trece

100 9 6
                                    

Ese mismo jueves todas se despidieron de Adrián y volvieron al pent-house, donde las once cenaron entre risas y anécdotas, y terminaban de ultimar los detalles para la fiesta que realizarían éste sábado.

-Yo no puedo creer lo que te amo, Candela, y quiero que seas inmensamente feliz.- musitó Lucila con lágrimas en los ojos.

-Sostengo que nada hubiera sido igual sin vos, hija de puta, espero que nunca nos dejes.- habló Brisa ésta vez.

Todas se abrazaron en medio de living, para después ir a dormir con grandes sonrisas en el rostro, sorprendidas de que todo les salga tan bien.

El viernes temprano Pablo y Diego, los dos hermanos mayores de Candela, se plantaron en el departamento con regalos para la pequeña de sus vidas, aunque ya haya pasado los veinte años.

Cerca del mediodía, todo el grupo despertó por los gritos de Pablo y Brisa provenientes del primer piso.

-¡No sé que haces acá, flaco!- gritó ella tratando de cubrirse con la remera que apenas le llegaba al ombligo.

Él rió.- Es la casa de mi hermana también, chiquita.

-¡Diego!- gritó Candela bajando las escaleras.

El mayor la recibió con una sonrisa y los brazos abiertos.

-Ah listo, así sos.- vociferó el del medio con indignación.

Brisa se burló de él antes de subir las escaleras para cambiarse.

-Los extrañé mucho, ¿que hacen por acá?

-Yo vine a buscar la lista de invitados para la fiesta, y Pablo vino para molestar a Brisa.

Los tres rieron.

-¿Trescientos invitados?- preguntó incrédulo.

Lucila y Evelyn bajaron seguidas del resto del grupo, era bastante tarde pero agradecieron que ese día no tuvieran trabajo debido al partido de mañana.

-¿Se quedan a comer?- preguntó Anto al par de hermanos.

Diego iba a responder pero el intercomunicador le ganó; fue Ari quien caminó hasta allí y apretó el botón.

-Hola, soy Agus.

-Eu Agus, ¿que pasa?- preguntó extrañada al escuchar a la kinesiologa del plantel con la voz quebrada.

-Necesito hablar con ustedes.

La enana buscó a sus amigas y éstas asintieron, dándole permiso para que suba.

El motivo por el cual Agustina las visitó sorprendió a todas, no esperaban una huésped para ser sinceras, pero ella no tenía a donde ir tras terminar con su novio y no la dejarían en la calle.

-Yo voy a ayudar con el alquiler, eso sí. Muchas gracias.

Todas estuvieron de acuerdo en albergar a la joven kinesiologa y darles su apoyo dado al momento que estaba pasando, la conocían hace bastante y era alguien en quien podían confiar; además, sabían que tras dos grandes perdidas no haría mal gente nueva. Tal como cuando eran un grupo de WhatsApp.

[...]

El sábado hubo un gran partido en La Bombonera, pero ninguna de ellas pudo asistir ya que debían preparar todo para la fiesta de Candela.

La quinta de Diego era lo suficientemente grande como para permitirle a unas cientas de personas festejar en paz; una barra en el interior y exterior, piscina y pista de baile bajo las estrellas. Se había esmerado y consiguieron hacer una linda fiesta a pesar del bajo presupuesto con el que contaban.

Los primeros en llegar fueron los jugadores xeneizes, casi a la una de la mañana.

-¡Felicidades!- gritó Flor abrazando a Rodrigo, quien había sido el auto del primer gol durante el partido.

-Te amo.- sonrió él.

Los dos siguieron con su charla cursi hasta que los demás invitados comenzaron a invadir la casa, entre ellos, Alario y Driussi junto a un gran grupo de amigos gallinas.

-¿Quien es la mina que viene de la mano con Alario?- preguntó Luci acercándose a la barra, después de haber dejado Giovanni en la pista de baile.

Lourdes y Antonella siguieron su mirada hasta donde la pareja estaba; al notar el par de ojos, el delantero de River sonrió y comenzó a caminar hacia ellas.

-Buenas.- sonrió mostrando sus dientes, pero él no importaba, sino la linda chica que también sonreía a su lado.

-Hola, soy Lucia.- se presentó por sí misma.

-Hola, nosotras somos Lourdes, Antonella y yo Lucila.- la santafecina fue la única en emitir palabra, pero sentía la tensión en la ronda que habían formado.

-¿Bailas, Lou?- preguntó Lucas después de unos minutos.

Ella lo miró incrédula.- No creo que a tu novia le guste.

La pareja rió ante eso.

-¿Novios? Ni en pedo, es mi hermano.- soltó Lucia acompañado de una risa.

Las tres los observaron perplejas, no se parecían en absolutamente nada; aún así, mientras el 13 de River y Lou bailaban, Lucia se había acomodado en la barra y comenzado una conversación con las chicas.

El resto del grupo bailaba en medio de la pista con sus respectivos machos, hasta Brisa había logrado que Leo Jara se presente a la fiesta y baile con ella un par de canciones.

Pero la noche es joven aun, y todo puede pasar.

Thirteen «BOSTETROLAS»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora