Un lugar especial

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Muchas veces, nos cuesta ver lo que está ante nuestros ojos, otras veces nos negamos a aceptarlo. Estaba visto que mis sueños no acabarían. Lo que ignoraba, era que tanto estaban vinculadoos a Sebastian y su familia.

Mi diario

A.C

Un lugar especial

Continuamos por el camino adoquinado y bordeados por las diversas plantas florales que desde un principio me deleitaron. Tomados de la mano casi en la clandestinidad, por estar tan alejados de personas que pudieran observarnos. Disfruté cada minuto que pasamos juntos, así fuera por un inédito silencio que causaba ruido en mi corazón

Llegamos a lo que parecía el final de la propiedad, a medida que nos habíamos acercado el recorres de lo que parecía un río se escuchaba con más fuerza. Así que soltándome de su mano caminé adelante hasta llegar a contemplar una hermosa pradera cubierta de flores silvestres, más adelante colindaba con la pequeña vertiente de un hermoso arroyo cuyas orillas de ambos lados, estaban cubiertas por una extensa vegetación y árboles más grnades.

—¡Es hermoso! —comenté con una sonrisa.

—Sabía que te iba a gustar —concluyó.

—¡Uh! Es muy bello, la verdad todo aquí es hermoso. Me quedaría a vivir en tu casa —respondo sonriendo, cuando me doy cuenta de lo que he dicho.

—Es solo por lo maravilloso que es el lugar, yo no... —si podría arruinarlo más, pues lo hice en ese tono redundante.

—Te entendí al principio, descuida. —Sebastian sonrió acercándose amí, abrazándome por la cintura quedando frente a frente, claro que debía subir la cara para poder verlo, porque él era más alto.

—¡Que bochorno he pasado! —niego desviando la mirada de su rostro.

—Sabía que debía mostrártelo, desde la primera vez que te traje supe que te gustaba el aire libre.

—¡Qué atento eres!

Tomó mi quijada con su mano libre y elevó mi rostro, fundiendo así nuestras miradas. Lo vi aproximarse con lentitud, esperando mi consentimiento y sonreí al sentir sus tibios labios sobre los míos. Primero fue lento y no abrasivo, luego se acentuó y nuestras lenguas se encontraron. Como cada vez que me besaba, perdí el sentido del tiempo y no percibí cuando mi mano se aferró a su nuca al igual que él hizo con mi cabeza. Todo solía detenerse cuando nos besábamos y era lo más delicioso que había en este mundo.

—De esto, jamás me arrepentiré. De este momento, ni de lo que surgió entre nosotros. —me aseguró viéndome a los ojos.

Respiré profundo y pegué mi rostro a su pecho. Su respiración era tranquila, a diferencia de mi corazón que parecía haber corrido en un hipódromo.

—¿Crees que funcione? —quise saber aún con mi cabeza en su pecho.

—No tendría porque no —acotó.

—No sé porqué, pero siento miedo.

—¿De qué? —Su voz denotó preocupación, entonces separándome un poco de su cuerpo me exigió con la mirada, una respuesta.

—De como pueden pasar tan rápido los sentimientos de un adolescente, no sé. De que cambies de parecer, de que yo llegue a sentir algo muy profundo por ti y sabemos que nada es para siempre, que en algún momento nuestras vidas tomarán rumbos distintos. —argumenté. Siempre había pensado en el futuro, no podía contemplar mi vida solo sustentada en el presente. Solía ver todas sus aristas.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2019 ⏰

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