Amor a un escenario; nalu

Extra: Tras Escena de AuE

Lo llame ''tras escena'' ya que este capitulo esta en el tiempo del engaño de Cana.

La escritora de este capitulo y la ganadora es: MariposaOscura

Su trabajo es muy perfecto y ayude en muy pocas cosas, asi que el credito es TOTALMENTE de ella.

Felicidades y aqui el capitulo que me encanto.
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Llevaba días comiéndose la cabeza por culpa de un pensamiento tóxico. Se negaba a creer que fuese verdad, se sentía culpable aunque se le pasara por la mente sólo un segundo. Su novia no podía estar engañándole con su mejor amigo, era de risa. Gray no era tonto, notaba las miradas que Natsu y Cana se echaban, las risillas bobas y la atmósfera entre ambos, sin embargo, prefería confiar en ellos y clasificar todo eso como meras imaginación suyas. Era difícil pero tenía que intentarlo. El problema era que Gajeel no ayudaba para nada a que Gray estuviera tranquilo. El Redfox llevaba días con un mal humor raro en él. Si bien era cierto que Gajeel tenía aspecto un tanto intimidante cuando le conocías te dabas cuenta que bajo esa fachada había un hombre bromista. Algo grave le tenía que pasar para que se comportarse así.

Gray no sabía qué pensar, se reprendía a sí mismo cuando relacionaba el enfado de Gajeel con Natsu y Cana. Los ensayos empezaban a ir mal, había alguna que otra tensión en el ambiente.

Ese día se suponía que no tenían que ir al estudio, Erza les había dado el día libre porque Natsu tenía a su pequeña hermana de visita. Sin embargo Gray necesitaba componer en un sitio tranquilo. La melodía de lo que podría ser una futura canción resonaba en su cabeza. Solamente le hacía falta su guitarra, papel y boli para que la letra naciese.

A medida que se iba acercando a la sala de grabación escuchó voces. Reconoció la de Gajeel en seguida. No supo por qué sintió la necesidad de esconderse en tras una máquina expendedora que había a un lado de la puerta, justo al lado contrario por el que se iría Gajeel cuando se fuera. La puerta se abrió de forma brusca y sintió pasos alejarse con rapidez. Lo que oyó a continuación lo dejó helado, Gajeel, que todavía no se había ido exclamó desde la puerta:
—¡Así sólo lograrás hacer daño! ¡Sobre todo a él! —y después de decir eso también de marchó.

Gray no había ni visto ni oído a la persona con la que Gajeel había estado discutiendo, no obstante, sabía perfectamente que era Cana, conocía sus pasos. Sus sospechas se habían confirmado, Cana lo había estado utilizando todo este tiempo, él lo sabía, lo sospechó desde el principio aunque eso no evitó que se enamorarse de ella.

No sabía qué le dolía más, si la traición de Natsu o la de ella. Lo único de lo que era consciente en esos momentos era que había sido tonto y que estaba cegado por el brillo de oro que Cana desprendía.Con el corazón en un puño y los ojos cristalinos se levantó reprimiendo un gemido, apoyándose en la máquina. La melodía por la que se había acercado al estudio ese día resonaba con más fuerza que antes en su cabeza y la letra iba apareciendo poco a poco con amargura. Apretó la mandíbula y golpeó la expendedora con el puño, lleno de impotencia. La cabeza le estaba empezando a dar vueltas cuando entró a la sala ahora vacía, sentía el perfume de Cana inundando el aire; demasiadas emociones en un simple instante. Buscó la guitarra acústica con la mirada, hacía tiempo que no la usaba y, en esos momentos, era la más adecuada para expresar sus emociones. Realmente sólo era capaz de imaginarse esa canción con la acústica. Sacó su inseparable blog de notas de la mochila que llevaba encima y se dispuso a afinar la guitarra, intentando concentrarse sólo en eso. Le costó algo de tiempo pues el desuso del instrumento era notable. Una vez lo consiguió la dejó de lado y para coger partituras en blanco.

Estaba preparado para componer, para dejar salir sus pensamientos y desahogarse.

En un par de horas el suelo se llenó de bolas de papel arrugadas y el aire de tristes acordes. La letra estaba acabada, a la melodía le quedaban unas pinceladas. Gray trabajaba en la canción sin descanso, totalmente absorto en ella. Cuando componía desconectaba del mundo, pero esa vez era especial, no sólo se había olvidado de todo a su alrededor, también se había olvidado de la emoción de crear y de la felicidad que eso solía producirle. Sin embargo, el sonido de unos aplausos pausados cuando terminó de tocar por enésima vez antes de apuntar sus avances lo devolvió a la realidad.  Al levantar la mirada pudo ver a una joven de cabellos azules que le sonaba de algo, mas no sabía de qué.