Capítulo 5

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Wassila

-Bueno.-llamó mi madre la atención de los invitados al ver que mis mejillas se transforman en tomates.-¿De qué trabajas, Amir?

-Yo y mi hermano Youssef dirigimos el negocio que dejó atrás mi padre al fallecer.-sonrió dándole dos palmadas en la espalda a mi jefe que al parecer se llamaba Youssef, al que este le devolvió la sonrisa.

Miré a mi jefe, él subió su mirada que estaba en el suelo y me miró de una manera triste pero fría al mismo tiempo.

-Allah Irehmo.-se lamentó mi madre.

-Gracias.-respondió la madre del chico que al parecer yo le gustaba.

Yo seguía mirando fijamente a Youssef sin mostrar atención a las voces del fondo al igual que él.

-Wassila.-escuché de fondo.-¡Wassila!-volví a escuchar y me percaté de que es mi madre.

-Dime.-giré mi cabeza hacia el lado donde está ella sobresaltada.

-Amir te está hablando.-dijo sonriente y miré al hombre que al parecer me estaba hablando.

-Decía que si aceptas ser mi prometida.-preguntó y yo abrí los ojos al confirmar que el que realmente viene a pedirme la mano no era Youssef sino Amir. De repente empiecé a respirar, cada vez más rápido, hasta que llegó un momento en que sentía que me estaba ahogando.

-¡Wissam trae el inhalador!-gritó mi madre espantada.

Youssef se levantó corriendo y me cogió de la nuca para ponerme recta.

-Ey, ey, respira poco a poco.-me aconsejó.-Poco a poco.-repitió hasta que mi respiración volvió a su estado normal.

Me quedé perdida en sus ojos nuevamente durante unos segundo hasta que se acercó mi madre y me abrazó.

-Toma.-me tendió el inhalador mi hermana Wissam.

-Gracias cariño.-le agradecí.

-¿Qué os parece si volvemos otro día?-sugerió Amir.-Entonces se lo habrá pensado mejor.-dijo y mi madre asintió.

Después de que todos se despidieran se dirigieron a la puerta y se fueron en sus lujosos coches.

(...)

Me adentré en el Centro Islámico para dirigirme a mis clases. Sentía una mirada penetrante en mí, no me hizo falta mirar de quien se trataba ya que sabía perfectamente quien era. Youssef Ben Barek sin ninguna duda.

Entré en la clase y hice todo lo que la profesora nos pidió.

Una vez acabado todo, me fui a por mi coche para irme a casa. Saqué las llaves para abrir la puerta del auto cuando oigo los pasos de alguien a mis espaldas.

-Cuantas mujeres hermosas hay por aquí ¿no crees?-se burló alguien.

-Ya ves tío, sobre todo vírgenes.-al parecer había dos hombre y ahora se estaban riendo de sus groseros comentarios.

Fui lo más rápido para adentrarme en mi coche cuando uno de ellos me cogió del antebrazo.

-¡Suéltame!-grité pero antes de poder pedir socorro el otro me tapó la boca con su gigante mano.

Me pusieron contra el coche, pero antes de que lleguen a subirme la falda los vi a los dos tirados en el suelo y quejándose de dolor.

Miré a mi salvador, era Youssef. Bajé la cabeza por la vergüenza que sentía en ese momento.

Los dos delincuentes se levantaron y se fueron corriendo en dirección contraria.

-¿Estas bien?-preguntó una vez que desaparecieron.

Sin responder a su pregunta entré en el auto, puse la llave, pero justo antes de arrancar la puerta del copiloto se abrió y entró sin permiso alguno, desconectó la llave y se la guardó en el bolsillo de su chaqueta.

-No has respondido a mi pregunta.-dijo mirándome con su dura pero relajada mirada.

-Dame mis llaves, por favor.-le pedí desviando mi mirada de él, pero no me hizo caso.

-Primero responde y después te daré tus llaves.-ordenó mirando a través la ventana.

-Sí.-respondí mirando al frente.

-¿Sí qué?-este tío se me esta haciendo insoportable. No puedo negar que eso me guste, pero aun así sigue siendo insoportable.

-Que estoy bien.-dije girándome con brusquedad que hasta mi cuello crujió, me dolió, pero lo disimulé para no volver a quedar en ridículo delante de él.

No sirvió de nada disimular ya que se puso a reírse como loco. No faltó mucho para que yo me uniera a él ya que tenía una risa tan hermosa que era imposible enfadarse.

Instagram: wassilahaddadi

















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