El canto de las sirenas era cada vez más fuerte y cercano. Todos los piratas comenzaron a atarse a los mástiles y/o la baranda. Emma se aseguró de que estén todos bien atados. Ella era la única que no iba a quedar atada, como le habían explicado el canto de las sirenas solo funcionaba con hombres y no con mujeres. Así que ella tendría que estar a salvo. Pero eso no la hacía estar tranquila en lo más mínimo, sino todo lo contrario.
- No me gusta ésto, no me gusta tener que atarte. – Dijo Emma ayudando a Killian a atarse con cadenas a un mástil.
- Pero es lo mejor, es la única manera de estar a salvo. – Aseguró él.
- Lo sé, pero no porque sea lo mejor tiene que gustarme. – Se quejó ella. – Tengo miedo. – Confesó una vez que él ya estaba atado.
- No lo tengas, sos una gran guerrera, un par de sirenas no van a poder vencerte. – Dijo él con sinceridad, mirándola con admiración.
- Pero, ¿Qué hay de ustedes? – Preguntó ella acariciándole la mejilla.
- Esperemos que las sogas resistan, y sino vas a estar vos para cuidarnos. – Dijo él y cerró los ojos para disfrutar de la calidez de ella acariciándolo.
El momento se perdió cuando el canto de sirena se volvió demasiado fuerte, tanto que dejo a Killian y los demás piratas en un estado de hipnotización. ¿Un par de sirenas había dicho? ¡Ojala habrían sido solo un par de sirenas! ¿Y por qué nadie le había contado que las sirenas eran estas criaturas tan horribles y terroríficas? Emma hizo todo lo posible porque las sirenas no puedan subir al barco disparando flechas, pero eran tantas que fue imposible. Emma vio como una intentaba desatar a Will y fue corriendo hacia ellos, usando su espada para volver a tirar a la sirena al mar. De repente dos sirenas lograron llegar a la cubierta y sus colas se convirtieron en piernas. Emma estaba demasiado ocupada defendiéndose de ellas cuando una tercera subió al barco y comenzó a intentar desatar a Killian. La furia la invadió, ella jamás iba a dejar que eso suceda. Se deshizo de las dos sirenas que tenía encima y corrió hacia donde estaba Killian. Agarró a la sirena y la empujó al mar, pero la sirena se aferró a ella con tantas fuerzas que ambas cayeron juntas.
La sirena la llevó hacia las profundidades y Emma se dio cuenta que ese era el fin, iba a morir ahogada por una sirena. En ese momento recordó a una amiga sirena que había tenido hace mucho tiempo, Ariel. ¿Por qué todas las sirenas no podían ser como ella? Ariel era buena, sincera y hermosa. Recordó que ella le había advertido que no todas las sirenas eran buenas, de hecho la mayoría eran criaturas malignas. Y así, pensando en Ariel, se dio cuenta que había tenido la solución con ella todo ese tiempo. Ariel le había regalado un brazalete mágico que siempre llevaba con ella, éste tenía una pequeña concha y si se abría la maldición de las sirenas dejaba de tener efecto. Emma se apartó como pudo de la sirena que la tenía atrapada, se escapó de sus garras y sus filosos dientes, y abrió la concha. El efecto fue instantáneo, las sirenas perdieron su voz. Emma nadó hacia la superficie y pudo ver que los piratas habían empezado a pelear contra las sirenas. El encanto se había perdido. Intentó trepar hacia el barco nuevamente, cuando la sirena que la había agarrado antes apareció detrás de ella y agarró su pierna. Se produjo un gran forcejeó entre ambas, hasta que Killian intervino. Él agarro los brazos de Emma y la hizo subir al barco.
- ¿Estás bien? – Preguntó él abrazándola con fuerzas. Le acarició la espalda y el cabello, y hundió su cara en el cuello de ella para poder sentir su perfume.
- Si, estoy bien. ¿Vos? – Dijo ella con la voz entre cortada, intentando recuperar el aire.
- Estoy bien, estamos todo bien. – Respondió él. - ¿Cómo es que la magia de ellas dejo de funcionar? – Preguntó saliendo del abrazo para poder verla a la cara.
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The Lost Princess
أدب الهواةEmma vivió toda su vida en una isla hasta que fue rescatada por un barco. Lo que no se esperaba es que su salvación sea un barco pirata, o mejor dicho un misterioso y apuesto capitán. ¿Qué les deparará el destino? ¿Será el amor lo único que pueda sa...