Cuando por fin Candela y Nicolas estuvieron solos por unica vez en la noche, él no dudo en aprovechar ese momento para darle el regalo que había comprado dias antes.
Una linda y fina pulsera con varios dijes colgando de ella, entre ellos, una pelota y un corazón acompañados por las iniciales N y C; era realmente hermosa.
-Me alegra que te guste, tenia un cagazo tremendo de que te pareciera muy común.- confesó después de darle un pequeño beso en frente.
-No seas boludo, a mi me basta con saber que estas en mi vida.-
Candela le sonrió transmitiéndole confianza, la suficiente confianza como para que él hablase.
-Cande, ¿nosotros que somos?- le preguntó después de un momento en silencio.
Ella se dio vuelta para mirarlo de frente.-¿Vos que queres que seamos, Nico?
-Todo. Amigos, novios y futuros comprometidos, padres de unos lindos nenes; quiero tenerte para siempre conmigo, y no sé si va a durar tanto como quiero, pero me gusta sentir que estas conmigo, y quiero extenderlo cuanto mas pueda.
-¿Te parece empezar por ser novios? Lo demas podemos verlo con el tiempo.- le sonrió antes de juntar sus brazos detras del cuello del 14 y besarlo, ahora si, como su novia oficial.
Paula y Lucila observan enternecidas la escena mientras que sus novios iban hasta la barra por un par de bebidas, mientras tanto, a unos metros de ellas, Brisa y Leo hablaban tranquilamente con sus cuerpos moviéndose al compas de la musica.
-¿La estas pasando bien?- le preguntó ella con una sonrisa.
El jugador asintió.-Mejor imposible.
Fue entonces que él dejó su bebida de lado para acercarse a la menor del grupo mas de la cuenta, casi logrando que sus labios se junten; si no fuera porque el hermano de la cumplañera interrumpió el momento.
-¿Bailamos, linda?- preguntó con una cínica sonrisa en sus labios.
Ella estaba a punto de negar, pero Leo asintió y se alejó hacia la barra donde estaban sus amigas.
-Sos realmente insoportable, Juan Pablo.- soltó apenas sintió la mano del chico posarse sobre la suya para ir a la pista de baile.
El simplemente rió y negó con la cabeza.
-Eso no decias cuando te morias por mi.- le susurró en el oido.
Brisa sabia que tenia que salir de esa situación cuanto antes, o terminaria cayendo tal como lo hizo dos años atras. No se arrepentía de nada, pero si era algo que preferiría evitar.
-¿O me lo vas a negar?
Fue demasiado tarde cuando quiso dar dos pasos hacia atras, pues los brazos del chico ya estaban envolviéndola, evitando que se aleje. Y cuando penso que estaba a punto de besarla, cuando ya había cerrado los ojos esperando el impacto de sus labios, escuchó una risa burlona de su parte.
-Ah, sos el peor flaco.- insultó cuando sus ojos lo veían reirse de ella unos pasos mas lejos.
Tragó el nudo que se había formado en su garganta y se dispuso a caminar hacia la barra donde había dejado a su acompañante, tratando de no pensar en el mal momento que acababa de pasar.
Por su lado, Ari y Fernando disfrutaban de la noche mientras discutían sobre el partido; él la escuchaba fascinado hablar sobre el deporte que acaparaba la vida de ambos, sin dudas era su debilidad, sin dudas no era capaz de recordar su vida antes de ella. Era todo lo que él había estado buscando, y rogaba al cielo que esa relación dure mas de lo que su entorno piensa.
-¿Vos pensas que vamos a durar?- le preguntó, como si ella supiera la respuesta.
-No sé, Fer, pero somos nosotros los que tenemos el poder de duración, depende de los dos.
-Depende de vos, mi amor, yo nunca voy a querer que esto termine.- sonrió agarrando su mano.
-No. Depende de que no te mandes las cagadas que te mandabas con tus exs, porque yo no soy como ellas y a la primera te mando a la mierda por mas que me duela en el alma.- vociferó y después le regaló una sonrisa, tratando de relajarlo tras sus duras palabras.
Algo lejos de ahí, Lucila y Gio habían decidido alejarse un poco de la multitud exaltada y tomar un algo de aire fresco fuera de la quinta, de todas formas sabían que estaban seguros, a pesar de que eran las cuatro de la mañana.
-¿Entonces no sos de acá?- preguntó el delantero de Banfield después de que Lucila le hicieron un breve resumen de su llagada a Capital.
-No. Nací, crecí y tengo a mi familia en Santa Fe, pero desde chica supe que mi sueño era vivir en una ciudad grande como lo es ésta, y después aparecieron las chicas y años mas tarde la opción de vivir juntas. Creo que desde entonces no deseaba nada mas que conocerlas y volver realidad cada cosa que habiamos propuesto en el grupo.
-Las debes querer mucho como para dejar toda tu vida y mudarte a esta ciudad tan peligrosa sólo por ellas.
-Las amo, Gio, es algo que no puedo explicarte, porque ni siquiera yo lo entiendo.- dejó salir una suave risa.
-Me gustaria algún día conocer lo que es una amistad tan sincera como la de ustedes. Hasta ahora las personas que se me acercan lo hacen para llegar a mi viejo o para sacar algun provecho de mi, ya estoy cansado.
-Espero que no pienses que soy de ese grupo.
-No, ni ahí.
Ella asintió.-De todas formas no me molestaria conocer a tu papá.- bromeó haciéndolo enojar.
La fiesta terminó cuando el sol estaba asomándose, casi a las siete de la mañana, aunque la mayoría de los invitados "importantes" seguían ahí.
Ninguno entendía como lograron mantenerse sobrios con tanto alcohol en el ambiente, pero gracias a eso ahora debían ayudar con la limpieza del lugar.
Lucila, Sebastian y Giovanni juntaban los papeles en el patio, mientras que Anto, Andy junto a Fernando y Ari se encargaban de ordenar el desastre que había en el interior de la casa.
Los demás estaba esparcidos por todo el lugar, a excepción de Nicolás y Candela, quienes se habían retirado un poco antes de las cinco de la mañana.
-La hizo re bien Candela.- carcajeó Pau buscando molestar a los hermanos de la chica.
-¿A dónde creen que fueron con Nico?- siguió Agus aguantándose la risa.
-Bueno, ¿y si van yendo? Mañana se encarga la señora que limpia todo.
Diego se apresuró a sacarlas para no escuchar mas comentarios de ese tipo.
Ya en la calle, todos reían tras haber conseguido un buen resultado ante un improvisado plan.
Cada pareja tomó un auto y partió hacia el complejo, mientras que las solteras subieron al vehículo de Agustina y siguieron a los demás.
-¿Tenes algo que hacer mañana? Tenemos libre y tengo ganas de hacer algo.- preguntó Jara antes de estacionarse.
-Supongo que no tengo nada que hacer, igual voy a estar muerta.- rió.
-Vamos a un lado tranqui, un parque o algo.
-Dale. Llámame a eso de las cuatro, antes de pasar a buscarme.
Él asintió y se despidió con un beso en la mejilla.
Una vez arriba, Lucila se había tomado el atrevimiento de convencer a Giovanni de quedarse a dormir, ya que ninguna de sus compañeras estaba presente.
-¿Me vas a hacer dormir en una de esas camas o...
Lo interrumpió.- ¿Crees que si quisiera que durmieras en una cama distinta a la mia te invitaría a quedarte?
El jugador rió y se acercó para acostarse a su lado.
-Buenas noches, Gio.- murmuró en medio de la oscuridad.
-Buenas noches Lula.