veinticuatro

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-"Están cordialmente invitadas a celebrar el enlace matrimonial de Leandro Marin y Marina Rosell..."- leyó Lucila la invitación que había sido entregada el viernes temprano en el penthouse.

Tenian menos de una semana para conseguir vestidos y zapatos para la boda.

-Es único este Marin. Me cansé de putearlo y me invita al casorio.- rió Ari entrando a la oficina del diseñador al que recurrian en cada emergencia.

-¡Quince vestidos!- gritó el hombre con una tonada bastante afeminada.

-Tiene una semana.- informó Eve.

Alejandro, el modisto, pareció cambiar notoriamente de color al escucharlas. Era practicamente imposible.

-Pagamos en efectivo.- Anto se encargó de terminar de convencerlos.

Salieron del local con grandes sonrisas, dirigiéndose ahora hacia la Academia.

Ninguna esperaba a la fila de autos que se estaciono frente al edificio cerca de las 2 pm, y mucho menos a los futbolistas que bajaron de sus respectivos vehiculos.

-Cande, Nico te busca.- Paula interrumpió en la oficina de su amiga y le sonrió tras decirle que su novio la esperaba en la entrada.

La chaqueña se levantó y salió de la pequeña habitacion; afuera, un despeinado Nicolas Lodeiro la esperaba.

-¿Se te paso el mal humor y los celos?- preguntó cruzandose de brazos.

Pero no pudo no caer ante la timida sonrisa que él le regalo, era mas que su debilidad, mucho mas.

-¿Me perdonas?

-No, perdoname vos a mi. Yo fui quien no confío en vos desde un principio y fue un error, yo sé que me amas.

-Muchísimo, te amo muchísimo.- sonrió y la atrajo a su cuerpo para besarla.

-¿Vas a entrenar?- le preguntó despues de haberse separado.

-Si, no quiero llegar ni un minuto tarde con esto del cambio de DT.- rió.

-Amo que los tengan asi de cortitos, se lo merecen.- afirmó.

-Bue. No me quiero poner celoso de mi jefe, eh.- comentó con diversion en su voz.

-Sos tonto eh. ¿Salimos a cenar esta noche?

Él hizo una mueca y terminó por negar.-Tengo a Lea hoy.

-Ah, entonces voy a tu casa y cocino para los tres. ¿Te parece?- sonrió.

-Obvio que me parece, Cande.

Los dos intercambiaron un par de palabras mas y se despidieron, había que volver al trabajo.

Mientras tanto, Cubas, Lucila y Antonella reían sonoramente en los pasillos del lugar, hasta que la santafecina captó una de las tantas señales que Adrian le dio para que los dejara solos.

-Me acorde que justo tengo que ir a... tengo que llamar a mi... a mi vieja.- se excusó torpemente y volvió a su oficina.

-No, si es una enferma ésta.- rió la correntina.

El jugador asintió.-¿Tenes algo que hacer mas tarde?- soltó como quien no quiere la cosa.

Anto lo observó algo confundida, pero aun asi no se negó.

-Buscame a las 8 y salimos a algun lado.- se apresuró a indicarle al ver como Pichy lo apuraba desde el auto.

-Hecho. Nos vemos, linda.

El último en salir fue Jara, que, aun mas sorpresivo, irrumpió en la oficina de Brisa con total seguridad y confianza dominando sus acciones y palabras.

-Salimos hoy, y no acepto un no.- replicó acompañando con un beso cerca de los labios de la chica.

-¿Que?- preguntó ella todavía perpleja.

-Te paso a buscar a las 8:30, ponete mas linda que siempre.- murmuró haciéndola sonrojar.

-¿Que paso con el Leo tímido?

-Yo nunca fui tímido, vos me intimidabas.

-¿Yo?- él asintió.- Bueno, nunca quise hacerlo, pero vos no das el primer paso nunca, chabon.

-Ahora lo estoy dando.- sonrió.

Brisa le devolvio el gesto.

-Entonces salimos hoy. Y me pongo mas linda que siempre.- repitió con gracia.

El jugador de Boca asintió.-Ahora tengo que rajar porque Guillermo me mata, pero nos vemos esta noche.- y se despidio con otro beso, solo que ese fue en los labios.

-Estan locos estos pibes.- rio Gaby entrando a la oficina donde Eve y Luci arreglaban unos papeles.

-Son hombres, Gabs.- negó Lucila.

-Ya te vamos a conseguir uno a vos.- aseguro Eve.

Gabriela rió negando con la cabeza.- Gago no está disponible.

-Vamos a ver si con un vestido corto y un buen escote pensas lo mismo.- soltó Anto entrando al lugar.

[...]

Para las 9 de la noche, sólo una pequeña parte del grupo permanecía en casa, todas las que no tenían plantes con ningún futbolista para ese viernes; a excepcion de Paula, quien se habia encerrado a "ver peliculas" en su cuarto junto a Augusto.

No fue hasta media noche que el celular de Lucila rompió la tranquilidad que había en la sala, avisandole que tenía una nueva llamada entrante.

-¡Estoy en el hospital, veni ya!- gritó Antonella del otro lado.

-¿Qué? ¿Qué mierda haces en el hospital? ¿Estás bien?- interrogó ella con la preocupación invadiendo su cuerpo.

-Yo estoy bien, pero Eve y Pichy chocaron, y ella sigue dormida.

-¡Lo voy a matar!- gritó sin importarle que podía despertar a los vecinos.

-No culpes a nadie ahora, agarra las llaves de Cande y veni para acá ya. Estamos en el hospital de la costa.

Lucila no dudó dos segundos en obedecer a su amiga, pero primero buscó una muda de ropa en el armario de Evelyn y alertó a Paula de la situación. Minutos más tarde, junto a Cata, Cande G, Agus, Dai, Milena y Lucia, salió disparada en la camioneta de Candela, mientras que la pareja venía en el auto del jugador.

-¿Que fue lo que paso?- preguntó Pau apenas vieron a Cristian, Adrián y Antonella en el recibidor de la clínica.

-Íbamos a mi casa cuando se nos atravesó una moto, yo pude manejar hasta acá pero Eve quedó inconsciente en el acto.- explicó Erbes al borde de la locura.

Cande G tomó una bocanada de aire antes de empezar a soltar unos cuantos gritos hacia el novio de su amiga.

-¡Sos un tarado, Cristian! ¿Cómo no vas a prestar atencion cuando manejas! ¡Ya sos grande!

-¡Basta! No busquemos culpables ahora, lo importante es que Eve está bien.

-¿Les dijeron algo?- preguntó Agus ésta vez.

-Se desmayó por el impacto solamente, de todas formas le hicieron estudios para chequear que todo este bien. Podemos entrar a verla cuando despierte.- respondió Cubas ante el silencio de su amigo.

Paso una hora para que el resto del grupo llegara al lugar: Cande y Nico, Ari quién había salido a cenar con Gonzalo, Brisa y Leo, y hasta Gabi.

Pero no había noticias de Evelyn, y eso preocupaba a todos; casi a las 2 de la madrugada un hombre de bata blanca y pelo canoso se acercó hasta el grupo.

-¿Familiares de Evelyn Erbes?

Todos los pares de ojos fueron hasta Cristian, pero ese era un dato menor ante semejante situación.

-Nosotros.- vociferó Candela saliendo de los brazos de Lodeiro.

-Bueno,- el hombre suspiró y sonrió.- la paciente esta bien, tanto ella como el bebé no sufrieron heridas mayores y podrán irse a casa al amanecer.

-¿Bebé?- pronunciaron al unisono.

-Bebé.- afirmó el medico.

Thirteen «BOSTETROLAS»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora