En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*

Capítulo 9: Instinto.

Punto de Vista de Marie:

Realmente no sabía que estaba pasando conmigo, yo no era de la clase de chica que se enamoraba a primera vista y mucho menos que le insinuaba a los hombres, pero hace rato, cuando sentí sus manos cálidas hacer contacto con las mías, algo dentro de mi se removió, no se si es la tristeza por la reciente pérdida del chico al que amé por más de dos años, o porque había algo especial en este británico de hermosos ojos cafés.

No podía dejar de imaginar sus manos recorriendo cada centímetro de mi piel, sus gruesos labios besando mi cuello, sí amaba a Hunter, pero sinceramente, jamás me hizo sentir lo que este chico con una simple mirada.

Fui a la ducha, después de todo lo que había pasado era lo que más necesitaba, necesitaba limpiarme, deshacerme de la culpa. Removí todas las prendas de mi cuerpo y me metí a la regadera, el agua aún estaba fría, pero hacia un poco de calor, así que no importó mucho.  

Seguía pensando en mi itinerario de mañana, les había prometido a los chicos buscar a su amiga y debía cumplirles, aunque las posibilidades de que ella estuviera viva era casi nulas. 

—Hola—susurró una voz en mi oído mientras pasaba sus manos por mi espalda. 

—Empecé a creer que no vendrías—dije sin girar. 

—Estuve a punto de no hacerlo-murmuró mordiendo levemente mi oreja. Sonrio dándome la vuelta para besarme. mientras sus manos calientes subían y bajaban por toda mi espalda, yo me encontraba aferrada a su cintura, sentía como su hombría estaba lista para darnos placer, estaba preparado para ser parte de mi, para hacerme sentir cosas que no había sentido antes. Entonces todo comenzó, él empezó a empujar levemente su erección, lo hacía con tanto cuidado y tan levemente que me hacía soltar pequeños gemidos de placer, aunque quizá era demasiado delicado. cerré la llave del agua, y salimos aún besándonos de la regadera, con él no tenía miedo de caer, tenía un cuerpo tan fuerte y perfecto que me excitaba más pensar que él sería sólo mío. 

Se dejó caer en la cama, se colóco sobre mi y me besó el cuello para ir descendiendo poco a poco por el, estaba tan impaciente que me gire sobre el para ahora yo estar a. cargo y hacer las cosas un poco más interesantes. pase una de mis manos por su erección y le si unos leves golpecitos, el sólo soltó unos gemidos, después me coloque sobre el pero no deje que entrara en mi, eso lo hizo enloquecer y se volvió más agresivo, había dejado los besos delicados y paso a los lujuriosos, eso me gustaba. después el tomo el control y entró en mi sin avisar, lo que me hizo soltar in gritó, pero no de dolor, sino de placer.  Comenzó a hacer todo despacio para después hacerlo rápido de nuevo. No supe cuando tiempo paso, pudieron haber sido horas y yo estaba agotada, cuando ambos llegamos al orgasmo, el se dejó caer junto a mi y ambos nos quedamos dormidos sin saber como explicaríamos mañana el hecho de haber amanecido juntos.