— A ti todo se te ve bien— le respondió desde el otro lado de la sala. Ella, sonrojada, le revoleó un almohadón
—Así no ayudas, pelirrojo.
— Pero yo sólo digo la verdad, Nessie,
— Bobo.
— Rubia teñida.
— Idiota.
— Preciosa ,
— Estúpido jodidamente hermoso.
Ambos estallaron de la risa y siguieron eligiendo ropa para Nina, quien después de 10 minutos optó por un simple vestido negro, un sombrero negro y zapatillas converse.
—¿Terminaste?— le preguntó a ella una vez que vio que ella guardaba su maquillaje.
—Sí, ¿tu también estás temblando de los nervios?
— No... no tanto— rió— es normal. Nina, escúchame, todo va a salir bien, ¿sí? Vas a deslumbrarlos a todos como me deslumbraste a mí en el vestidor ese día.
— Es que todos van a estar pendientes de mis errores, mi nerviosismo— dijo al borde de un ataque nervioso— ¿Y qué si me equivoco y todos se rien? ¿y si me caigo del escenario? Soy muy torpe... y soy capaz de caerme y...
— Nina— la interrumpió mirándola con ternura— todo va a estar bien, en serio, piensa que no hay nadie allí y que estás tocando para tu mamá, tus gatos, tus tortugas, tu abuela... olvídate de ellos, eso servirá.
Luego de un fuerte abrazo, se decidieron a salir del hotel y en 10 minutos llegaron al predio. Estaba repleto de fans gritando, y a la vez, estaba oscureciendo.
Como ella iba a ser su telonera, tenía que abrir el concierto.
—¿Lista?— le preguntó Ed.
— Más que nunca— respondió sonriente— podría acostumbrarme a esto.
Tomó su guitarra, se acomodó el cabello y salió al escenario, frente a las decenas de fans desesperados que gritaban por Ed. Juntó coraje y dijo firmemente:
— Hola a todos, soy Nina Nesbitt ye gustaría tocar algunas canciones para ustedes, ¿qué les parece?