Nadie te observa... Sólo está en tu mente...
Pasos, pasos a través del bosque. Las hojas y ramas secas que había esparcido un poco de brisa veraniega, crujían casi sordas bajo cada pisada. No se podía distinguir si se trataba de un animal nocturno o de personas, eran demasiado ligeros. Hasta que el silencio fue roto por respiraciones y una risa sombría, cargada de cinismo, una sombra picuda se extendió al ras del tronco enorme del árbol.
Otros pasos esta vez parecían precavidos pero firmes y una respiración pausada, no tan agitada como la anterior. Desde donde estaban se podía ver las caballerizas y una luz amarillenta iluminaba su exterior, pero no era posible que hubiera alguien allí.
De haber alguien él se encargaría, en lo que la víctima hiciese siquiera un esbozo con la boca. Además lo disfrutaría, la huida le estaba extenuando y debía reabastecerse. El otro hombre también se percató del lugar, solo se hallaba unos diez metros detrás del primero y pareció adivinarle el pensamiento.
Corrió en dirección hacia las caballerizas,se movía a una velocidad extrema, inclusive demasiado rápido para ser captado por el viento, saltó sobre el portón metálico y continuó sin bajar el ritmo en la velocidad. Los trozos de madera fueron lanzados por el aire para derribarlo o quizá obstruirle el camino, no logró ninguno de los dos objetivos
––Buen truco amigo ––una sonrisa ominosa trazó las finas facciones.
––No siempre podrás huir de mí ––la voz seria y furiosa del otro hombre habló a su mente.
Humanamente eso era imposible, no existía manera de que las mentes se comunicaran de ese modo, pero ellos no parecieron espantados, diría que estaban demasiado familiarizados.
––Intenta detenerme ––bramó el Primero.
Un cuchillo filoso y puntiagudo se cruzó en la vista del primero, éste le rozó solo por milímetros el rostro. Aquello detuvo en seco sus pasos, ambos ralentizaron y estuvieron cara a cara, mirándose y escrutándose con furia asesina en la mirada, debían terminar, no había lugar a tregua entre ellos.
––La próxima irá directo a tu corazón ––amenazó el segundo.
––Creí que disfrutabas de las decapitaciones ––el primero sonrío con sarcasmo.
La luna se había escondido tras una densa nube gris, y las estrellas se habían desaparecido del manto oscuro del cielo, los animales nocturnos se dejaban escuchar, algo más presagiaba esa noche...
––Algo que marcó sus vidas y la mía.
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Hijos del Sol y la Luna
FantasyAlessandra Cid y Sebastian Halls, se verán envueltos en un amor que será sometido a la prueba más fuerte... El interés de él por ella, despertará suspicacias y tendrá como rival de sus sentimientos a la propia Alessandra... Esta historia de amor co...