Capítulo 31

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Emma nunca se había sentido celosa en su vida, hasta ese momento. Ella no era una persona posesiva, pero ver a una mujer intentar seducir a Killian le hizo sentir una furia que nunca había sentido. Podía sentir su magia queriendo escapar de su cuerpo, pero se contuvo e hizo lo que considero mejor, se sentó en las piernas de Killian y lo besó con pasión. Cora, la mujer, se fue derrotada al darse cuenta que ellos estaban casados. Emma y Killian continuaron jugando a los dados con sus amigos y en cada ocasión que podían se robaban un beso o una caricia. Killian dejaba que ella le demuestre su afecto libremente sin importar el lugar o la compañía, lo cual ella agradecía. Emma jamás había pensado que iba a ser ese tipo de persona que tenía un amor real. Por eso sentía la necesidad de estar cerca de Killian, de besarlo, abrazarlo, acariciarlo, agarrar su mano, o cualquier contacto físico que le haga recordar que eso era real.

- ¿A dónde vas? – Preguntó él curioso al verla levantarse de su silla.

- A buscar más ron. – Respondió ella. - ¿Queres que te traiga uno? – Ofreció.

- Por favor. – Contestó él asistiendo con la cabeza.

- ¿Alguien más quiere algo? – Preguntó ella volviéndose a los demás piratas que estaban acomodados alrededor de la mesa.

- Un ron para mi también. – Pidió Will.

- Y una cerveza para mí si puede ser. – Dijo Victor.

- De acuerdo. – Asistió ella.

- No te tardes mucho. – Pidió Killian dedicándole una mirada intensa.

- Solo voy por los tragos y vuelvo. – Aseguró ella.

- Espero que no te lleves mi buena suerte contigo. – Bromeó Killian agarrando los dados ya que era su turno.

- Eso veremos. – Dijo ella y le dio un pico. – Para la buena suerte. – Se excusó al ver su mirada confundida ante el pequeño beso.

Emma dejo que los piratas sigan con la partida del juego y fue en busca de los tragos. El hombre que estaba a cargo de la barra le dijo que podía pasar libremente a prepararse los tragos. Así que entró a la bodega y se puso a servir los tragos. Ron para Killian, Will y ella, y cerveza para Victor. Cuando estaba terminando de preparar todo, un ruido llamó su atención. Un pirata había entrado a la bodega y la estaba mirando de una manera bastante intimidante. No era fácil hacer intimidar a Emma, pero la forma en que ese pirata la miraba detenidamente de pies a cabeza gritaba problemas en su mente por todos lados.

- Hola. – Saludó el extraño pirata.

- Hola. – Devolvió ella el saludo. No le gustaría la forma en que el pirata la estaba mirando, pero ella era una persona con buenos modales.

- ¿Qué hace una mujer tan hermosa como vos sola en un lugar como éste? – Preguntó él curioso.

- No estoy sola. – Respondió ella acomodando las botellas que había usado para preparar los tragos en el lugar donde iban.

- Si, lo he notado. Cora me informó que eres la chica del Capitán Garfio. – Dijo él un tono algo molesto y burlón.

- Mujer. – Lo corrigió ella y se dirigió a agarrar la bandeja con los tragos.

- Yo que vos no agarraría esa bandeja. – Advirtió él.

- ¿Por qué? – Preguntó ella mirándolo desafiante.

- Porque solo sería para desastre. – Dijo él, e invadió el espacio personal de ella. – Planeó hacer cosas contigo que con una bandeja en mano va a ser complicado. – Agregó con una sonrisa maligna.

The Lost PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora