Killian no podía creer lo que acaba de pasar. Su intención había sido deshacerse de Emma, pero cuando conoció su realidad decidió darle esperanza. ¿Había hecho bien en hacer eso? Quizás era mejor no haberle dado a pensar que había una posibilidad de que se quede con su tripulación. Porque dar una falsa esperanza, era incluso peor que no tener ninguna. Pero él no pudo evitarlo, no cuando ella estaba tan vulnerable exponiendo su triste pasado de soledad y abandono. Ella tenía una luz especial, algo que él no podía terminar de entender. En un momento podía ser fuego, valiente y segura de sus ideas y decisiones. Hasta tal punto que a veces la volvía ingenua, porque la hacía meterse en peligros que la mayoría nunca se animaría a enfrentar. Y otras veces era agua, frágil y escurridiza, como escapándose y evitando volver a todo lo que le había generado dolor. Estaba claro que ella tenía varios muros construidos alrededor de ella, y eso era algo que Killian si podía entender, porque él mismo estaba lleno de muros. El dolor hacía que uno creara muros que lo separen del resto.
Killian sintió la fuerte necesidad de saber más de ella, y sabía por donde empezar.
- Jukes necesito hablar con vos. – Dijo Killian entrando a la cocina.
- Soy todo oídos Capitán. – Acepto Jukes dejando de lavar los platos para prestarle absoluta atención.
- ¿Qué sabes sobre Emma? – Preguntó Killian directamente, sin dar vueltas.
- Lo mismo que todos. – Respondió Jukes y se tomó unos segundos para darse cuenta cuál era la intención de la pregunta. – Vivió toda su vida sola en esa isla, ella cree que sus padres la abandonaron allí. Es una mujer fuerte, valiente y leal a lo que piensa. – Dijo dando todos los detalles que creía importantes.
- ¿Cómo se comportó con vos, acá en la cocina? – Preguntó Killian.
- Bien, de hecho fue muy útil su ayuda. Sabe como hacer las cosas y acepta mis indicaciones. Fue muy agradable, es una persona con la que se puede entablar una buena conversación. – Contestó Jukes con sinceridad.
- Y eso que es la primera vez que está entre humanos. – Comentó Killian. - ¿Cómo crees que se la arreglaría en tierra, en alguno de los Reinos? – Preguntó curioso.
- Ella sobreviviría, probablemente a cualquier cosa, hace tiempo que no conozco a alguien con tantas fuerzas. – Respondió Jukes pensativo. – Igual me cuesta creer que pueda ser feliz, ella no encajaría, es una de esas personas que no están hechas para eso. – Dijo negando con la cabeza y haciendo una expresión de tristeza.
- Entiendo lo que queres decir. – Aceptó Killian. – Te tengo que pedir un favor, si Emma te cuenta algo que creas que sea relevante contármelo, necesito que me lo cuentes. – Pidió con seriedad.
- Por supuesto Capitán. – Acordó Jukes.
- Gracias amigo. – Agradeció Killian.
Al igual que todas las noches a Killian le estaba resultando difícil dormir y los ronquidos de su tripulación no ayudaban en lo más mínimo. Dándose por vencido salió al pasillo, y al pasar por la puerta de su camarote escuchó a Emma gritar. ¿Otra noche de pesadillas? ¿Tan terrible fue si vida en la isla que le hacía tener semejantes pesadillas? Killian se quedó en la puerta hasta que ella dejo de gritar, y luego salió a cubierta. Tenía que dejar de preguntarse por ella y sentirse curioso por su vida. Emma no era nadie, Emma no podía ser nadie, Emma nunca iba a ser nadie.
A la mañana temprano decidió ir a su camarote para trabajar en su misión, no le importaba tener que despertar a Emma, él no tenía pensado darle ningún tipo de tratamiento especial. Cuando entró al camarote vio algo que lo hizo explotar de furia. Emma estaba en su cama (si, dormida) con los diarios de su hermano Liam alrededor de ella. ¿Cómo es que se atrevió a leerlos? La agarró de los brazos y la despertó bruscamente.
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The Lost Princess
FanficEmma vivió toda su vida en una isla hasta que fue rescatada por un barco. Lo que no se esperaba es que su salvación sea un barco pirata, o mejor dicho un misterioso y apuesto capitán. ¿Qué les deparará el destino? ¿Será el amor lo único que pueda sa...