Ocho.

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Quité la sudadera de Jimin de una forma lenta y delicada.

-¿No te hice daño?.- le pregunté con un poco de preocupación.

El me miro con su particular sonrisa.

-¿Hyung sucede algo?.- me pregunto divertido.

-¿Por que la pregunta?.- cuestioné yo desabrochando su pantalón.

Este se deslizó hasta el suelo donde el se lo quito solo.

-Por que no has dicho nada imprudente ni tampoco me has mirado como un pervertido.- susurro lo último bajando su mirada pero con un deje de diversión en sus palabras.

Le mire su cebello.

-¿Qué? ¿Ya te comenzaba a gustar?.- le pregunté con un tono de picardía.

Observe el sonrojo en sus orejas y por alguna razón me sentí feliz.

-Ya quisieras.- musitó a serio.

-Siéntate.- le ordené.

Y el se metió a la tina en boxer y se sentó. Esta ya estaba llena de agua, así que solo la llené de espuma.

Comencé a limpiar su cuerpo delicadamente con un trapo que era especialmente para esto.

-Tu piel sigue igual de hermosa.- murmure limpiando cada centímetro de su brazo sin mojar su muñeca.

-¿Aun no olvidas mi piel?.- pregunto con arrogancia máxima.

Sonreí.

-Ni en un millón de años.- susurre en voz baja pensando que el no había oido.

-Supongo que es el karma.- afirmó mientras jugaba con la espuma.

Asentí, dándole la razón.

-Quizás.- musite.

Lave todo su cuerpo de una forma delicada. Tome su exfoliante favorito.

Frutilla y miel.

Exofelie su cuello, brazos, piernas, pecho y espalda.

Una vez listo deje ir el agua y quité la espuma del cuerpo de Jimin mientras puse la toalla en su cintura.

La toalla se estaba empapado toda por el boxer.

-Quitaré tu boxer.- le afrime mientras me arrodillaba frente a él.

El abrió sus ojos de golpe.

-Yo lo puedo hacer solo.- aseguró retrocediendo unos pasos.

-No veré tu pene Jimin.- gruñi haciendo un puchero.- a parte no es nada que no haya visto antes.- murmure apretando sus mejillas.

Frunci mi ceño.

Esperen, ¿qué?, ¿de cuándo que sus mejillas gorditas ya no estaban?

-¿Por que estas molesto?.- titubeó.

-¿Que mierda le has hecho a tus mejillas?.- gruñi apretando las ahora delgadas mejillas de Jimin.

-¿Las estas viendo? Al fin pude hacer que desaparezcan.- dijo feliz.

Sobando la otra con su mano buena.

-Te ves feo.- afirmé.- me gustaban más tus mejillas gorditas.- murmure metiendo las manos bajo la toalla.

Sentir su suave y caliente piel trajeron estragos a mi débil cuerpo.

Tome el boxer y los retire tratando de que no se callera la toalla.

Viviendo con mi ex esposo -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora