Capítulo 53: Plan.

736 35 3
                                    

Punto de Vista de Liam:

Abrí los ojos lentamente, sentía que la cabeza me iba a explotar del dolor, además que otras partes de mi cuerpo también dolían. Me encontraba solo, en medio de la obscuridad, el silencio, el frío y un charco de sangre enorme, sabía muy bien que no era mía, recordaba vagamente lo que había pasado después de que aquel hijo de puta asesinara a la mujer, me gustaba recordarlo suplicar, gemir y llorar por que lo dejara en paz, aunque aun seguía preguntándome de donde había salido aquella fuerza, aquel coraje que me inhundo.

Nadie se había tomado la molestia de atarme de nuevo, supongo que pensaban que no sería un problema, al final de cuentas tenía la pierna hecha mierda por el balazo. La  hemorragia había sido detenida con un pedazo de tela blanca. Me levanté del suelo con mucho esfuerzo y dolor, me senté en la silla donde me habían tenido amarrado. El metal estaba helado y aunque no lo había notado al principio, el ambiente se sentía un tanto gélido para ser primavera. La puerta se abrió revelando a dos personas, una más alta que otra; en el momento en que la luz del exterior ilumino la bodega me pude dar cuenta de las fotos que colgaban del techo, las viejas fotos de Marie habían sido cambiadas por otras donde su vientre comenzaba a verse abultado.

– ¡Sahara! –dije viendo que se hallaba aparentemente bien.

– ¡Liam! –chilló ella yendo a abrazarme. –Me tenías tan preocupada.

– ¿Estas bien? ¿Te hicieron daño? –negó.

–Basta de emotividad–interrumpió Collins. Era muy extraño verlos juntos.–Cúrale el ojo y la pierna–ordenó el chico. La niña se acercó a mí y me puso agua oxigenada, aún no podía ver muy bien porque estaba inflamado, pero sé que con eso me pondría mejor.

–Tu ganaste–forzó una sonrisa.

–La mujer, ¿Ella...?–un nudo se formó en mi garganta.

–Murió–informó Sahara–Hiciste lo que pudiste–intentó reconfortar.

–No–murmuré–Ella debió haber vivido.

–Por lo menos has machacado bien a Donovan–se burló. Sonreí.

– ¿Ha entrado ya el invierno? –interrogué notando sus abrigos.

–El otoño–respondió Collins. –El invierno llegará el mes entrante.

– ¿Es Octubre? –asintieron. –Cuando me trajeron aquí hacia calor.

–Liam, llevas encerrado aquí mas de cinco meses.

– ¿cinco meses? No…–dudé. – ¿Cómo es que no me he dado cuenta?

–Te dopan–masculló Collins. –Después de cada paliza, un médico viene, revisa tus heridas, las cura y te duerme por lo menos dos días.

–No, eso imposible.

–Liam…–murmuró Sahara. –La pelea fue hace cuatro días.

–No, por supuesto que no, eso es mentira.

–No, Liam, no estoy mintiendo, es la verdad.

–Sahara, tenemos poco tiempo– cortó Collins. Ella asintió y sonrió de lado.

–Nos iremos dentro de dos semanas–murmuró a mi oído.

– ¿Qué?–pregunté en voz baja olvidando completamente el asunto de mis largas siestas.

–nos vamos a Queens–repitió. –Este es el plan, cuando te lleven al baño, Collins estará ahí y te ayudará a salir por la ventana, algunos otros y yo estaremos en un camión de provisiones, ustedes deberán llegar ahí, saldremos de Staten Island y nos iremos.

– ¿Como saben que funcionará?–pregunté. – ¿Que tan segura estas de que Collins no nos traicione?

–Te dije que era la mano derecha de Donovan, pero que eso no significa que esté de acuerdo con él.

–Además Stevens sigue en el castigo, Donovan saldrá una semana por más provisiones y muchos otros están en descanso, además el soldado que te llevará al baño está de acuerdo, sólo tienen que llegar al camión.

¿Una salida? ¿De verdad podía existir una? ¿Podría volver a ser libre? ¿Estaría con Marie de una vez por todas?

–Ahí estaré–respondí.

****

Durante estos últimos ocho días, nadie ha venido a maltratarme, sólo viene Sahara o Collins a darme la comida, llevarme al baño, abrigarme y eso es todo.

–Por fin, después de seis meses saldrás de aquí–celebró ella.

– ¿Seis meses?–pregunté. Ella asintió– ¿De verdad tengo tanto tiempo aquí?

–Sí, los acabas de cumplir.

– ¿Por qué no han cambiado las fotos de Marie?–pregunté viendo que eran las mismas y que estas jamás duraban más de tres días siendo las mismas.

–Porque Donovan le perdió el interés–respondió. –Ahora le interesa la supuesta existencia de un campamento militar, se dice que está a salvo de los zombies y lo quiere.

– ¿Que gana él con todo eso?

–Sexo–respondió. –no tienes idea de la cantidad de chicas lindas que hay aquí, muchas lo ven como un héroe por mantener vivas a las personas. Y ya sabes lo que pasa con las chicas que idolatran a alguien. –Negué– ¿No te ofrecían sexo cuando estabas en 1D?

–No.

–Bueno, es algo así, a Donovan le gusta follar–respondió. –pero es un cerdo y no sé qué chica tiene el valor de hacerlo con él.

Me reí– ¿Cuántos años tienes?–pregunté.

–Amigo, está bien que soy demasiado sensual, pero no voy a dormir contigo–se burló–Que ya no haya un mundo no significa que ya no haya leyes, pedófilo–se burló.

–No quiero sexo contigo–dije mientras reía.

–Diecisiete–respondió finalmente.

Diecisiete años, apenas era una niña y estaba sufriendo todo esto, tenía que sobrevivir en un mundo lleno de monstruos, aunque pensándolo bien, el mundo estaba lleno de seres horribles, las personas estaban luchando desde antes, peleaban por su vida, por tener algo para comer, por tener algo que vestir, tener salud, seguridad y esas cosas, pero en ambos mundos, en este nuevo, repleto de mutantes come carne, sin gente consciente y el mundo anterior, lleno de gente "pensante" y "superiores", en ambos casos, el monstruo eran las personas.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora