veintitrés

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Había sido idea de Flor invitar a Gabi, la secretaria del Juniors Academia, a ver el partido por Copa ese jueves, rogando ganarle a Racing de una vez por todas.

En el living Cande G, Ari, Bri, Cata, Gabs y Eve, miraban la previa del partido con tranquilidad, mientras que Cande y Paula preparaban la cena junto a Augusto, quien se había plantado en el penthouse junto a Alario.

-¿A que hora piensan comer?- gritó Luci desde el comedor; sobre la mesa había un montón de papeles y carpetas esparcidas.

La santafecina fue la unica en hacerse cargo de todo el papeleo que era necesario ordenar para mantener la Academia al dia con los tramites y pases de jugadores mayores, por lo que se mantenía fastidiosa y sin humor hasta que alguien inesperado interrumpió su aburrida velada.

-¡Anto! Gio llegó.- grito en cuanto lo vio entrar por el ascensor.

El delantero de Banfield se rió y caminó hasta sentarse a su lado.

-Anto no está, me dijo que hoy salía con Seba.- informó ojeando la cantidad de papeles que estaban sobre la mesa de cristal.

-Ah, ¿y venís a...?

-No sé, pense que estaría bueno ver el partido con alguien.

Ella lo miro sorprendida; no esperaba que él pisara el penthouse para algo que no involucrara a su amiga.

-¿Que propones?- preguntó cerrando su netbook.

-Bueno, no sé si Adrian me va a pasar factura después, pero podemos ver el partido y después vamos a caminar por la costa.

-¿Pasar factura?- preguntó nuevamente.

-¿Todavía no son novios?

Luci negó.-No, y no vamos a serlo.

-Mejor entonces.- musitó estirandole su mano para caminar al living, donde ya todos estaban listos para ver el partido.

A unas cuantas calles, y kilómetros, de ahí, Antonella veía los primeros minutos del encuentro comodamente en el living de Sebastian, mientras que él jugaba con su celular.

-Y, ¿siempre va a ser así?- preguntó de la nada.

Sebastian alzó una ceja y volteó a verla.-¿Que?

-Estoy hace dos horas sin hacer nada, y cuando te hablo no me das ni bola. ¿Ésta es tu idea de una relación?- soltó con impotencia.

-¿Y que queres que haga? ¿Queres salir y que se enteren que engaño a Ana?- comenzó a alzar la voz.

-Nada me haría mas feliz.- respondió con seguridad.

El jugador se paro del sillón y comenzó a dar vueltas por todos lados.- No es tan fácil como vos crees, yo tengo una reputación que cuidar.

-Perfecto, entonces vamos a seguir viéndonos acá, encerrándonos sin que nadie nos vea, total mi dignidad y moral están perfectos.

-¡Yo no fui quien empezó con esto!- grito.

-¿Perdón? Fuiste vos el que me buscó, no quieras hacerme quedar como la mala acá.

La correntina se puso de pie y agarró su bolso para caminar a la puerta.

-¿Que vas a hacer ahora? ¿Ir a tu casa y empezar a publicar todas nuestras conversaciones?

Auch. Para ella fue un golpe bastante bajo saber que él la creía una mas del montón.

-No. Tu novia no necesita mas pruebas para saber que es una cornuda.

-Si cruzas esa puerta no quiero arrepentimientos.

-Viví sin vos veinte años, Sebastian. No sos indispensable en la vida de nadie.

Y salió del lugar, salió con la intención de no volver nunca mas. A partir de ese momento supo que clase de personas quería para su vida, quería a Adrian; y rogaba que no sea demasiado tarde.

De vuelta en el edificio de Madero, el grupo mas otros integrantes devoraba las empanadas de carne mientras el primer tiempo del partido finalizaba.

-Milagro.- rió Ari recordando las pasadas goleadas frente al mismo equipo.

-¡Vinieron a defenderse! Hijos de puta.- manifestó Lourdes con desagrado.

-Bueno, calmate, mi amor.- susurró Lucas a su lado.

-Ni lo intentes, ¿sabes cuantas veces Paula se volvio loca por partidos asi? Pedirle calma es al pedo.- se burló Batalla desde el piso.

-Sos un exagerado Augusto.- su novia le dio un golpe en el hombro.

-Aja, como no.-rió el.

-Gabi, ¿estas bien?- preguntó Agus mirandola.

-Si, todo bien.- le sonrió desde su lugar.

-¿Donde esta Ari?- preguntó Brisa, notando la desaparicion de su amiga.

-No sé, le sonó el celular a mitad del partido y se fue.- aseguró Eve saliendo de la cocina con dos botellas de Coca Cola.

El ascensor se abrió y todos voltearon esperando que sea Arianna, pero fue Anto quien ingresó con el rostro empapado en lagrimas.

El primero, y único, en levantarse fue Giovanni, quien la envolvió en un calido abrazo al instante.

-¿Que te paso?- indago Cata apenas se sentó en medio de la sala.

-El enfermo de Driussi, eso pasó.- afirmó Lucila sin equivocarse.

Ella negó.-¿Como va el partido?

-No nos cambies de tema.- vociferó Evelyn, todavía con la mirada preocupada.

-Yo discutí con Driussi y no pienso volver a hablarle, nada mas.

Bri rió desde su lugar.-Ah, "simplemente".

Dai cambió rotundamente el tema cuando el partido volvió para iniciar el 2T, logrando que Antonella respire mas tranquila y luego les explique bien lo sucedido, cuando estuviesen a solas, sin los chicos.

Desgraciadamente, el partido culminó en un pobre 0-0, pero nadie reprochaba al cuerpo técnico esta vez, bien sabían que no se puede hacer magia en un día.

Decidieron hacer una pijamada esa noche, las quince chicas juntas en la sala. Vieron películas, se hicieron manicura, se maquillaron, contaron anécdotas y rieron de las mismas; estaban felices, porque a pesar de todo estaban cumpliendo su sueño, un sueño que cada una había tenido desde que Antonella creo el grupo un doce de Abril: vivir juntas, y ser botineras, obvio.

Thirteen «BOSTETROLAS»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora