Una primera vez juntos

83 8 7
                                    

Diario

       La música, siempre fue parte de mi vida y estaba en cierta manera conectada a mi alma de una forma que dudaba alguien pudiera estarlo alguna vez. Hasta "hoy"...  Ya había asumido y aceptado con cierto recelo lo que sentía por él, pero el como se conectó mi alma a la suya a través de la música, no pensé que pudiera ser posible.

Dejó de ser un simple chico, para ser un enigma y mucho más.

   A.C

                                                                                        Una primera vez juntos

Me condujo hasta una de las habitaciones en la sala, donde la luz del sol la iluminaba por completo y reinaba con un calor que picaba en la piel y los ojos, solo era un receso antes de reanudar la lluvia, había espantado las nubes grises que osaron con cubrirlo para abrirse sobre la tierra, solo sería temporalmente. La luz era tan prístina que la hacía lucir más amplia de lo que normalmente sería, las cortinas eran claras en un azul celeste y blanco, los muebles eran en tonos cálidos y en rayas verticales, lo eran y mucho más al estilo Luis XV, adoré el lugar, a la izquierda se encontraba una pequeña sala con más muebles y mesas con floreros y jarrones que calculé tendrían un valor inconmensurable. Estaba fascinada por el olor a flores que perfumaban con gracia el lugar.

——¡Wow! ——exclamé porque parecía haber entrado en otro lugar, en otro siglo.

Todo era tan cálido e inspirador que me llevó más tiempo del previsto recuperarme de la estupefacción.

——Toda tu casa parece un sueño ——le dije sin mirarlo, se podía apreciar los jardines en casi su totalidad.

Recorrí un poco más la habitación hasta que lo vi a la izquierda sentado en un banquillo frente al piano de cola blanco, que quedaba en una esquina de la habitación frente a un enorme ventanal que conectaba con el exterior de la casa y a un lado un enorme espejo que reflejaba el gran salón.

——¿Te gusta? ——inquirió él escrutando mi rostro.

——¿Qué si me gusta? Me encanta ——respondí con una sonrisa.

——Es mi lugar favorito, en toda la casa ——me aclaró.

——También sería el mío de ser mi casa ——seguía sonriendo——, el piano... está hermosísimo, tengo uno en mi casa. Mucho más pequeño, claro.

——Lo sé ——respondió.

——¿Lo sabes? ——inquirí subrepticia.

——Eres músico. De seguro tienes uno. Y ha de ser tu instrumento preferido ——concluyó.

——En un tiempo, lo fue... bueno, supongo que lo sigue siendo ——respondí con fingida indiferencia. No sabía porque lo había dejado de tocar y cambiado por el Chelo, pensándolo bien hay cosas que no recordaba porqué terminaron sucediendo.

Él se quedó mirándome un segundo que pareció eterno en su mirada y un calor de pertenencia recorrió por todo mi cuerpo, me congelé en el lugar, como si él me obligara a quedarme allí sin nada más que respirar.

Hice a moverme y el me detuvo diciendo: ——¿Puedes quedarte allí?

Lo miré sin entender y con una risa sarcástica. ¿Estaba loco? ¿No me quería tan cerca de él? Pensar en lo último me quitó a destajo la sonrisa.

——No lo digo por mal, no quiero que me malentiendas. Es sólo que la luz que entra a la habitación te hace ver mucho más... hermosa. Inalcanzable en cierta manera ——sonrió con algo de melancolía. Eso en él me desconcertaba al punto de intrigarme y desear acercarme sin importar las consecuencias.

Hijos del Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora