Wassila
La alarma sonó avisándome de que ya eran las siete de la mañana. Me levanté y hice todo lo que tenía que hacer antes de las ocho, que era la hora en la que me tenía que dirigir a las clases de cocina en las que me había apuntado, que se hacían en un centro islámico. Solo hace una semana desde que me apunté en estas.
Me duché, me vestí con un vestido largo color rosa chicle, mi hijab, rosa también y mis famosas bailarinas. Las bailarinas forman parte de mí, me encanta llevarlas, son tan cómodas. Me maquillé un poco, siempre natural y sencilla. Desayuné y me fui. Nadie de mi familia estaba despierto aún.
Iba cruzando la calle para ir a por mi coche e ir directo a las clases cuando un coche negro, lujoso y hermoso frena en un ruido seco a menos de dos centímetros de mí. Por poco acabo aplastada bajo esas caras ruedas.
El propietario del auto se bajó de este con una gran preocupación en sus ojos.
—¿Estás bien? —dijo acercándose a mí.
—Sí... —dije aún con el corazón en la garganta por el susto que me llevé.
Era hermoso, esta vez no hablo del auto, si no de él. Era un hombre apuesto, de pelo negro al igual que su fina barba que combinaba de maravilla con sus ojos grises, musculoso y alto, al lado mio se veía gigante. Bueno, al lado mio todo el mundo se ve gigante, solo mido 1,63 cm.
—¿No te he lastimado? —volvió a preguntar.
—No, tranquilo, estoy bien. El auto no me ha tocado, míralo tu mismo —intenté tranquilizarlo.
-Vale... lo siento de verdad que no quería... —intentó disculparse de nuevo pero yo lo interrumpí.
—De verdad de no pasa nada, ya déjalo, son cosas que pasan.
—Vale —Suspiró— ¿Te llevo? —dijo y empecé a reírme con ganas.
—¿Me ves cara de tonta? —pregunté aún riéndome.
Él me miró confundido.
—No te conozco y a mí me enseñaron desde muy pequeña a no irme con el primer desconocido que se me cruce por la calle.
—¿Así que crees que soy un violador? —dijo haciéndose el ofendido.
-Emm...yo no dije eso, solo dije que no iré contigo —dije siguiendo mi camino hacia el coche.
—¡Tampoco tenía muchas ganas de llevarte! —gritó cuando yo ya estaba un poco lejos.
(...)
Saqué el delicioso pastel de chocolate que había hecho del horno cuando la profesora llamó la atención de todas las alumnas.
—¡Chicas, el jefe de este centro va a entrar dentro de nada para ver como van las clases, probablemente pruebe vuestros pasteles, así que procuren hacerlos bien!
Corté un trozo del pastel para probarlo, una vez lo hice me quedé fascinada conmigo misma por la delicia que había creado.
Cinco minutos después alguien abrió la puerta y entró el mismo hombre apuesto que por poco me atropella unas horas antes.
Después de saludar a la profesora su mirada se posó en mí y un gran escalofrío recorrió mi espalda haciéndome templar.
Instagram: wassilahaddadi
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MAKTUB©
RomanceDos personas totalmente diferentes pero a la vez iguales. Solo ellos pueden decidir lo que son o lo que no son. "¿Quién no se cansaría de la misma rutina todos los días?" >>Todos los derechos reservados<<