Viviendo con mi ex esposo -Editando-

Siete.

Pasaron unos par de minutos ya que me sentí totalmente estúpido.

Yo no soy quien para reclamar sus actos.

-Solo ayúdame con el botón.- llamo mi atención mientras levantaba la bata.

Su abdomen quedó al descubierto e hice todos mis esfuerzos para no exitarme en ese momento.

Me acerque a el y junte nuestros cuerpos, puse mis manos en el borde de su pantalón y lo miré a los ojos.

El corrió su vista.

-Hyung no hagas esto vergonzoso.- farfullo con sus mejillas levemente coloreadas.

No pude evitar carcajearme y el me miro con su ceño fruncido.

-¿Esto te avergüenza?.- pregunté aun sin desabrochar su botón.- no recuerdo a ver te visto a vergonzado cuando lo hacíamos por ahí.- refunfuñe.

Desabroche su boton y baje la cremallera tratando de mantenerme sereno ante aquella tentación, al bajar la cremallera mis nudillos se rozaban de contra su miembro, aun que no lo hice intencional.

-Yoon Gi.- me dijo molesto.

-Lo siento.- hable bajito sin levantar la mirada.

Deslice sus jeans y me puse de cuncliyas, levanté sus pies, se los quité. Miré hacia al frente y maldije por lo bajo.

Mi vista se clavó en su entrepierna. Me puse de pie y di un paso atrás.

-No saldré.- dije firme.- voy a quedarme aquí, te esperaré.- afirme mientras sacaba el celular de mi bolsillo.

-Ahh hyung que haré contigo.- susurro negando una y otra vez con su cabeza.

-Perdonarme, ¿Es mucho?.- le pregunté con toda la sinceridad.

Solo me miro fijo por unos segundos y salió. Me apoye contra una pared y pose mis dedos en mi sien.

Deberíamos haber hecho un mejor plan.

Esa frase inundó mi cabeza.

Debería haber sido un mejor hombre.

Saque mi celular y anoté eso. De seguro me serviría para alguna canción.

Comencé a aburrirme, miré las esquinas de la habitación y no había nada, solo el perchero que estaba clavado en la puerta.

Camine alrededor del cuarto hasta que me aburrí y abrí la puerta.

Sentí como si mil dagas atravesarán mi cuerpo y el dolor se alojó justo en mi pecho.

Jimin se comía la boca con la muchacha.

Para nada ético ni moral.

Salí del lugar, tratando de no hacer mucho ruido pero no lo logré. Cuando ambos se separaron y me vieron me di a la fuga.

Mis pies me guiaron a la cafetería de aquél lugar y me forme en la pequeña fila hasta que fue mi turno.

-Un café amargo por favor.- le dije a la chica sin mirar su rostro directamente mientras buscaba dinero en mi billetera.

-Esta bien.- su voz sonaba extraña.

La mire y me sorprendió su belleza, nos miramos fijamente y pude ver lo vacío que estaban sus ojos. Le entregué el dinero y decidí mirar hacia otro lado.

Luego de unos minutos ya estaba listo.

-Aquí tienes.- musitó sin ánimos.

Asentí y lo recibí. Le di una última mirada y decidí volver hacía la habitación que hace unos buenos minutos habia dejado.