Un sueño para recordar

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Las personas hablan de lo difícil que resulta recordar todo lo que sueñan mientras duermen. En mi caso, lo puedo recordar todo. Eso me asusta, me intriga y me agota, sobre todo por lo reales que parecen ser... Esa noche también soñé con él. Comencé a preguntarme si... me estaba obsesionando con Sebastian Halls

Diario A.C

Mamá, me informó que mi amiga, no había sufrido más que una pequeña fractura y que había recuperado la conciencia sin secuelas aparentes, pero que de igual forma pasaría en observación las veinticuatro horas requeridas y que la darían de alta luego de asegurarse que no fuera a sentir dolores de cabeza o mareos.

Subí a mi habitación luego de la cena, tratando de olvidar mi día con Sebastian Halls, me reproché una y mil veces más el que haya parecido sucumbir a su atractivo. Me odié de nuevo, pero el calor que se desprendía de él cuando estábamos cerca, acababa abrumando mi cerebro.

Mi celular comenzó a sonar con el tono de Coldplay A sky full of stars. Tuve que rebuscar en mi bolso, que parecía una especie de agujero negro, todo solía perderse.

——¡Aló! ——respondí apresurada y cansada como si hubiera corrido una maratón.

——Alessandra ——Leivic, dijo y pude captar su preocupación——, te hablo para saber que ha dicho tu mamá, de Kel...

——¡Ah, sí! Iba a llamarte para decirte... ella está bien, se ha roto la tibia, la sometieron a una cirugía, pero despertó sin aparentes secuelas, eso es lo que me ha dicho, mi madre. ——Le informé.

——¿Y tu por qué no volviste al liceo? ——quiso saber, con sobrada curiosidad.

——Preferí, regresarme a la casa... creo que ir al hospital, atacó mis nervios y me sentí pésimo ——mentí. Blanquée los ojos.

¿Por qué demonios estaba mintiendo?

——Sebastian, tampoco regresó sino hasta la tercera hora de clases. Pensé que estabas con él ——supe lo que dedujo. Que yo había estado con Sebastian.

——¡¿Ah, sí?! No lo sabía ——y así sumé otra mentira——, él me trajo, no sé que haría luego. En fin... ——resoplé y me acerqué a la mesa de mi peinadora para urgar en las gavetas y parecer inocente, como si ella pudiera verme——. ¿Por qué es que estamos hablando de Sebastian?

——Por nada. ——Dudó, lo supe en su tono de voz——. Fue mera curiosidad.

——¡Ah! ——Asentí sin creerme ni media nada——. ¿Sabes ese cuento del gato, no? Que lo mató la curiosidad ——le aclaré, luego de darme cuenta que no había entendido mi sarcasmo.

——Ah, pero no hay problema, no soy ningún gato ——ella argumentó.

——¿Dieron algo importante? ——cambié de tema.

——Alessandra, todas las clases son importantes... ——dijo sonriendo——. El profesor de historia, envió unos trabajos y asignó grupos, pero dijo que con respecto a ti y a Sebastian como ambos, se ausentaron de su clase, debían pasar por su oficina en coordinación, para entregarles sus puntos.

——Supongo que lo haré mañana ——respondí con desgano.

——Bueno... pero, ——hizo una pausa, ¿como la que sucede cuando te vana dar una mala noticia? Pues así.

——¿Pero... qué? ——exigí una explicación.

——Tendrás que acordar con Sebastian, porque ambos deben ir, pero juntos ——dijo tan rápido que aunque le entendí cada palabra deseé porque mis oídos me hubiesen jugado una broma.

Hijos del Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora