Capítulo 21

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Emma y Killian se despidieron de la tripulación, ellos se quedaban en el pueblo de Longvod mientras la pareja fue a atravesar el bosque de Sherwood en busca del castillo donde se encontraba refugiado el Señor Oscuro. Emma eligió ir preparada para pelear con una espada en su cintura, un arco en su mano y una bolsa con flechas colgadas en su espalda. Killian en cambio solo iba con una espada. Por supuesto ambos llevaban dagas en sus botas, eso era una costumbre muy pirata que ya tenían incorporada.

- ¿Cuál es el plan? – Preguntó ella cuando llegaron a la entrada del bosque.

- Seguir el camino central del bosque, se supone que nos va a llevar directo al castillo. – Respondió Killian mostrándole el mapa que tenía.

- Bien. – Dijo ella.

- Según mis cálculos si vamos a un ritmo rápido, parando solo a la noche para descansar, mañana llegaríamos. – Informó él.

- Que empiece la aventura. – Dijo ella cruzando la barrera de troncos que separaba el bosque del pueblo.

La caminata fue tranquila. El bosque era silencioso y parecía estar deshabitado. Emma tenía una extraña sensación al caminar ese camino. Por un lado, a la izquierda del camino se podía ver un bosque tenebroso, seco y oscuro. En cambio por el lado de la derecha, se podía ver un bosque luminoso y lleno de vida. El contraste le hizo acordar a la isla de "las almas perdidas" y eso le generó inseguridad.

En un momento de la tarde Emma se empezó a sentir cansada de la caminata y dejó que Killian se le adelante un poco. Ella sentía sed así que se detuvo un instante a tomar agua. De repente escuchó un grito que le hizo paralizar el corazón. Era la voz de un niño pidiendo ayuda, y el instinto de Emma fue correr hacia él. Corrió adentrándose en el bosque, hacia el lado derecho del camino, hasta que llegó al lugar de donde provenía el grito. Su instinto había estado en lo correcto, la voz era de un niño. El niño debería tener aproximadamente unos cinco años y gritaba desesperado porque las tierras movedizas estaban hundiéndolo para enterrarlo.

- ¡Ayuda! – Gritó el niño asustado.

- ¡Ten, agárrate de ésto! – Indicó ella usando una larga rama para alcanzarlo.

- ¡Ayuda! ¡Por favor no me dejes! – Volvió a gritar el niño cuando la rama se rompió por la presión de ambos.

Emma miró la situación horrorizada. No sabía que hacer para salvar al niño y eso la estaba empezando a desesperar. Mirando para todos lados en busca de algo que pueda ayudarla vio que sus manos brillaban. ¡Eso era! ¡Con su magia tal vez podía ayudar! Emma puso un pie en la tierra movediza teniendo la sensación de que a ella no le afectaría, y así fue. La tierra movediza que quedo bajo su pie dejo de tener efecto. Al darse cuenta de eso, caminó a paso decidido hacia el niño y lo agarró en sus brazos.

- Tranquilo, estás bien. – Dijo ella intentando de calmar los sollozos del niño.

- Me salvaste. – Dijo el niño saliendo del abrazo.

- Si, peque, estás a salvo. – Dijo ella con una pequeña sonrisa.

- Gracias. – Agradeció. – Sos un ángel. – Dijo mirándola intensamente.

Emma estaba por corregir al niño y decirle que ella no era un ángel, pero la interrumpió la voz desesperada de Killian llamando su nombre. Ella se dio vuelta para el lugar de donde provenía la voz y al instante apareció Killian corriendo hacia ella. Él la tomó en sus brazos y la abrazó con fuerzas. Emma dejo que él la abrace de esa manera porque se dio cuenta que él se debía haber preocupado mucho cuando se percató de que ella había desaparecido.

- ¿Estás bien? – Preguntó él saliendo del abrazo y observándola de pies a cabeza para comprobar que este en perfecto estado.

- Si. – Asistió ella. – Perdón que me fui de esa manera, es que escuché un grito. – Explicó ella.

The Lost PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora