-"Están cordialmente invitadas a celebrar el enlace matrimonial de Leandro Marin y Marina Rosell..."- leyó Lucila la invitación que había sido entregada el viernes temprano en el penthouse.
Tenian menos de una semana para conseguir vestidos y zapatos para la boda.
-Es único este Marin. Me cansé de putearlo y me invita al casorio.- rió Ari entrando a la oficina del diseñador al que recurrian en cada emergencia.
-¡Quince vestidos!- gritó el hombre con una tonada bastante afeminada.
-Tiene una semana.- informó Eve.
Alejandro, el modisto, pareció cambiar notoriamente de color al escucharlas. Era practicamente imposible.
-Pagamos en efectivo.- Anto se encargó de terminar de convencerlos.
Salieron del local con grandes sonrisas, dirigiéndose ahora hacia la Academia.
Ninguna esperaba a la fila de autos que se estaciono frente al edificio cerca de las 2 pm, y mucho menos a los futbolistas que bajaron de sus respectivos vehiculos.
-Cande, Nico te busca.- Paula interrumpió en la oficina de su amiga y le sonrió tras decirle que su novio la esperaba en la entrada.
La chaqueña se levantó y salió de la pequeña habitacion; afuera, un despeinado Nicolas Lodeiro la esperaba.
-¿Se te paso el mal humor y los celos?- preguntó cruzandose de brazos.
Pero no pudo no caer ante la timida sonrisa que él le regalo, era mas que su debilidad, mucho mas.
-¿Me perdonas?
-No, perdoname vos a mi. Yo fui quien no confío en vos desde un principio y fue un error, yo sé que me amas.
-Muchísimo, te amo muchísimo.- sonrió y la atrajo a su cuerpo para besarla.
-¿Vas a entrenar?- le preguntó despues de haberse separado.
-Si, no quiero llegar ni un minuto tarde con esto del cambio de DT.- rió.
-Amo que los tengan asi de cortitos, se lo merecen.- afirmó.
-Bue. No me quiero poner celoso de mi jefe, eh.- comentó con diversion en su voz.
-Sos tonto eh. ¿Salimos a cenar esta noche?
Él hizo una mueca y terminó por negar.-Tengo a Lea hoy.
-Ah, entonces voy a tu casa y cocino para los tres. ¿Te parece?- sonrió.
-Obvio que me parece, Cande.
Los dos intercambiaron un par de palabras mas y se despidieron, había que volver al trabajo.
Mientras tanto, Cubas, Lucila y Antonella reían sonoramente en los pasillos del lugar, hasta que la santafecina captó una de las tantas señales que Adrian le dio para que los dejara solos.
-Me acorde que justo tengo que ir a... tengo que llamar a mi... a mi vieja.- se excusó torpemente y volvió a su oficina.
-No, si es una enferma ésta.- rió la correntina.
El jugador asintió.-¿Tenes algo que hacer mas tarde?- soltó como quien no quiere la cosa.
Anto lo observó algo confundida, pero aun asi no se negó.
-Buscame a las 8 y salimos a algun lado.- se apresuró a indicarle al ver como Pichy lo apuraba desde el auto.
-Hecho. Nos vemos, linda.
El último en salir fue Jara, que, aun mas sorpresivo, irrumpió en la oficina de Brisa con total seguridad y confianza dominando sus acciones y palabras.
-Salimos hoy, y no acepto un no.- replicó acompañando con un beso cerca de los labios de la chica.
-¿Que?- preguntó ella todavía perpleja.
-Te paso a buscar a las 8:30, ponete mas linda que siempre.- murmuró haciéndola sonrojar.
-¿Que paso con el Leo tímido?
-Yo nunca fui tímido, vos me intimidabas.
-¿Yo?- él asintió.- Bueno, nunca quise hacerlo, pero vos no das el primer paso nunca, chabon.
-Ahora lo estoy dando.- sonrió.
Brisa le devolvio el gesto.
-Entonces salimos hoy. Y me pongo mas linda que siempre.- repitió con gracia.
El jugador de Boca asintió.-Ahora tengo que rajar porque Guillermo me mata, pero nos vemos esta noche.- y se despidio con otro beso, solo que ese fue en los labios.
-Estan locos estos pibes.- rio Gaby entrando a la oficina donde Eve y Luci arreglaban unos papeles.
-Son hombres, Gabs.- negó Lucila.
-Ya te vamos a conseguir uno a vos.- aseguro Eve.
Gabriela rió negando con la cabeza.- Gago no está disponible.
-Vamos a ver si con un vestido corto y un buen escote pensas lo mismo.- soltó Anto entrando al lugar.
[...]
Para las 9 de la noche, sólo una pequeña parte del grupo permanecía en casa, todas las que no tenían plantes con ningún futbolista para ese viernes; a excepcion de Paula, quien se habia encerrado a "ver peliculas" en su cuarto junto a Augusto.
No fue hasta media noche que el celular de Lucila rompió la tranquilidad que había en la sala, avisandole que tenía una nueva llamada entrante.
-¡Estoy en el hospital, veni ya!- gritó Antonella del otro lado.
-¿Qué? ¿Qué mierda haces en el hospital? ¿Estás bien?- interrogó ella con la preocupación invadiendo su cuerpo.
-Yo estoy bien, pero Eve y Pichy chocaron, y ella sigue dormida.
-¡Lo voy a matar!- gritó sin importarle que podía despertar a los vecinos.
-No culpes a nadie ahora, agarra las llaves de Cande y veni para acá ya. Estamos en el hospital de la costa.
Lucila no dudó dos segundos en obedecer a su amiga, pero primero buscó una muda de ropa en el armario de Evelyn y alertó a Paula de la situación. Minutos más tarde, junto a Cata, Cande G, Agus, Dai, Milena y Lucia, salió disparada en la camioneta de Candela, mientras que la pareja venía en el auto del jugador.
-¿Que fue lo que paso?- preguntó Pau apenas vieron a Cristian, Adrián y Antonella en el recibidor de la clínica.
-Íbamos a mi casa cuando se nos atravesó una moto, yo pude manejar hasta acá pero Eve quedó inconsciente en el acto.- explicó Erbes al borde de la locura.
Cande G tomó una bocanada de aire antes de empezar a soltar unos cuantos gritos hacia el novio de su amiga.
-¡Sos un tarado, Cristian! ¿Cómo no vas a prestar atencion cuando manejas! ¡Ya sos grande!
-¡Basta! No busquemos culpables ahora, lo importante es que Eve está bien.
-¿Les dijeron algo?- preguntó Agus ésta vez.
-Se desmayó por el impacto solamente, de todas formas le hicieron estudios para chequear que todo este bien. Podemos entrar a verla cuando despierte.- respondió Cubas ante el silencio de su amigo.
Paso una hora para que el resto del grupo llegara al lugar: Cande y Nico, Ari quién había salido a cenar con Gonzalo, Brisa y Leo, y hasta Gabi.
Pero no había noticias de Evelyn, y eso preocupaba a todos; casi a las 2 de la madrugada un hombre de bata blanca y pelo canoso se acercó hasta el grupo.
-¿Familiares de Evelyn Erbes?
Todos los pares de ojos fueron hasta Cristian, pero ese era un dato menor ante semejante situación.
-Nosotros.- vociferó Candela saliendo de los brazos de Lodeiro.
-Bueno,- el hombre suspiró y sonrió.- la paciente esta bien, tanto ella como el bebé no sufrieron heridas mayores y podrán irse a casa al amanecer.
-¿Bebé?- pronunciaron al unisono.
-Bebé.- afirmó el medico.