Los siguientes días fueron muy difíciles para Emma, de día era sometida a la tortura mágica de Regina y de noche tenía que lidiar con la fiebre más su maldición. Emma había perdido la cuenta de los días, pero mantenía la esperanza de que Killian iba a encontrarla, ya que después de todo lo de la brújula parecía haber funcionado.
- ¿Cómo te sentís? Al parecer la fiebre ha bajado bastante. – Dijo Mary Margaret ayudándola a sentarse.
- Mejor. – Respondió Emma.
- ¿Puedo hacerte una pregunta? – Pidió Mary Margaret.
- Claro. – Asistió Emma.
- No es necesario que la respondas si te molesta. – Dijo Mary Margaret nerviosa.
- Tranquila, suelta. – La animó Emma.
- ¿De qué tratan esas pesadillas tan terribles que tenes? – Preguntó Mary Margaret después de dar un largo suspiro.
- Muertes, veo personas morir. – Respondió Emma algo avergonzada al imaginar a la mujer viéndola tener visiones. – Todo por culpa de Regina, ella me hizo ésto. – Dijo frustrada.
- ¿A qué te referís con eso? - Preguntó Mary Margaret confundida.
- Si no te molesta, preferiría no hablar de eso. – Contestó Emma, no se sentía con ganas de andar discutiendo sus visiones o su maldición en ese momento a pesar de que la mujer le daba confianza para hacerlo.
- Por supuesto, lo lamento. – Aceptó Mary Margaret.
- No lo lamentas, es solo que no estoy de ánimos. – Aclaró Emma. - Tal vez podamos intentarlo otro día. – Sugirió.
- Tal vez. – Coincidió Mary Margaret.
- Y por cierto, gracias por cuidarme. – Agradeció Emma con una sonrisa tímida.
- Todos nos merecemos ser cuidados Emma. – Comentó Mary Margaret como excusa ante su amabilidad.
- Tal vez tengas razón, pero yo no estoy acostumbrada a eso. Yo nunca tuve eso, salvo con Killian. – Explicó Emma.
- Que no estés acostumbrada ni lo hayas tenido, no significa que no lo merezcas. – Intentó hacerla razonar Mary Margaret.
- Como sea, gracias. – Dijo Emma intentando quitarle importancia al asunto. – Estoy segura de que debes ser una gran madre. – La halago.
- Yo no tengo hijos. – Dijo Mary Margaret con la expresión llena de tristeza.
- Perdón, yo pensé que... - Se disculpó Emma y se detuvo a pensar por un instante como expresar lo que quería decir. – Es que sos tan amable y maternal, que simplemente lo supuse. – Intentó justificarse.
- Yo tuve una hija hace mucho tiempo, ella tendría que tener tu edad aproximadamente, pero la perdí. – Confesó Mary Margaret con la mirada perdida, como si estaría perdida en el recuerdo.
- Lo lamento. – Se disculpó Emma, nadie se merecía perder a un hijo, sobretodo una persona tan buena como esa mujer.
Ambas se sumergieron en un largo silencio, que solo fue interrumpido cuando los guardias vinieron por Emma. Por suerte, esa vez la tortura no duro mucho, ya que Regina tuvo que irse a encargarse de otros asuntos. Cuando Emma volvió a la celda se sintió aliviada de que la incomodidad que habían sentido antes se había superado.
- Te liberaron temprano. – Comentó Mary Margaret alcanzándole un pañuelo humedecido con agua.
- Si, Regina tenía que estar en otro sitio. – Asistió Emma agarrando el pañuelo y poniéndolo sobre su frente.
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The Lost Princess
FanfictionEmma vivió toda su vida en una isla hasta que fue rescatada por un barco. Lo que no se esperaba es que su salvación sea un barco pirata, o mejor dicho un misterioso y apuesto capitán. ¿Qué les deparará el destino? ¿Será el amor lo único que pueda sa...