Capítulo 37

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Christopher tenía el arma lista para disparar, y su puntería no era muy mala. Por suerte, se dio cuenta a tiempo que era Jos y la bajó de inmediato. Sentía mis manos frías, y más con el metal del arma. Mi corazón latía con una rapidez inmensa y no era por la presencia de Christopher, era de terror.

"¿Quiénes son?" Le pregunte a Jos.

"Los malos. No puedo decir más, tenemos que movernos. ¡Ya, ya, ya!" Me dijo en voz baja.

Jos traía una mochila negra bastante grande colgada sobre su espalda, y su arma en mano. Christopher estaba en el closet, supongo buscando nuestras mochilas de emergencia. Rápidamente, fui con él y tome la mía. Las maletas tenían botellas de agua, frutos secos, comida empaquetada, un par de cambio de ropa, un par de tennis, más balas extras, una linterna y pastillas para dolor. Lo suficiente para sobrevivir tres días por lo menos.

"¿Los agentes?" Pregunto Christopher.

"Están tratando de detenerlos afuera, al parecer aún no entran pero están en la entrada" comenzó Jos. "Eran tres hombres, no me sorprendería si llegan más o si ya entraron a la casa".

Nosotros estábamos en el piso de arriba, y se oían claramente los tiros desde aquí. Estábamos en el pasillo pensando cómo salir y cómo escapar. Un tiro, otro tiro, otro más, otro, uno tras otro. Se oían tan fuertes, tan cercas, podía asegurar que incluso los sentía.

"¿Salimos por la puerta de atrás?" Pregunto Jos.

"Supongo que si, ¿ya no llegaron más?" Dijo Christopher.

Jos sacó sus binoculares y se acercó lentamente a la ventana. "Siguen siendo tres. Y a lo que veo llegaron por la entrada más obvia".

"¡Maldición!" Dijo Christopher. "Ocupo las llaves de la lancha y están abajo".

"De todas formas tenemos que bajar, la casa está muy alta para brincar" le contesto Jos.

"¿Dónde están exactamente?" Le pregunte a Christopher. Para este entonces caminábamos a las escaleras.

"En la cocina" me contesto. "Jos, cúbrela".

Comenzamos a bajar y se escuchaban aún más ruidosos los disparos, aturdía los oídos. Se sentían tan cercas, sentía que en cualquier momento me daría uno. Las ventanas estaban estrelladas, rotas, había vidrios por donde sea. Los dos agentes estaban parados en la puerta, tirando y esquivando disparos. Rápidamente, nosotros pasamos y corrimos a la cocina.

"Ya las tengo" respiro Christopher.

"¿Ahora?" Suspiré.

"Ahora salimos e intentamos llegar vivos a la lancha" dijo Jos.

"¡Joven Vélez!" Grito un agente. "¡Un sujeto de afuera ya está herido! ¡Pero el cuarto que venía con ellos se regreso en cuanto nos vio, supongo a avisar y pedir refuerzos!"

"¡Perfecto!" Dijo Christopher. Su expresión era sombría, llena de angustia y coraje. 

"¿Dónde está la lancha?" Pregunte. Comenzaba a formar un plan en mi mente.

"Al oeste de la isla, un poco más retirado de aquí. A lo contrario de por dónde viene Sebastián" dijo Jos.

"¿Ellos entraron por el este?" Le dije.

"Si, viniendo de la cuidad es más obvio entrar por ahí. Nosotros tuvimos que esconder la lancha en donde no se viera a simple vista" explicó Jos. "Eso ya lo sabes, ¿para qué preguntas?"

"Tendremos que adentrarnos en la isla, perdernos un poco y después caminar hacia la lancha" les dije.

Christopher y Jos se voltearon a ver.

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