"Unwritten" [Z. M]

Capítulo 6- La cita (2)

Ivy.

Segundos interminables en los que nos veíamos sin hablar. Pronto una sonrisa se asomó por su rostro, una sonrisa que denotaba que estaba bien. Era sonrisa del chico de Bradford.

Me contagió y yo de igual forma sonreí, olvidando mis problemas. Comenzamos a reírnos como si hubiéramos escuchado un chiste de lo mejor. Las risas cortaron en seco en cuanto se escuchó un ruido proveniente de las escaleras, ambos volteamos a ver hacia aquella dirección.

—¡Malik! —gritó un hombre fornido de tez aceitunada y marcado acento.

—¡Donatello! —Zayn se colocó de pie y saludó con afecto al hombre.

—Por un momento pensé que no vendrías —dijo Donatello tras el afectuoso saludo.

—No me lo hubiera perdido —respondió Zayn con una sonrisa en el rostro. Volteó a verme—. Donatello, quiero presentarte a Ivy Klumm —me puse de pie en cuanto pronunció mi nombre.

—Un placer —dije estrechando su mano.

—No, el placer es mío —y tras decir eso tomó mi mano entre las suyas y me la besó.

—Ivy, él es Donatello D’Agustino, dueño del restaurante —concluyó Zayn.

Volví a sentarme con un poco de timidez. Aquel gesto había servido para hacer que mis mejillas se tornaran rojas.

—Así que esta linda chica es tu novia —dijo Donatello entusiasta. Mi mirada aún estaba baja, no quería contestar.

—Ella es solo una amiga. Hacía mucho que no la veía y decidí salir hoy con ella.

—Como digas —respondió no muy convencido y con una sonrisa pícara—. ¿Ordenaras o querrás lo que acordamos?

—Lo que acordamos, por favor.

Donatello se fue sin pronunciar palabra alguna. Volvimos a quedarnos solos. Subí la vista y me encontré con que él me estaba observando.

—¿Sucede algo? —pregunté casi en un murmullo.

—No, nada. Solo observaba tu reacción.

—¿Mi reacción? —me atreví a mirarlo a los ojos.

—Sí, ¿no te agradó Donatello?

—Me intimida —respondí sincera.

No hubo más conversación. Él comenzó a utilizar su celular mientras que yo jugueteaba con mi copa de vino. Solté un gran suspiro y comencé a formular aquella pregunta.

—¿Cómo vas con Perrie? —intenté que no se me quebrara o temblara la voz.

—¿Perdón? —bloqueó el teléfono y levantó la mirada.

—Pregunté que cómo vas con Perrie.

Me observó por varios segundos. Parecía como si estuviera formulando la respuesta. Sentía la intensidad de su mirada.

—¿Por qué preguntas? —dijo al fin.

—Solo por curiosidad, no he visto nada referente a su relación últimamente.

—Ivy, tú odias todo lo referente a espectáculos —me sorprendió lo bien que me conocía—. Pero respondiendo a tu pregunta: hemos estado normal, solo hablamos en público.

Reflexioné sobre lo que las chicas me habían dicho y sobre la forma en la que se trataban. Zayn me lo había dicho desde el principio.

—¿Y por qué fingen? —solté.