Capítulo 26

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Wassila

-¡Es tu hermano!-grité.

-Dejó de ser lo hace mucho.-dijo con una sonrisa burlona.

-Jamás podrás matarlo, es demasiado listo.-dije intentando convencerme a mi misma.

-Últimamente está muy ocupado intentando salvarte de mí.-volvió a sonreír.-Así que no creo que se de cuenta.

Miró a los papeles y después a él.

-¿Desde cuándo llevas preparando esto?

-Desde que tu padre me dijo que eras adoptada.-se rió.-Des del día que me dijo cuál era tu apellido real, Ibn Malek. Conocía a una mujer llamada Mariam Ibn Malek, que al parecer es tu tía, bueno, era. Mi padre fue el que se llevó toda esa fama.-me miró a los ojos y dijo:-después de haberla matado.

La mandíbula se me calló al suelo al escuchar sus últimas palabras.

-Yo mismo maté a tu madre y a tu padre, ¿por qué? Por ese dinero, así que firma eso si no quieres que alguien más muera por culpa de esos papeles que contiene esa tarjeta de crédito. Esos maravillosos papeles.

-¿Mataste a toda mi familia?-era más una afirmación que una pregunta.

No me lo podía creer. Alex me dijo que mi padre me dio en adopción para protegerme de alguien. Ese alguien del que intentó protegerme lo tenía delante. Amenazando con matar a la única persona que me quedaba en este mundo. A la última persona que me queda.

-¡Exacto!-exclamó orgulloso de si mismo.-Ahora vas a firmar esa mierda y vas a comenzar con los preparativos de la boda. Yo iré a buscarte un vestido de boda de tu talla, uno con el que te veas hermosa  a mi lado. También un par de vestidos para cambiarte durante toda la boda, lucirás preciosa con mi elección, ya lo verás.-informó y se giró hacia la puerta.

-¡Espera!-llamé su atención antes de que salga.-Si firmo esto me dejarás irme.

Se acercó poco  a poco hacia mí hasta dejar solamente unos pocos centímetros entre nosotros. Besó mi mejilla y acercó su boca a mi oreja.

-Jamás.-susurró y se giró caminando hacia la puerta de nuevo.-No intentes escapar, mis hombres rodean toda la casa y hay cámaras de seguridad en todas las puertas y ventanas, así que ten cuidado. No pongas a tu querido amante en peligro.-se rió y salió dando un portazo.

Miré fijamente a los papeles y dudé en si debería abandonar todo lo que pertenecía a familia para salvar a Youssef o si debía conservar lo que mi familia luchó para conseguir y dejar que Youssef muera. Opté por lo primero. Sujeté el bolígrafo entre mis dedos y en un trazo delicado grabé mi firma sobre la hoja de papel. Sentí como las lágrimas caían sobre mi regazo. Tiré el bolígrafo contra la pared que tenía delante mientras maldecía a Amir a gritos. ¡Me quitó todo lo que tenía! ¡¿Qué más quiere de mí?!

-¡Te odio!-grité y me arrodillé en el suelo mientras rompía a llorar.

(...)

Vi como Amir se acercaba a mí mientras se reía. Me giré dispuesta a irme y lo vi cruzarse en mi camino con una velocidad inhumana mientras seguía riéndose. Miré a mi alrededor y había muchos de él riéndose mientras decían mi nombre. Me arrodillé y me tapé los oídos intentando escapar de su risa.

-Wassila.-decían todos a la vez, era insoportable.-¡Wassila, despierta, joder!-gritaron esta vez muy lejos de mí.

Abrí mis ojos poco a poco hasta encontrarme con la cara de enojo de Amir.

-¿Qué haces dormida en el suelo?-dijo señalando el suelo.

No me acordaba de cuando me había dormido. Lo último que recordaba era que estaba llorando sin ningún tipo de consuelo, aquí mismo, en el suelo. Me habré dormido pensando en la mierda en la que se había convertido mi vida.

Pasé de su pregunta y me levanté aun confundida.

-He visto que has firmado los papeles, buena chica.-me dio una palmada suave en la espalda. Me aparté con brusquedad.-Mira.-señala a un par de cajas que había encima del sofá.-Son las cosas que necesitas para la boda. Prepárate la boda es dentro de tres días.

-Eran tres meses.-repliqué aterrada.

-He cambiado de opinión.-soltó con una sonrisa de lado mientras se dirigía hacia las escaleras que se encontraban junto a la puerta cerrada que llevaba al jardín.

Cuando desapareció al cruzar el último escalón me acerqué a esa puerta. Intenté abrirla pero fue un intento fallido. Busqué en los cajones que estaban cerca la llave y la encontré una en último cajón. Volví a la puerta y puse la llave en la cerradura, era suya. La abrí y salí corriendo hacia fuera. Busqué una salida pero solo había una y estaba vigilada por dos hombre del tamaño de un ogro. Sin que me vean fui por el otro lado de la casa y vi un muro de tamaño medio que llevaba a la casa de alado. Escalé por él pero antes de llegar a saltarlo alguien me cogió del pie y me tiró con fuerza al suelo.

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¡Un par de capítulos más y será el final de esta historia!

¡Espero que os guste!

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