Mi celular vibró. Maldita sea, me he quedado dormido, bostecé.
Mi celular vibró nuevamente más fuerte, me reincorpore en mi cama hasta que algún líquido viscoso paseo en mis muslos.
—¿qué rayos? —me observe la entrepierna y confirme que ese líquido, era mío. Maldita sea.
Apreté los dientes y me levante asqueado, coloque las sabanas sobre el cesto de la ropa sucia y recurrí a darme una ducha con agua caliente.
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—Estas babeando... —escuche.
Abrí los ojos con pesadez para encontrarme con la mirada de Ethan.
—¡Respeta mi sueño marica! —le lance una patada.
—Va, mira como sea.. —chasqueo la lengua. –Deberías llamar a tu mariposita y ganártelo Tomlinson.
—Ya lo tengo más que ganado. —aumente mi ego.
—¿tan seguro estás?
Asentí.
—Vale te propongo algo... –moví mis manos en señal que prosiguiera. —Tu haces que Harry se enamore de ti y yo hago que Natalie se enamoré de mi. El primero en enamorar a uno de esos dos, gana Mmm... –mordió su labio.
—que te parece ¿5 cajas de pizza y una semana entera de alcohol gratis?
—Hecho. –le estreche la mano.
Ethan bajó a hablar con mi madre, mamá adoraba a Ethan como si fuese su segundo hijo.Tome mi celular y me dirigí a notas.
"Plan Harry Tomlinson en marcha."
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Eran las 5 de la tarde cuando Natalie me convenció de salir con ella y un chico que había conocido en internet, asistía a nuestra escuela.
Opté por unos jeans ajustados e rasgados negros, una camisa gris y una chaqueta negra, todo combinado con unas botas color café oscuras.—Es muy guapo. –parloteó Nat mientras tecleaba en su teléfono.
Miraba por la ventana del taxi. —¿a dónde me dijiste que íbamos? –le mire.
—A un club. –me sonrió.
Suspiré exageradamente y apoye mi frente a la ventanilla.
Yo la verdad no recuerdo mucho de lo que pasó ayer con Louis, ¿por qué me debí haber dormido? No sé ni cómo se fue, tampoco a qué hora.
—Llegamos. —hablo el chofer, Nat se rodó hacia adelante y le entregó un dinero.
Nos bajamos, y una música extremadamente alta inundó mis oídos,
Era un club de color negro con destellantes letras púrpuras que colgaban de un letrero, en la entrada había una pequeña alfombra púrpura, dos guardias de seguridad y una extensa fila.—Cojones... –resoplé.
—Ven..—Nat me tomó de la mano y después de una larga charla con los guardias asegurando que ella era prima de las Kardashian nos dejaron pasar, a lo mejor no le creyeron pero la lástima por ella era tan grande que nos dejaron pasar.
El lugar era súper grande, habían sillones, mesas, una barra gigantesca con taburetes, una pista de baile, la zona del DJ y un segundo piso con más cojines y mesas.