Amor a un escenario; nalu

» CAPITULO VEINTISIETE

— Estoy en contra – golpe con fuerza la mesa creando un sonido sordo en la habitación.

— La empresa esta en peligro, Natsu. Tu más que nadie sabe lo que significa eso para nosotros – demandó.

— ¡No trates de chantajearme con esa idea! – grito hasta sentir sus venas resaltar — Se lo que conlleva la quiebra, pero no trates de poner mi felicidad sobre eso, Gildarts.

— No estoy tratando de sobreponer tu felicidad, ustedes seguirán junt-

— ¡¿De qué sirve que estemos juntos si nos van a separar de todos modos!? – Natsu trataba de calmarse, pero el enoje le era más fuerte en ese momento.

La junta directiva de la empresa cuestionaba la decisión. Hombres y mujeres con trajes de negros a grises a blancos miraban con atención la reacción del pelirosa tratando de entender al punto al que quería llegar, y otros ya pensaban que lo que él deseaba era terminar con la empresa.

Ambas eran erróneas.

Él no peleaba por el dinero, o la fama, Natsu pelea por su futuro. Y su futuro estaba tras una puerta.

En cambio Lucy lo único que podía hacer era sostenerse a ella misma entre sus brazos tratando de ignorar los gritos de aquella habitación de decisiones.

Gray trataba de animarla, pero le era imposible. Gray sabía, más que los demás a su alrededor, que eso tal vez era pérdida de tiempo.

Sabía que tenía dos opciones, rendirse y cumplir con la demanda o retirarse y perder su trabajo.

Ninguna de las dos eran viables para nadie, pero era una realidad que debían enfrentar.

Y la única solución estaba ahí dentro, sentado en la cima de la mesa mirando sin expresión alguna a su hijo adoptivo.

— ¿No puedes ver lo grave de la situación? La empresa que hemos construido se caerá en pedazos si no hacemos algo – demandó más frustrado que calmado esta vez.

— Podemos hacer algo más, hay muchas soluciones – opino Erza, tratando de ponerse del lado de su amigo de ya varios años.

— Erza tiene razón. Si pedimos a-

— ¿Ayuda? – preguntó irónicamente — ¿A quién le pedirías ayuda?

— Fuimos una de las mejores empresas hace unos años, debes tener contactos. Promotores, ¡yo que sé! – mencionó Natsu perdiendo una vez más su paciencia. Para él las cosas no avanzaban y eso era un problema más.

— Te deje pasar por qué pensé que serías lo suficientemente maduro para entender que esto lo hago por la empresa, un sacrificio menor al que nosotros haríamos no es nada – Gildarts se levantó de su asiento para mirar más de cerca a su querido hijo, quien solo mantenía el ceño fruncido — No entiendes que esto lo hacemos por nuestros empleados, muchas personas quedarán sin trabajo si esta empresa cae, ¿te gustaría que eso pasara, Natsu?

Gildartz miraba fijamente a Natsu, quien solo agacho la cabeza en rendimiento a sus ojos demandantes.

Gildarts podía ser un viejo descuidado, pero él esta dónde está por una razón, y es por la manera en la que sus ojos cuando te ven se vuelven como dos leonés persiguiéndote. Esa, era la parte más admirable de Gildarts.

— Bien, si podemos continuar-

— Te tengo una propuesta... – mencionó Natsu levantó la mirada decidido.

— Si es una tontería más, te recomiendo que no la digas — Gildarts se volteó para ver al pelirosa torcer una sonrisa victoriosa y acercarse más a él no dejando que las demás personas escuchen su conversación.