Capítulo 24.

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"¿Qué me tendrá que decir Louis?" –apreté su mano.

—¿Qué sucede ricitos? —me observó. Su cuerpo era un poco más bajo que el mío, bueno... Mucho más bajo que el mío.

—No pasa nada... —el viento golpeaba mi cara, apreté la mandíbula y me aferré más a su mano.

—Harry enserio. —se detuvo en seco, sus pequeños pómulos se afirmaron y sus cejas se mantuvieron ligeramente alzadas.

—Es enserio. —respondí ni si quiera sintiéndome seguro de mis propias palabras, ocultaba mis ojos debajo de la traviesa melena que se me escapaba, debía cortar mi cabello.

—Yo sé lo que tienes. —soltó mi mano, me sentí vacío, desesperado, quería que la tomará una vez más, su calidez era embriagadora y adictiva.

—Te escucho.

—Quieres saber de lo que hablaba Hansel. —aprobó.

—Sí.

—No seas así de cortante. —sus manitos apretaron mi cintura en un abrazo y su cabeza quedo en mi pecho.

—Esta bien, Lou. —me aferré a su espalda y hundí mi nariz en aquel cabello castaño claro con un delicioso olor ¿a frutas?

—Frutas. —respondí con una sonrisa burlona.

Su cara tomo un leve color rosa y dio pasitos hacia atrás.

—Sí. —su pequeña figura ruda se acaba de desvanecer sobre mis ojos dejando ver la personita más tierna que él siempre oculta en su interior.

—Pero huele delicioso. —revolví su cabello.

Se peino. —Mm llegaremos tarde a casa. —me tomo del brazo y me jaló para que empezáramos a caminar.

Aunque las palabras no brotaban como flores en las planta, el silencio era el más cómodo que recordaría. Sentir su calidez a centímetros de mi cuerpo se estaba volviendo necesidad.

—¿Cuándo podré saber lo de Hansel? —murmuré en el tono más bajo de voz que conocía en mi.

—Nunca jamás. —contesto burlón.

Joder ha de ser raro que en un momento como este Louis responda con tanta inmadurez que pensé que jamás vería en él.

—¿Nunca jamás? —respondí con el mismo tono burlón.

—Nunca jamás. —repitió.

—Nunca jamás. —repetí.

Lengua floja. —mi cuerpo se estremeció a recordar ciertas palabras tan familiares. —Me imagino que cosas harás con esa lengua.

—Ya yo sé que maravillas hace la tuya. —me sonroje ante mi propio comentario.

¡Harry sal del closet!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora