Amor a un escenario; nalu

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[Arreglado]

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— Pongamos los hechos sobre la mesa.

— Enserio no entiendo que hacen aquí – murmuré.

— Hace unos días fueron a ese karaoke para todo el público artístico.

— Y después una zorr-, lo siento, una chica tiro una bebida en mi vestido.

— Para después meternos en una riña.

— Y conseguir que concursáramos en una reta de canciones.

— Después llegó la mentira más grande de este universo.

— ¡Exacto!

— ¿Cómo pudiste cuestionarlo? – pregunto indignado, su mejor amigo, mientras daba vueltas en su silla.

— No la culpes de todo – la defendió su mejor amiga — Recuerda que no ha ido a sus terapias.

— ¡Oye! – musité molesta.

— No puedo creer que el idiota se enamorara de una loca – sujeto su cabeza en drama el pelo negro.

— ¡Hey! – esta vez grito Natsu.

Ambos estábamos hinchados en coraje al escuchar a nuestros queridos amigos insultarnos.

— Tienen razón, Lucy. No puedo creer que desconfiaras de él – hablo Loki entrando por la puerta del estudio.

— ¿¡A ti quién te invitó!? – grite más molesta.

— Vamos, Lucy. Somos amigos – meneó su mano de un lado a otro restándole importancia a mis palabras — Pero aun que Natsu sea un idiota, él jamás - créeme que jamás - te engañaría.

— ¿Pueden dejar de decirme cosas? – hice un puchero y agache la cabeza levemente — Estaba en una crisis emocional.

— No te culpo de nada – Natsu pasó su mano por mi cabeza sobándome con ternura.

— ¿Ves? – mencionó Juvia — Mucho drama por nada – mencionó cruzándose de brazos.

— Aún que aún no me cabe en la cabeza, ¿qué ganaba engañándote? Natsu jamás - créeme que jamás - — repitió igual que Loki pero un poco más femenino — estaría con ella.

— En eso tiene razón – afirmó Gray — ¿Verdad, flamitas?

— Verdad – pasó su mano por mi cadera acercándome más a él.

— En todo caso, esto ya está resuelto. La discusión termino después de una semana, espero no se repita otra vez, ¿un comentario antes de darle final a esto? – levante la mano con duda. — ¿Si?

— ¿Qué haces aquí? – pregunte extrañada.

— Tu novia es cruel, Natsu – lloro en la esquina.

— Veras... Él es Gildarts Clive, el dueño de esta compañía – mencionó Natsu mirando a su jefe con cierta diversión — Y el hombre que me educó desde que llegue a este lugar.

— Oh – comencé a sudar frío y voltee la mirada — Ni siquiera parecía con esa ropa puesta – murmuré entre dientes ganándome una pequeña risa por parte de los que me escucharon.

— Dándole fin a esto; no me he presentado: Mi nombre es Gildarts Clive el dueño de esta empresa – se sentó en el suelo con los brazos y piernas cruzadas — Y llevas un gran tiempo con un contrato aquí, creo que es necesario que te enteres quién soy.