Punto de Vista de Marie:
<<Desgraciada, eso es lo que soy. Una desgraciada>>
<< ¿Cómo puedo dejar a mi hija sin su padre? ¿A los chicos sin su amigo, sin su hermano, a mi sin el amor de mi vida?>>
Cerré los ojos para dejar que mi dolor se apagara, pero era imposible, el dolor no se iría con nada. Nada podría quitar este peso que cargaría de ahora en adelante, porque me había dado por vencida y ahora Liam estaba muerto por eso.
– ¡Danielle!–escuché a Louis gritar. Abrí los ojos y entonces lo vi, Liam estaba despierto, mirándonos, se veía confundido, cansado y con dificultad para respirar, pero estaba vivo. Dani se acercó rápidamente y volvió a conectar el respirador, Liam comenzó a inhalar sin dificultad, pero no hablaba, sólo nos veía. Inclusive ahora estaba muy confundida, no podía creer que estaba vivo, o al menos eso parecía, parecía que esta vez sí se quedaría conmigo para siempre y por siempre.
–Liam...–murmuró Niall. El rubio se acercó a su amigo y lo abrazo muy fuerte, él no se resistió.
Los chicos comenzaron a llorar de nuevo, pero esta vez de alegría, se abrazan entre ellos y abrazaban a Liam, estaban felices de nuevo, hace sólo unos instantes les estaban robando la alegría, la felicidad.
–Marie–dijo Danielle invitándome a acercarme. Me negué y sólo seguí observando aquella hermosa y desgarradora escena.
Después de todo no estaba sola, pero ahora estaba avergonzada por haber querido acabar con su vida, por no ser fuerte y tomar la ruta más fácil, por pensar que él no era lo suficientemente fuerte como para despertar de nuevo.
Punto de Vista de Liam:
¿Todo lo que había soñado era cierto? ¿Ese era mi cielo personal? ¿Eso me esperaba al morir? mis recuerdos, mis padres, amigos y hermanas, todo lo que había dejado ir, mi pasado. Todo eso, ¿Todos ellos estarían esperándome cuando muriera? ¿Ellos estarían ahí por mí?
Abrí los ojos y lo primero que observe fue a Marie, estaba parada justo frente a mí, tenía los ojos cerrados y las lágrimas escurrían por sus mejillas. No tenía un vientre inflamado, así que supongo ya nació nuestro hijo o... pudo haberlo perdido, ¡No! mi hijo nació sano, él o ella está bien. Los chicos estaban ahí y también lloraban. Todos se veían diferentes, más viejos, cansados, tristes. Zayn llevaba una abundante barba negra que lo hacía verse muy guapo, Harry tenía el cabello rizado más largo de lo normal, aunque se notaba a leguas que quiso cortarlo y le quedo mal. Louis tiene unas grandes ojeras bajo sus ojos, también tiene barba y se ve muy chistoso, y Niall, él se ve igual que siempre, es el único que no ha cambiado.
–Liam...–murmuró Niall cuando abrió sus ojos, se acercó a mí. Me dio un abrazo cálido que necesitaba sin duda alguna.
No pude reconocer muy bien el lugar, nunca había estado ahí antes, aunque parecía ser un hospital, la cama dura, el cuarto blanco y los aparatos a mi alrededor me hacían pensarlo.
Los chicos se abalanzaron sobre mí y me abrazaron también, los extrañaba muchísimo y necesitaba verlos, hablar con ellos, sentirlos, olerlos, aunque no olían como antes, ya no había aromas caros y exclusivos, ahora olían a jabón de ropa, como el que usaba mi madre, y tampoco vestían ropas finas y de marca, ahora sus vestimentas eran ropa de segunda mano, la mayoría remendadas, como si fuéramos pobres de nuevo.
Moví mi vista por todo el cuarto, Marie sólo me veía, no se movió de su lugar, estaba de pie, frente a mí, mirándome con amor y ternura, me veía como si fuera la última vez que lo haría, y eso me aterraba de cierta manera porque me había quedado claro que la amaba, que jamás amaría a nadie como la amaba a ella, que ella era mi todo, mi razón de ser, mi razón para seguir vivo, para luchar, por ella aguante todo lo que me hicieron, por ella me quedé aquí, por ella renuncie a esa paz que tanto mencionaban mis familiares, todo lo que hacía lo hacía por ella. En la puerta había una mujer que no había visto antes, asomaba una parte de su cara por la pequeña ventana en la puerta, tenía ojos cafés y cabello rubio.
–Liam...–escuché su voz llamarme. Voltee a verla ignorando a la mujer, Marie seguía llorando. Una sonrisa se formó en su rostro y se acercó a mí. Podía ver como su mandíbula temblaba. Me abrazó fuertemente, tan fuerte como si no quisiera dejarme ir de nuevo. Aspire su perfume, sólo ella olía bien, tenía un delicioso olor a frutas. Besó mi frente y se sentó en la camilla junto a mí. Los chicos se fueron y ese momento paso a ser solamente nuestro.
–Liam...–la escuche murmurar. Hundió la cabeza en mi pecho y empezó a llorar desconsoladamente, todavía estaba aferrada a mí.
–Marie…–dije. Tenía la boca seca y mi voz apenas salía.
–Te extrañe tanto–masculló viéndome. –Perdóname por no haberte cuidado como debí, perdóname, soy una completa imbécil... yo–la interrumpí.
–No tengo nada que perdonarte–susurre. –Te extrañe también, y lamento todo lo que pasó entre nosotros antes de todo esto.
–Te amo, Liam–añadió–y jamás permitiré que te hagan daño de nuevo.
–La única cosa que me puede herir hasta matarme eres tú...–dije. –Tú eres por lo único por lo que me pueden herir, sólo tú. Todo para lo que vivo es para ti y para...–tragué saliva–para nuestro hijo.
–Hija–corrigió. –Tenemos una hija.
–Una hija–mascullé sintiendo un montón de cosas nuevas en mi ser, me sentía feliz, orgulloso, alegre, me sentía lleno de vida otra vez. Mi hija es un motivo más para pelear.
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En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*
Fanfiction"La vida es un instante al sol" Jamás había comprendido del todo esa frase y es una lástima que haya tenido que pasar todo esto para que por fin le encontrará sentido. Ella sabía que la vida normalmente era corta, nadie vivía más de doscientos años...