» CAPITULO VEINTIDÓS

3.2K 268 37
                                    

» CAPITULO VEINTIDÓS


— Parece que ahora puedes hacerlo mucho mejor.

Camine por la barra de entrenamiento sin dificultad poniendo un pie enfrente del otro como si fuera una niña pequeña — Natsu me ha ayudado mucho a mejorar – le confesé.

— Ni lo menciones. Es un chico muy terco – negó con la cabeza mientras abría su libreta para hacer anotaciones — ¿Puedes volver a hacerlo? Pero esta vez alza tus brazos hacia arriba para verificar tu equilibrio.

Subí los brazos sobre mi cabeza y camine por la línea con facilidad.

— Perfecto – mencionó y volvió a anotar en su libreta de metal — Bien, Lucy. Al parecer esta será tu última sesión conmigo, aún que seguiremos viéndonos por el hospital – me extendió su mano y la tome con gusto

— Muchas gracias, Doctor – le agradecí con sinceridad.

— Me saludas a Natsu, y... – hizo una pausa pensado en sus palabras – Que no valla tan rápido esta vez, ¿quieres?

Los colores se me subieron a la cabeza cuando salí de la habitación después de despedirnos una vez más con cierta vergüenza.

Caminar una vez más era como la primera vez que caminabas o la primera vez que comías, emocionante y sentía esa sensación satisfactoria llenar mi interior. Tenía ganas de gritarle al mundo que después de seis meses de terapia al fin había vuelto a caminar y que estaba lista para lo siguiente.

Pase por recepción anunciado mi retiro de la primera terapia del día y buscando a mi segunda terapia.

— La psicóloga Grandine no podrá atenderte hoy, al parecer tuvo un problema familiar y regresó a su pueblo natal – me comentó la enfermera a cargo.

— ¿No sabe cuándo regresará? – pregunte algo preocupada. Debía admitir que necesitaba de ella de vez en cuando.

— Cuando regrese serás llamada, por mientras, te puede atender otra persona – me ofreció.

Negué con la cabeza: — Así está bien. Dejaré mi número de celular y el de Natsu para que nos llamen cuando regrese. Se los agradezco muchísimo — deje la pluma en la barra y me sonrió asintiendo con la cabeza. Me di la vuelta y camine a la sala de espera.

Tome mi celular entre mis manos y marque el número de Natsu.

— ¿Si? – contesto al otro lado.

— ¿Podrías pasar por mi? – sentí mi estomago caer por alguna razón inexistente.

— ¿Tan rápido? ¿A pasado algo? – su voz preocupante se escucho al otro lado y tome un respiro como me había recomendado mi psicóloga para calmarme.

— La psicóloga Grandine salió y no a podido atenderme, solo eso – pase mis dedos por mi cabello una y otra vez con nerviosismo.

— ¿Estás bien? – me pregunto.

— ¿Por qué haces tantas preguntas? Estoy bien – le respondí con un fingido entusiasmo. No quería preocuparlo.

— Estoy saliendo de la casa, ¿ya preguntaste si te puede atender alguien más? – me pregunto al otro lado. Sabía su intención. No quiero dejarme sola al teléfono.

— Me lo ofrecieron pero no quiero a otra persona que no sea la psicóloga Grandine – cruce mis piernas y conté hasta diez.

— ¿Qué tienen de malo las demás?

— Nada de malo, solo que ella me agrada.

— Lucy... – dijo mi nombre con reproche.

— No te preocupes, estaré bien. Regresará pronto a la ciudad y todo estará bien.

Amor a un escenario; naluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora