En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*

Capítulo 25: Oasis.

Punto de Vista de Liam:

Después de pasar la noche en la cueva nos desorientamos completamente, ya no sabía por donde regresar, así que caminamos en dirección a una carretera que estaba cerca, hace menos de veinte minutos habíamos escuchado algunos autos, quizá volverían a pasar y podríamos volver con ellos.

—Tengo mucha hambre...—se quejó Alyssa.

—Busquemos comida y algo de agua—sugirió Daniel.

No les dije nada, puesto que yo también estaba hambriento; Antes de que todo esto empezará solía comer muy bien, mucho, hacía ejercicio constantemente y me daba hambre por montones, pero no importaba porque después salía a cenar y gastaba demasiado dinero en ello, pero ahora, en este nuevo mundo donde el dinero no vale nada tenía que acostumbrarme a comer poco y de todo.

—¡Mira!—murmuró Angie señalando a lo lejos, tenia rato despierta y caminaba lento, su pierna no sangraba tanto. 

Después de lo de ayer, ya no sabía como dirigirle la palabra, me asustaba que ella estuviera herida, después de todo ya no le quedaba nada a que aferrarse. Llevabamos más de una hora caminando por la carretera y no había vuelto a pasar ni un vehículo, estábamos solos.

Llegamos a un pequeño pueblo, había tiendas, cafeterías y hoteles, pero todo estaba destrozado, no había señal alguna de vida inteligente.

—Vayamos a ese lugar—añadió Danny apuntando a un Wal-Mart que estaba al fondo del pueblo.

Anduvimos con cuidado hasta llegar a la tienda, no se veía nadie en el interior, pero las camionetas estaban calientes, un uso reciente, pensé.

Nos asomamos por un ventanal y vimos a un hombre rubio, alto, ojos cafes, músculoso y con una gran cicatriz en el rostro.

—Pidamosle ayuda—dijo Daniel. Asenti y caminamos al interior.

—¡Alto ahí!—gritó apuntando sus armas hacia nosotros, debo admitir que me lo esperaba.

—No hemos sido mordidos, estamos bien— El hombre no se veía muy convencido, más aún así ordenó a sus dos soldados que bajarán sus armas.

—Soy Donovan—se presentó—ellos son Antonio y Roger. ¿Como se llaman?

—Soy James—mentí. Bueno, no mentí, es decir es mi segundo nombre, pero algo dentro de mi no me dejo decirle, "Hola, Soy Liam Payne"  además estoy seguro de que bastará con James—Ella es Alex, Iris y él Cameron—mentí de nuevo. Alyssa y Daniel me miraban confundidos, Angelique parecía haber entendido.

—Muy bien chicos, sólo tomaremos unas cuantas cosas y saldremos de aquí, los llevaremos a un lugar seguro.

—En realidad queremos volver a Queens—anunció Alyssa.

—¿Queens? ¿Por qué querrían ir a ese tiradero?

—Nuestras familias están ahí, debemos volver con ellos.

—Lamentó decirles que no podremos llevarlos hasta allá—informó.—No podemos ir a Queens.

—¿Por que no?—interrogó Daniel.

—Hemos tenido diferencias con su líder.

—Ella parece buena—defendió Alyssa.

—Parece buena, más no lo es.

—A nosotros nos ha tratado bien.

—Miren, ustedes no entienden el trasfondo de las cosas, ¿Por que creen que ella y sus hombres duermen en la casa grande, detrás de la cerca?—nadie respondió.—Si los zombies entran a Queens, ellos estarán a salvo y la gente morira.

—Pues hace tres días entraron algunos zombies y su plan de acción fue excelente—informó Angelique.

—¿Excelente?—ella asintió.

—La manera en que gobierna el lugar no es la correcta.—intervino Roger.

—A mi me parece que esta bien—la defendí.—Gobierna con justicia y se preocupa por la gente.

—Marie es una traidora. Yo construí ese lugar, pero ella se hartó de que le dijeran que hacer y montó un teatro, me dejó como un violador en frente de todos y no conforme con eso me dejo esta cicatriz.

—Sus hombres han matado por lo menos a cien de nosotros—anunció el otro sujeto.

—Sin contar que se ha quedado con varios de mis mejores hombres.

No, eso no podía ser, ella era buena, jamás haría algo así, es decir ella es justa y amable y confió en ella, y por algún motivo este tipo no me causa confianza.

—¡Escondanse!—ordenó el hombre.

—¿Por qué?—preguntó Alyssa—Ellos pueden ser de ayuda—añadió refiriéndose a los autos que llegaban.

—¡No!—gritó.—son asesinos—dijo.

¡Mierda! lo que nos faltaba, un montón de asesinos. Me agache junto a ellos y en medio del silencio escuché su voz.