» CAPITULO CINCO

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» CAPITULO CINCO


Deje caer la ultima caja al suelo cuidadosamente de no hacer mucho ruido o de romper las cosas que tenía adentro de ella por accidente. Estire los brazos hacia arriba con complacencia. Al fin había terminado.

— Esa era la ultima.

— Al parecer si – murmure para mi misma

Mire la habitación rosa con una cama sin sabanas y con cuatro almohadas bien acomodadas, un mueble color chocolate frente a una ventana que daba una vista perfecta a la calle, un ropero grande con un espejo largo.

Estaba realmente sorprendida por la casa. Pensé que al entrar encontraría con una casa descuidada, sucia y maltratada hasta la madera. Pero mi idea ahora parecía totalmente errónea.

La casa parecía un palacio en los suburbios.

— ¿Y bien? – preguntó entusiasmado — ¿Que te parece? – sus manos pararon en su cintura orgulloso de su trabajo.

— Es... muy bonita – dije impresionada.

— Sabia que te gustaría – comentó — Antes era de mi hermana menor, pero ella ahora esta con mi abuelo estudiando en otra ciudad  – se cruzo de brazos recargándose en la puerta de madera.

— ¿Tienes una hermana? – Camine por la habitación tranquilamente tocando las cortinas blancas con decoraciones que evitaban que toda la luz de la tarde entrara. No pude evitar sonreír de lo bonitas que eran.

— Si – se adentró a la habitación y se acostó en la cama colgando sus pies — Tiene catorce años y vive con mi abuelo en Clover – dijo simpáticamente — A veces viene de visita pero no se queda tanto tiempo por la escuela o por qué se preocupa demasiado por la salud de mi abuelo.

— Ya veo – dije y abrí las cortinas de golpee dejando entrar toda la luz de afuera — Suena a que será un gran médico – abriendo la ventana deje entrar un poco de aire fresco.

— ¿Cómo supiste que quería ser médica? – dijo levantándose de la cama y cerrando la ventana — Lloverá. Será mejor que la cierres si no quieres limpiar agua el primer día.

Lo mire extrañada — ¿Estas loco? ¡el sol esta muy fuerte!

— Dejando eso de lado – se dio la vuelta y tomo una de las cajas — No dejare que hagas esto sola otra vez.

Me rendí y tome una de las cajas. — Empecemos con lo sencillo.

****

— ¿Cómo crees que este Lu viviendo con Natsu? – preguntó cruzándose de brazos.

— Estará bien, deja de preocuparte – menciono cansado — En todo caso: ¿Que hacemos en el supermercado? – preguntó fastidiado, ajusto mas sus lentes de sol y metió su gran cabello dentro de la gorra de béisbol que le había quitado a Natsu hace años atrás. Camino hacia la entrada del lugar esperando a que nadie lo notara.

— Vamos a comprar cosas para una parrillada esta noche – dijo juntando sus manos hacia enfrente y sonriendo simpáticamente.

— A Lucy le gustan las parrilladas, ¿no es así? – preguntó dudoso ante la actitud de su compañera.

— Así es – sonrío y tomo uno de los carritos de metal con un agarrador rojo — A Lu le irá bien viviendo con Natsu si empezamos con buena comida.

Soltó aire rendido y me contagio su buena autoestima. Esa chica lo volvía loco, siempre estaba animada, incluso en los momentos difíciles ella le regalaba una sonrisa tan sincera que hacia que su corazón diera un brinco de felicidad.

Paro en la sección de fritos y refrescos tomando un montón de bolsas para seis personas en total, tomo entre cinco o seis refrescos grandes dejándolos en el carrito del mercado.

Levy, por su parte fue directo a la sección de helados, tomando su favorito, vainilla y chocolate.

— ¿Que no dijiste que "lo necesario para una parrillada"? – me burle de ella.

— ¡Esto es necesario en una parrillada!... Y para quedarme con Lu la primera noche – dijo algo apenada

— Así que te quedaras en casa de flamitas... – un tono oscuro paso por mi garganta y ella comenzó a caminar alejandose de mi.

— No, me quedare con Lu – aclaro dando media vuelta.

En ese caso yo también me quedaría. Nunca fue del tipo celoso, pero con ella, era totalmente diferente, era linda, atractiva y su esponjosa y azulada cabellera hacia que los bellos de mis brazos se erizaran sin compasión causándome algún tipo de raccion irracional a mi comportamiento normal.

Era un completo idiota cuando estaba junto a ella. No podía evitarlo, era demaciado linda incluso para que este con una persona como yo.

— ¡Hey, enana! – grite — ¡Te perderás con tanta gente!

— Gajeel – me hablo a distancia indiferente — Vamos a pagar – soltó fríamente dando la vuelta furiosa.

Reaccioné a sus palabras tomando el carrito con mis manos para llegar a la caja a pagar. Pero antes de eso tomo lo que toda parrillada necesita: Bebidas.

— Tu no tomarás – dije llegando a su lado de la fila, mientras ella inflaba las mejillas como una niña pequeña.

Recordaba aquella noche en la que todos tomamos de más y parecía que Levy era la menos afectada con el alcohol, pero si Levy tomaba significaba que despertaría encima mío una vez mas provocando mis instintos masculinos.

Se quejó un momento y la mire de vuelta con mirada acusadora, mientras ella fruncía los labios — Esta bien – dijo al final rindiéndose.

El viaje de regreso estaba lleno de nuestra música; mientras cantábamos juntos a un ritmo alegre llegamos a la casa mas grande de la colonia, la casa de mi amigo de la infancia.

Tomamos las bolsas como pudimos y entramos a la casa. Al abrir la puerta los gritos de Lucy se escucharon por toda la sala y la segunda planta.

— ¡TE DIJE QUE NO TOMARAS ESA CAJA! – Grito Lucy con euforia.

Para ser una casa grande ella gritaba perfectamente bien; definitivamente Natsu se divertiría con ella viviendo aquí.

— ¡TU CAMBIASTE LA CAJA DE LUGAR! ¿¡CÓMO IBA A SABER QUE NO DEBÍA TOCARLA SI NO ESTABA EN LUGAR QUE ME DIJISTE!? – Grito Natsu con un toque de ironía en su voz.

Un suspiro cansado llego a mis oídos y escuche a Levy dejar las cosas en la mesa para empezar a subir escaleras.

— ¡DEJA MI ROPA INTERIOR, PERVERTIDO! – Eso fue suficiente para soltar una carcajada al subir las escaleras.

— ¡DEJA DE GRITARME! – Cuando llegamos a la puerta y la abrimos, la ropa estaba por todas partes y parecía que una guerra había comenzado en ese lugar.

— ¡AHG! ¡LARGO DE AQUÍ DRAGNEEL! – Lucy no se percató de nuestra presencia y, al parecer, Natsu tampoco.

— ¡ESTA ES MI CASA, TONTA! – una guerra de ropa comenzó por el lugar chocando con los dos mientras la lanzaban al aire, hasta que una camiseta blanca llego hasta mi rostro.

— ¡¿A QUIEN LE LLAMAS TONTA, IDIOTA?! – grito de regreso.

— ¡A QUIEN LE LLAMAS IDIO-! – Pase una de mis manos por su cabeza golpeándole duro.

— ¡YA BASTA USTEDES DOS! – grite furioso entrando por completo a la habitación con una Levy divertida — ¡Ya están demaciado grandes para esto!–  me cruze de brazos poniéndome entre ellos dos — Suelten las blusas... ahora – parecía un padre molesto pero eso no importaba. Dejaron caer las blusas al suelo y voltearon la mirada.

Después de eso una gran lluvia choco por la ventana de Lucy dando anuncio de su presencia, dejándonos a todos en silencio.

El timbre sonó momentos después.

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L  &  A
Yusa.

Amor a un escenario; naluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora