Capítulo 4: Escape.

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Punto de Vista de Liam:

—¿Están listos?—pregunté esperando a que el ascensor se detuviera.

—¡No! ¡Esperen!—gritó Harold mientras metía a Lux en su cangurera y se cubría con un suéter.

—¿Ya?—Asintió, presioné el botón. Cuando el elevador llegó a nuestro piso sentí que me iba a dar un infarto, no estaba listo para matar a esas cosas, no podría hacerlo.  Por fortuna el ascensor estaba vacío, entramos en dos grupos, primero fuimos Louis, Zayn, Daniel, Molly, Rosie, Sara, Arthur y yo, mantendríamos la zona segura para que después bajaran Niall, Harry, Lux, Sophie, su hermano Henry, Anna, (la hermana mayor de Sophie y Henry) Lucas (un anciano de unos 70 años) y finalmente los gemelos Alyssa y Alex.

—Nos vemos abajo—dijo Louis antes de que la puerta se cerrara, teníamos suerte de que aun hubiera luz en el edificio. Cuando llegamos al primer piso y la puerta se abrió, lo primero que vimos fue la luz del exterior que entraba por las puertas de cristal, en este piso no había ni un foco prendido, por lo que solo entraba la luz de afuera, salimos del elevador y lo envié de regreso al quinto piso para que los demás subieran, todo estaba tranquilo hasta que se escuchó un gemido pero no vimos a nadie moverse. Sara camino lentamente hasta la puerta de cristal y pego su rostro a él.

—Puedo ver el camión—murmuró alegre. No sé de dónde, ni como, ni cuando, pero en el momento en que regresaba con nosotros, uno de ellos, un zombie le saltó encima, intentamos ayudarla, pero ellos demasiados para nosotros, si, podíamos matar a uno o dos, pero eran más de seis y librarnos de ellos, sería difícil.

—¡Liam!—gritó Zayn mientras enterraba su arma en el cráneo de uno de los zombies, me acerque para ayudarle, pero eran demasiados, y solo podíamos defender al grupo nosotros, ya que Louis no tenía un arma, él solo se dedicaba a empujarlos con la mochila de la comida, Rosie lloraba por su madre, Arthur aplastaba la cabeza de los que caían al suelo, Daniel intentaba calmar Rose y Molly, Molly simplemente se había escabullido por ahí.

Punto de Vista de Marie:

Supe que algo estaba mal en cuanto los sobrevivientes se asomaron a la puerta, mas no salieron del hotel a pesar de que todo el exterior estaba solo.

—¡Prepárense!—grité a mis hombres.—vamos a entrar.

—Marie, creo que debes quedarte aquí—murmuró Hunter.—No quiero que te expongas.

—Hunter, iré contigo, no podrás sólo.

—Está bien, pero ten cuidado.

—Igual tu—dije besando suavemente los labios de mi novio.

—Sabes que soy experto en esto.

—¡Jo!, mantén encendido el motor, nos iremos de inmediato.

Ser la mayor de tres hermanas me daba la ligera ventaja de ordenar, pero también me otorgaba la responsabilidad de velar por ellas, de cuidarlas de todo mal.

Mi hermana menor sonrió y les dio indicaciones a las tres chicas que bajaban con nosotros.

Corrí lo más rápido que pude a la entrada del hotel, me recargue a la pared mientras que Hunt me hacía señas, entraría el primero, yo solo cubriría sus espaldas.

Cuando entramos al hotel nos encontramos con una escena bastante inusual, bueno, ya todo era inusual aquí, pero esto, lo que vimos me reconfortó, había tres chicos intentando acabar a una horda de diez zombies, dos de ellos (uno castaño y el otro pelinegro) los tumbaban con sus hachas, mientras que el pelirrojo les aplastaba la cabeza a pisotones, pegados al ascensor estaban tres chicos, uno castaño y de baja estatura, una chica rubia que lloraba desconsoladamente, había otro tipo (rubio también) intentando levantarla del suelo, comenzamos a dispararles a los zombies intentando ayudar. El elevador se abrió mostrando a más gente, había dos chicos pelirrojos, gemelos si no me equivoco, uno rubio, uno castaño con rulos, dos niños castaños, una chica de cabello negro y un anciano de cabello blanco, me detuve un instante a verlos, estaban asustados.

—Marie—se escuchó por el trasmisor.

¿Qué pasa, Jules?—

—Los disparos alertaron a más zombies, hay una horda aquí afuera.

—¿Subieron al camión?

—Si, estamos en el techo, podemos matar a unos cuantos, pero se nos han escapado algunos.

¿Cuántos?

—Seis o siete.

—Nos arriesgaremos a salir, ¿nos cubres?

—Por supuesto.

—¿Saldremos?—preguntó Hunter. Asentí.—Quiero que corran lo más fuerte que puedan, intenten no tropezar o se quedaran, lleguen al camión y no se separen.

Él era todo un experto en esto, era todo lo que jamás pedí.

*Inicio de Flasback*

—Hola—escuché decir. Llevaba media hora en el bar y nadie me había hablado.

—¿Me hablas a mí?—pregunté viendo fijamente a aquel pelinegro de ojos azules.

—Si, soy Hunter Collins, ¿Y tu...?

—Annelisse—sonreí.

—Tu gaffette dice Marie—sonrió. Mierda.

—¿Eres de por aquí?—asentí—¿De dónde?

—Queens.

—Eres de la tierra de los raperos—se burló.—¿Viniste a la firma de un libro?

—Y mi padre olvido recogerme—añadí quitando el libro de la mesa.

—¿Quieres que te lleve?—negué.

—Estás ebrio, además de que no debo salir con extraños.—dije viendo que le daba un trago a su vaso de Whisky.

—Te juro que no estoy ebrio, y ¿Si no hablas con extraños como pretendes hacer amigos?

—Está bien.—Acepte y salimos del  bar del hotel, al principio me daba miedo irme con él, pero después de un rato me di cuenta de que era bueno y quizá me gustaba.

*Fin del Flashback*

—¿Marie?—preguntó—¿Tu vas primero?.

—El rubio, el ruloso, señor, los niños y tu—señale a la chica que iba con ellos—pelirrojos y tu—le dije al otro rubio.—Vengan conmigo—ellos asintieron y salimos corriendo de ahí, todos, menos el de rulos, quien sostenía de la mano a la chica que lloraba en el piso definitivamente no iba a regresar por él.

Cuando los zombies se acercaban a nosotros, los disparos de Jules los alejaban.

—¡Suban!—gritó Suss abriendo la puerta. Entraron los niños y la chica que iba con ellos, los dos pelirrojos y uno de los rubios. ¡Diablos! ¿Dónde está el otro rubio y el anciano? Giré mi vista y los vi, a escasos 10 metros de nosotros, el chico rubio de ojos azules intentaba ayudar al anciano, pero él no podía levantarse, los zombies lo rodeaban. Saqué mi arma y corrí hasta donde estaba el muchacho, dispare en repetidas ocasiones y logre ver que el rubio estaba intacto.

—¿Cómo te llamas?—pregunté acercándome y obligándolo a levantarse. No obtuve respuesta.—¡¿Cómo te llamas?!

—¡Niall!—gritó viendo a los cadáveres que dejábamos atrás.

—Niall, corre—ordené.

El chico obedeció y subió al camión. Me di la vuelta para ayudar con los demás sobrevivientes, no podíamos dejar que otro muriera, ya no. Intente correr, pero algo se abalanzo sobre mi llevándome al suelo, mi arma se alejó suficiente de mi alcance, estaba pérdida.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora