Capítulo 20

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Hoy Liana estaba un poquito sensible. Hoy eran los Premios Juventud y Erick y Christopher no llegaban por nosotras. Quedaron de recogernos pero era hora que no llegaban según Liana. Apenas y era la hora que habían dicho.

"¡No puedo creer que no lleguen!" Grito Liana.

"Tranquila, seguro hay trafico y eso es todo. Solo son cinco minutos más tarde, no dos horas" le dije tratando de calmarla. Estos últimos minutos no habían sido nada buenos.

"Es que dijeron a una hora, ¡y a esa hora tienen que estar aquí!" Siguió gritando y solo escuchaba el sonido del tacón de sus zapatillas. Estaba caminando de un lado a otro en nuestro pequeño comedor.

"¿Liana que pasa? ¿Acaso estás nerviosa?" Le dije curiosa al nunca haberla visto así.

"¿Acaso tú no lo estas?" Me dijo súper alterada.

"Si, pero no del mismo modo que tú" le dije sincera. "Liana, tú jamás estas nerviosa, al menos no así. Siempre muestras confianza y seguridad a cada paso que das, eso mismo has cuando entres a esa alfombra".

"No es tan fácil, una cosa es con todos los tarados de la universidad y otra con miles de personas a tu alrededor y otras miles viéndote en vivo. Una cosa soy yo, y otra es Erick. Yo quiero que él se sienta bien conmigo..." La interrumpí y la tome de la mano y lleve hacia el espejo en nuestro cuarto.

"¿Ves tu reflejo ahí?" Le dije.

"Si..." Me dijo.

"Yo veo a una mujer maravillosamente hermosa, única y capaz de muchas cosas. Si eres un poco diferente a la mujer ordinaria, pero eso te hace ser tu. Tú siempre con esa chispa de originalidad, tú siempre con algo para hacer a los demás sonreír, tú siempre contagiando a los demás tu buen humor. Tú siempre haciendo lo que amas y dejando plasmado en el arte tu alma. ¡Liana tú vales mucho y no dejes jamás que nadie ni nada te haga sentir menos de lo que eres, porque tú eres única, eres mi amiga, mi hermana y te adoro!" Le dije desde lo más profundo de mi corazón, realmente sentía todo lo que le decía.

"Vas hacer que se arruine el maquillaje" dijo echando aire a sus ojos con sus manos. "Yo también te quiero mucho Regina" me abrazo.

"Es bueno ser diferente, eso es ser especial" le dije.

Recuerdo cuando estábamos en la preparatoria, siempre fuimos las raritas de la clase. Nuestra manera de ver la vida y a las personas era muy distinta a la de los demás. Teníamos metas y sueños que seguir y por los cuales luchar, eso siempre nos mantuvo en buen camino. Jamás nos a gustado la hipocresía, los amigos que solo nos hablan cuando ocupan algo, los chismes y el dañar a otros. Crecer entre el prejuicio y la discriminación a los demás nos hizo ver la crueldad del mundo real. Pero todo esto lo pudimos superar porque siempre nos tuvimos una a la otra, apoyándonos mutuamente siempre. De pronto, alguien tocó la puerta.

"...te vez...wow...preciosa..." Me dijo Christopher cuando abrí la puerta.

"Gracias..." Me sonroje.

"¡Hasta que se dignan a llegar!" Dijo Liana. "¡Ya vámonos!"

Christopher y yo solo nos reímos y nos apuramos para no hacer enojar más a Liana.

Los chicos nos habían llevado con un diseñador en la semana, el tomo medidas de todos nosotros y dijo que pronto tendría algo listo y espectacular. Pronto resultó ser tres días, y cuando nos probamos los vestidos nos quedaron más que perfectos. Mientras íbamos en el carro no paraba de mirar por la ventana la hermosa noche. Las luces de los autos, de los edificios, de las lámparas en la autopista, y en lo más alto del cielo la luz de la luna.

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