Y era imposible no sentirse feliz. No sabía cuanto tiempo tendría para serlo, en ese momento, no me importó. Lo quise vivir sin saber cómo
Lo quise sentir, sin haberlo hecho antes.
No eché de menos mis concepciones, esas que me alejaban de él.
Mi diario
A.C
Impredecibles
Me desperté mas tarde que de costumbre. Contrario a lo que Sebastian me pidió que hiciera, no pude dormirme tan pronto cuando él se fue. Ese sueño permanecía con su huella latente en mi memoria. No estaba segura de que fuera una pesadilla y por más que quise ignorar los segmentos de mi vida en el que estos venían a mi, como si quisieran avisarme de algo, al igual que con aquellos presagios que me negaba a reconocer, debía admitir que esa noche en particular parecían estar fluyendo a mi alrededor de modo imparable, sucesos que me llevaban a creer que no debía ignorarlos.
—¿Alessandra? —Alberto no pudo disimular su sorpresa al encontrarme en casa esa mañana—. Creí que pasarías la noche en casa de Leivic y llegarías después de mediodía a la casa.
—Pues... preferí regresar anoche. Al final no me apeteció dormir fuera de la casa —mentí.
Caminé hasta la cocina para tomar un poco de jugo y pude sentir su mirada en mi, rogué porque se creyera esa excusa.
—Entonces la fiesta no estuvo muy animada, ¿cierto? —los padres, su intuición y persistencia.
—Todo lo contrario, pero de repente no estaba de ánimos al final —continué con la mentira—, además recordé eso de Cenicienta volviendo en una calabaza —arrugué mis labios en señal de reproche.
—Bueno, ¿qué quieres hacer hoy Cenicienta? —inquirió con un toque de diversión.
—Quedarme en casa, pero tengo que reunirme con un compañero de clases después del almuerzo para hacer un trabajo de historia —traté de que no se notara la emoción repentina que teñía de rojos mis mejillas.
—¿Compañero? ¿Trabajo? ¿Fuera de casa? —se mostró algo reticente.
Suspiré con algo de dramatismo y lo miré negando con la cabeza.
—¿Te quedarás más tranquilo si lo conoces? —sugerí y él sonrió con amplitud.
—No creas que he entrado en fase de padre protector, pero es mi deber saber con quién anda mi hija —me dijo haciendo ver su punto.
—No ando, solo es un compañero —mascullé. Por muy extraño que resultase, no quería que supiera de Sebastian siendo mi «novio»
«Por Dios, tenía un novio» Tal vez, si lo repetía con mayor frecuencia lo aceptaría más rápido.
Aunque hasta ese momento no determinábamos que éramos con exactitud.
Copé el resto de la mañana en hacer la limpieza de mi cuarto y lavar mi uniforme, cuando en realidad lo único que podía pensar, era que estaría ese día a solas con Sebastian, no era que no lo hubiéramos estado antes, solo que esta vez lo haríamos desde otro punto en la relación.
La ansiedad se tejía en mi estómago por la expectativa.
A mediodía mamá llamó a la casa para saber como estábamos, como si fuéramos peces que no sobrevivirían sin su dueño. Alberto se encargó de ponerla al tanto sobre mi cita educativa. A lo cual mi madre accedió comprensiva. Preparé los libros y el material que había investigado a modo de que no se nos fuera la tarde buscando información.
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Hijos del Sol y la Luna
FantasyAlessandra Cid y Sebastian Halls, se verán envueltos en un amor que será sometido a la prueba más fuerte... El interés de él por ella, despertará suspicacias y tendrá como rival de sus sentimientos a la propia Alessandra... Esta historia de amor co...