Capítulo 48: ¿Dios, Estas ahí?.

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Narrador Omnisciente:

Unos hombres llegaron por él en el momento en que se disponía a hablarle un poco más a su amada, ahora ella jamás sabría cuánto le quería, lo mucho que la extrañaba y lo otro tanto que lamentaba haber sido un completo imbécil por el asunto de su bebé, necesitaba decirle lo mucho que lo sentía y que estaba profundamente arrepentido, además de casi querer rogarle que lo salvara del infierno que se avecinaba por sus actos, sabía que le iría mal con aquel hombre y le dolía pensar que quizá estaría muerto por la mañana.

Sometieron al chico y le quitaron el Walkie-Talkie, no lo golpearon porque ese era un privilegio exclusivo del jefe, sólo él podía tocar la cabeza castaña del chico Payne, y aunque todos desearan poner sus manos en aquel individuo, no podían, pues más grande era su temor al jefe que sus ganas de lastimar al chico. Los sujetos lo llevaron de nuevo a la bodega donde había estado hasta esa tarde, lo ataron y se fueron dejándolo sólo.

No sabía con exactitud cuántos días llevaba en aquel lugar, ni siquiera sabía si saldría vivo de este infierno, más lo único que sabía con certeza era que pasadas unas horas, aquel monstruo, aquella bestia que se hacía llamar hombre, regresaría para seguir lastimándolo.

—Te quisiste pasar de listo, ¿Eh?—preguntó un sujeto alto, cabello rojo, robusto.

—No—respondió Liam.

—No entiendo por qué eres tan especial para Donovan—continuó mientras daba una vuelta por la silla donde Liam estaba amarrado.

— ¿Especial?—pregunto irónico— ¿Yo? creo que los especiales son ustedes—dijo.

—Dicen que es muy placentero pegarte—murmuró el hombre.

—Puede que si— respondió—pero ese es un privilegio que no les toca a los sirvientes—añadió.

—Para tu mala fortuna—dijo—Yo no soy ningún sirviente—añadió el hombre antes de propinarle un golpe.

El sujeto lo golpeaban cada vez más fuerte. Le dio un tremendo puñetazo en el rostro, tan fuerte que hizo que todo su cuerpo temblara, le dolía mucho, su ojo estaba morado y comenzaba a sangrar, eso era preocupante. Después el hombre lo golpeó en el abdomen, Liam sintió una de sus costillas partirse en dos, le dolía respirar y comenzó a expulsar sangre por la boca. Los golpes que le daba el tipo aquel estaba cada vez más llenos de irá, de coraje, de odio, sabía que se estaba desquitando con la persona equivocada, pues no el chico no le había hecho nada, pero también sabía que era el correcto para recibir su castigo, ya que estando amarrado no intentaría defenderse.

Un golpe más, y otro y otro, fueron más de los que Liam esperaba, la mayoría de ellos puñetazos en el rostro, en el abdomen, y algunos golpes en la herida que había dejado el abre cartas. Pero él estaba aguantando como sabía, al final de cuentas ya había sobrevivido al dolor, le ganó en más de una ocasión a la muerte, y no se dejaría matar por un hombre, y menos ahora que sabía que su mujer y su hijo estaban vivos.

— ¿Qué carajo haces, Stevens?!—gritó Collins cuando entró a la bodega.

—Vete de aquí, niño—respondió el pelirrojo.

— ¡Sabes que no debemos tocarlo!—añadió intentando acercarse.

— ¡Lárgate!—gritó apuntándolo con su arma.

—No—se mantuvo firme.

— ¡Carajo! ¡Lárgate!—gritó el hombre antes de dispararle en una pierna.

— ¡Collins!—gritó Donovan cuando lo vio en el suelo.

—Estaba golpeando a tu prisionero, yo sólo le dije que se fuera—dijo rápidamente el pelirrojo. Donovan se acercó a él.

— ¿Crees que soy idiota?—le pregunto tomando bruscamente su brazo.

—No, señor, yo no...

— ¡Mírate bien imbécil de mierda!—dijo refiriéndose a la sangre que tenía en sus nudillos.

—Señor, yo...—Donovan abofeteo al tipo, después lo arrojó al suelo y lo pateo en varias ocasiones, mientras que otros se llevaban a Collins.

— ¿Que mierda les he dicho?—gritó viendo a todos— ¡Nadie a excepción de mi puede tocar a este jodido bastardo hijo de puta!—añadió yéndose.

Los demás hombres se llevaron a Stevens, y Liam se quedó sólo, nadie lo ayudó a él.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora