Capítulo 22.B- Todo se fue abajo.

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Zayn.

Dos días antes.

Habían pasado varios días sin saber de ella. No contestaba mis llamadas, mensajes de voz o SMS; comenzaba a resultarme un poco molesto e inquietante. ¿Y si ya no quería nada? ¿No le había gustado? ¿Ya no quería nada conmigo?

Quería despejar mi mente, por lo que fui a un bar cercano. Estaba tan abrumado con todo lo que había visto en las últimas semanas. Había visto imágenes y noticias sobre Ivy y Harry paseando por Londres, besándose, riendo y actuando como los novios actúan. Comenzaba a pensar que todo lo que habíamos hecho estaba mal.

En mi mente, una pequeña voz me susurraba que tal vez nuestro momento ya había pasado. Tal vez Ivy tuvo razón aquella vez que le imploré que siguiéramos con esto, con las citas y con nosotros.

Solté un suspiro y tomé un trago a mi bebida. Sentí como el líquido quemaba mi garganta al pasar. Esa era la menor de mis preocupación, ahora todo lo que pensaba era en que había entre Ivy y yo. ¿Teníamos algo?

— ¿Zayn? —escuché que alguien me llamó. Como estaba en la barra tuve que voltear. Por un momento pensé que era una fan. Volteé intentando que no se viera mi cara de afligido.

Divisé una silueta que era claramente femenina. Llevaba unos pantalones de mezclilla y una playera holgada de color beige. Alcé la vista y lo primero que identifiqué fueron sus rubios cabellos con mechas rosadas.

— ¿Perrie? —pregunté sorprendido. Nunca había imaginado que a ella le gustara estar por esos rumbos. El bar se encontraba en un barrio donde no frecuentaban los famosos.

Ella intentó sonreír y fue a sentarse a la barra, en el banco junto a mí. No dijo nada por varios minutos. Se encontraba sumida en sus pensamientos y no quería interrumpir aquello. Ya a un lado de mí pude notar con más detenimiento su rostro. Sus ojos estaban hinchados, sus manos parecían temblar y se mordía con fuerza el labio inferior. ¿Estaba intentado no llorar?

Di un trago a mi bebida. La miré por un momento. Definitivamente ella tenía algo que no le había contado a nadie, incluso a sus mejores amigas.

— ¿Qué tienes, Perrie? —le dije poniendo una de mis manos por sobre las de ella. Más que nada lo hacía por el estrés que me estaba causando ver como se movían sus dedos.

—Nada —dijo rápidamente. Se volteó hacia mí y me dedicó una sonrisa o al menos un intento.

— ¿Qué va a querer? —dijo de mala gana el barman.

—Yo… —lo dudó por varios segundos, al final volteó a ver mi bebida y después al bar tender—. Quiero una como la de él —dijo con mirada seria y señalando mi bebida.

— ¿Estás segura? —preguntó él con un deje de burla en su voz.

Perrie solo asintió con la cabeza y le dedicó una mirada asesina, como solo las mujeres saben darlas.

El barman no tardó mucho en volver con la bebida de Perrie. No había mucha gente por lo que no tardó más de cinco minutos en volver. En ese lapso de tiempo no hablamos, nos sentíamos un poco incómodos.

—Aquí tienes, princesita —dijo el barman con un ya obvio tono de burla. Volteé a verlo con la mirada más asesina que podía hacerle. ¿Cómo diablos se atrevía a decirle princesita?

—Gracias —dijo ella con un tono de superioridad.

Miré a Perrie. No estaba del todo seguro que fuera capaz de darle un solo trago a la bebida que había ordenado. Me era imposible creerlo. Sabía que ella ya había ingerido alcohol antes, pero la bebida era en sí potente.

"Unwritten" [Z. M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora