Wassila
Abrí los ojos de golpe al oír un ruido espantoso que provenía de la planta baja. Me levanté de la espaciosa cama y me enrollé las sábanas a mi alrededor tapándome el pelo y el cuerpo. Con el corazón en la garganta decidí ir a ver lo que pasaba. Abrí la puerta con cuidado para no hacer ningún ruido. Avancé a paso lento hasta llegar a las escaleras. A medida que bajaba olía cada vez más a algo quemándose. Al llegar al comedor vi que de la cocina salía mucho humo. No os voy a mentir estaba muy asustada. Me imaginé lo peor pero aun así avancé hacia la cocina. Me puse delante de la puerta y lo único que vi fue a Youssef tosiendo y intentando sacar el humo por la ventana.
-¿Se puede saber que estás haciendo?-pregunté con una mueca mientras intentaba que las sábanas no se despegaran de mi cuerpo y dejarlo al descubierto.
-Nada, solo estaba haciendo el desayuno.-respondió rascándose la nuca.
-Ah, pues huele muy bien.-bromeé oliendo de manera exagerada.
-Vete a la mierda.-dijo y nos reímos.-¿Te he dicho que pareces un payaso del circo con esas sábanas?
Como respuesta saqué mi mano como pude de debajo de las sábanas y le levanté mi hermoso dedo corazón.
-¿Lo ves? Pues te lo vas a comer.
-Bueno, por lo menos estará más sabroso que estas croquetas.-se burló de si mismo.
-¿Eso eran croquetas?-hablé riéndome de lo negras que estaban.
-Vale, vale, deja ya de meterte conmigo y vete a vestirte.
-¿Qué quieres? ¿Que me ponga el vestido blanco y manchado de sangre de ayer? Eso sin mencionar aun los gérmenes de tu hermano.
-No, te han traído tu maleta, está en el comedor.-informó y me quedé boquiabierta.-Y deja de recordarme cada dos por tres que es mi hermano.-dijo con una sonrisa.
-¿Quien trajo mi maleta?-pregunté aun con la cara de sorpresa.
Me miró pero se giro y se dispuso a limpiar el desastre que había formado.
-Amine te trajo todo lo que necesitas, tu DNI y tu pasaporte también.-respondió como si nada.
-¿Amine? ¿Cuándo?
-Ayer a noche.-respondió.-Me dijo que me despidiera de ti de su parte.
Sin decir nada más me fui al comedor y con dificultad arrastré mi maleta hasta la habitación en la que estaba antes. Saqué unos pantalones negros, una camiseta rosa de manga larga y un pañuelo negro. Me los puse y bajé. Al ver a Youssef hablando con alguien en la puerta de la entrada me paré en seco en medio de la escalera. Se despidió y cerró la puerta. Avanzó hacia mí y me mostró los dos bocadillos envueltos en papel de aluminio que llevaba en la mano.
-¿Y eso?
-Son dos bocadillos riquísimos que acaban de llegar en una moto acompañados de un marroquí y tan solo a 3 euros.-explicó oliendo el papel de aluminio.
-Tengo hambre.-dije sonriente.
Nos sentamos en el sofá y nos pusimos a comer los bocadillos junto a dos Coca-Colas. Fue un desayuno bastante agradable. Youssef sabía hacer que yo me sintiera cómoda ya que yo no quería ningún acercamiento bastante intimo sin antes estar casados. Quizás haya cometido un error contra mi religión escapándome con él pero no quería cometer más. Me contó que mi madre nos daba el permiso para casarnos y también para salir del país lo antes posible. Mi madre quería lo mejor para mí y yo lo sabía. No es mi madre biológica pero siempre me trató como una más de sus hijos.
-¿Cuándo nos vamos?-pregunté después de un largo silencio.
-Mañana.-respondió y dio otro mordisco a su comida.
-¿A dónde?
-A Tánger.-dijo con la mirada perdida en la tele.
-¿Por qué Tánger?-cuestioné confundida.
-Solo los primeros meses, nos casaremos ahí y después nos iremos a Holanda, tengo dinero ahorrado.-explicó sonriente y yo asentí.
-Y tu dinero.-dije de la nada.-Quiero decir el que te dejó tu padre y el que ganas con la empresa.-tosió y miró a todos lados menos a mí.-¿Youssef dime que ha pasado?
-Emm...-dudó por un momento.-Se lo di a Amir.-al ver mi cara horrorizada siguió.-Me prometió que te dejaría en paz pero como ya ves no es un hombre de palabra.
Me acerqué a él y le abracé.
(...)
Eran las cuatro de la madrugada. Esa era la hora a la que nos teníamos que ir hacia Tánger. Youssef estaba metiendo las maletas en el maletero mientras yo me dedicaba a mirar a mi alrededor preparándome por si alguien nos encontraba. Estaba asustada, no lo niego pero también estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para irme junto a Youssef y ser feliz.
-Ya nos podemos ir, está todo preparado ¿No es así?-dijo y asentí.-Pues vamos.-exclamó sonriendo como lo hace siempre.
Cabalgamos por las carreteras de España entre risas y bromas hasta llegar a una gasolinera. Bajamos y yo me dirigí al baño. Youssef se quedó en el coche.
-Buenos días, señorita.-me saludó la mujer que se encontraba detrás del mostrador.-¿Qué necesita?
-Hola.-saludé.-El baño, por favor.
-Al fondo de ese pasillo.
-Gracias.-agradecí y me fui hacia donde me indicó.
Hice todo lo que tenía que hacer y salí del baño.
-Adiós.-me despedí de la mujer y me fui por la puerta por la que entré.
Me acerqué al coche pero no había nadie. Youssef no estaba. Rodeé toda la gasolinera hasta la parte trasera pero tampoco estaba. Me empecé a preocupar, las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento, me temía lo peor.
-¿Se puede saber que haces aquí?
Me giré y me lo encontré ahí amenazándome con una mirada protectora que solo él conseguía dedicarme. Corrí hacia él y lo abracé más fuerte de que lo hubiera hecho nunca. Las lágrimas ya estaban deslizándose por mis mejillas y no podía evitarlo.
-¿Dónde estabas?-pregunté elevando mi voz.
-¿En el baño?-respondió con una sonrisa.-¿De verdad creíste que me habían secuestrado?
Lo empujé enojada y intenté ir hacia el coche pero él me cogió del antebrazo como hace siempre y me atrajo a él. Me limpió las lágrimas y me volvió a abrazar.
-Te amo.-susurró contra en mi oído.-Nunca lo olvides.
-Te amo.-las palabras salieron de mi boca sin siquiera notarlo, mi corazón habló por si mismo esta vez.
Nos dirigimos al coche de nuevo.
-Quieta.-ordenó Youssef a medio camino.
Lo miré confundida.
-Hay alguien.-murmuró.-Hay alguien dentro del coche.
Me cogió de la mano y nos giramos para irnos de ahí lo antes posible. Pero al girarnos nos topamos con un arma apuntándonos a los dos. Era uno de los hombres de Amir. Estábamos perdidos.
...............................
Sí, sí, ya sé que es muy bonito y tal pero que sepáis ¡qué solo falta un capítulo!
¡Espero que os guste!
¡Buenas tardes, florindas!
¡No olvides votar y recomendar(solo si te apetece, no obligo a nadie pero si no lo haces quizás esta noche me veas debajo de tu cama y no creo que eso sea muy agradable pero como ya dije no obligo a nadie*risa malvada y se va*) Okno ya me voy
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MAKTUB©
RomanceDos personas totalmente diferentes pero a la vez iguales. Solo ellos pueden decidir lo que son o lo que no son. "¿Quién no se cansaría de la misma rutina todos los días?" >>Todos los derechos reservados<<