Oí decir que Louis Tomlinson estaba saliendo con la "candente pelirroja" de Natalie.
Me vomite mentalmente sobre la unión de esa parejita de traidores.Cerré mi casillero con fuerza. —Deberían morirse.. —abrí el casillero y volví a azotarlo. —Todos deberían morirse.. —iba a azotarlo una vez más pero alguien me detuvo.
—Basta Harry, esto no está bien. —Hansel alejó mi mano del casillero y cerró suavemente este. —Que tengas odio con equis persona no significa que te la debes agarrar con todo. —Este chico tenía la razón.
—Cállate. —lance por última vez mi casillero y empuje con el hombro a Hansel.
—Harry, ¿por qué eres tan jodidamente difícil? Eres tan Hermoso pero increíblemente molesto. —Refunfuñó.
Relaje mis nudillos. Estaba siendo muy duro con Hansel y el ni si quiera tenía la culpa. —Discúlpame. —hable en voz baja, tenía vergüenza de decirlo, después de todo no era una persona que se disculpara con el mundo como si fuese rutina.
—¿Qué dijiste? —una sonrisa juguetona salió de sus labios, mientras peinaba su melena castaña. —Dime otra vez, ricitos.
Ricitos me había llamado como el puto Louis lo hacía, ricitos, ricitos, ricitos.
Resoplé —No me vuelvas a llamar así coño.
Sus cejas se endurecieron y su boca se apretó. —¿por qué no? —soltó.
—Porque no. —le di la espalda.
—Harriecita no seas grosera. —me empujó contra el casillero, se acercó un poco a mí.
—A-aléjate. —mencione, mis labios temblaban por alguna razón su cercanía me hacía sudar hasta los pies.
—No. —sentí su aliento chocar contra mi cara, olía a canela.
—¡Aléjate! —musité en voz baja, cubrí mi cara con mis manos, mis mejillas ardían.
—No lo haré bebé. —Quito mis manos y se acercó más, sentí su perfume, juro poder escuchar el latido de su acelerado corazón.
Al parecer yo no era el único nervioso. —pensé.
—¡Qué te alejes! —grite un poco y lo alejé.
Volví a tener mi espacio personal, joder.
—¿Por qué me tienes miedo bebé? —se acercó a mí, y apoyo su entre pierna con mi muslo. Joder sentía su pene.
—T-tu cosa... —susurre.
—¿Qué cosa? —alzo una ceja y se restregaba más contra mi muslo.
—Eso... —mire hacia abajo.
—¿No te gusta? —se movió más fuerte.
—¡CLARO QUE NO, QUITA TU MALDITO PENE DE MI MUSLO! —me exalte, empecé a escuchar unas risas; MEDIO PASILLO NOS ESTABA VIENDO.
—Quiero morirme. —cubrí mi rostro lleno de vergüenza y corrí mientras chocaba con otras personas.
Nota;
Ya sé que está corto, mañana las compensaré. •Foto de Hansel•