Capítulo 29- ¿Qué estoy haciendo?

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Ivy.

—Que descansen, hasta mañana —nos dijo Perrie con una leve sonrisa en el rostro.

—Nos vemos mañana —respondió Harry por ambos.

Las puertas del elevador se cerraron poco después de que Harry hubiera presionado el botón del quinto piso. Una leve sacudida nos indicó que el elevador había comenzado su trabajo.

— ¿Te gustó el festival? —me preguntó Harry rompiendo el silencio en el que nos habíamos metido.

—No solo eso, me encantó —lo volteé a ver y le dirigí una sonrisa.

—Me alegra, por un segundo pensé que lo ibas a odiar —se sinceró bajando la vista, pero con una débil sonrisa en sus labios.

Me acerqué a él y lo abracé por la cintura. Algo dentro de mí me hizo hacerlo, había sido la necesidad del momento. Enrolló sus brazos alrededor de mis hombros y recargó su cabeza en mi hombro.

Su perfume me llegó de inmediato. Era tan… él. Era masculino, fuerte y aunque parezca raro, aquel aroma definía con totalidad como era él.

Nos separamos en cuanto un sonido nos indicó que habíamos llegado a nuestro piso. Harry se separó de mí y comenzó a caminar, con nuestras manos entrelazadas.

Durante el camino a nuestra habitación nos encontramos con varios jóvenes de nuestra edad, la mayoría nos veía con curiosidad. Tal vez no habían reconocido del todo a Harry, eso o les resultaba curioso que él casi tirara de mí.

Llegamos a nuestra habitación y Harry se dejó caer en la amplia cama matrimonial, seguí sus pasos y me dejé caer junto a él.

—Estoy agotado —me dijo con ojos somnolientos.

—Antes de que te duermas ponte la piyama —le dije volviendo a entrelazar sus manos—. No creo que sea buena idea dormir con ropa de calle.

— ¿Qué tal si me la quitas tú? —dijo con un tono coqueto.

Antes de que pudiera hablar colocó sus labios sobre los míos. Tenían cierto sabor a jugo de naranja y se encontraban fríos.

Se acercó cada vez más a mí y entre beso y beso nos fuimos acomodando de mejor manera en la cama. Él ya estaba sobre de mí besando cada parte de mi rostro.

—Harry… —susurré entrecortadamente.

Dejé de besar sus labios para comenzar a hacer un recorrido hasta su cuello. Sentí como Harry se estremecía mientras rozaba la delicada piel de su rostro. Mis besos se volvieron cada vez más salvajes al punto en el que mordí ligeramente su cuello. Eso dejaría una marca al día siguiente.

—Esto. Me. Estorba —dijo más ronco de lo usual.

Se separó de mí. Con un movimiento rápido se quitó la playera y la tiró a un lado de la cama, me dejó ver cada uno de los tatuajes que había ahí. Alcé mi mano y la coloqué en donde yacía su mariposa.

Solté una sonrisa y con un movimiento él ya se encontraba debajo de mí. Los papeles se habían invertido. Me recargué ligeramente en él y comencé a besarlo. Ahora sus labios estaban ardiendo al igual que los míos. Con la mano en la que no me estaba sosteniendo comencé a jugar con su cabello. Acomodé mis piernas a cada lado de su torso y me senté en la parte baja de su abdomen.

Mordí con salvajismo su labio inferior al tiempo en el que él soltaba un gemido con mi nombre. Reí un poco al verlo así. Aun no podía creer que yo fuera la causante de gemidos como aquel.

Sentí las manos de Harry viajar por mis piernas hasta llegar a mis muslos. Se quedó ahí por unos momentos antes de volver a su camino. Dejó a un lado mis muslos para pasar a tomar la delgada tela de mi vestido. Con las yemas de sus dedos rozaba mi torso al tiempo en el que recogía mi vestido.

"Unwritten" [Z. M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora