Wassila
-¿Os pensabais que os ibas a ir así sin más?-dijo Amir saliendo del coche de Youssef.
Youssef me atrajo hacia él. Me puso detrás de él protegiéndome con su cuerpo.
-Déjanos en paz, hombre.-dijo Youssef a regaña dientes.
-Déjame pensármelo.-se acarició la barbilla con el dedo índice y el pulgar como si estuviera pensando.-Jamás.
-Te odio.-insulté dando un paso hacia delante pero Youssef me devolvió para atrás con su fornido brazo.
Amir soltó una carcajada sin gracia y levantó su pistola apuntando a Youssef.
-No, por favor no lo hagas.-supliqué.
-Entonces vente conmigo.-sugirió tendiéndome la mano.
-Prefiero morir antes de que te la lleves.-murmuró Youssef con rabia.
Pocos segundos después de que las palabras de Youssef se pierdan en el aire se escuchó el ruido de un bala saliendo del arma de Amir y atravesando el estómago de Youssef. Las lágrimas empezaron a salir otra vez sin permiso. Youssef se llevó su mano hasta su estómago y se quejó del dolor cuando su mano tocó la herida.
-Youssef.-susurré al ver como sangraba.
Se cayó de espaldas y yo grité todo lo que mi garganta me permitía. Miré a Amir con odio mientras él sonreía con satisfacción. De un movimiento rápido le arrebaté la pistola al guardaespaldas (al parecer ahora estaba en shock) que nos apuntó antes con ella y apunté a Amir.
-No te atreverás, eres una cobarde y gracias a esa cobardía él va a morir.-se burló y levantó más su pistola apuntándome de la misma manera que lo hizo antes con Youssef.
Puse mi mano sobre el gatillo y me arrepentí ante dios antes de hacer lo que iba a hacer, ya estaba cansada y no pensaba morir ese día ni tampoco pensaba irme con él. Decidí contar hasta tres antes de hacer semejante cosa.
Uno.
-Deja la pistola y vente conmigo.-dijo mirándome fijamente.
Dos.
Miré a Youssef y vi que aun estaba consiente y me estaba mirando. Me pedía con la mirada que no lo haga pero no puedo hacerle caso, simplemente no puedo.
-¡Vente conmigo o morirás tú también!-gritó amenazándome.
Tres.
-Deja eso o morirás.-volvió a amenazar.
¡Bom!
Una bala le atravesó el pecho, justamente donde se encontraba su corazón, un corazón negro y llego de rencor. Lo miré asustada y miré la pistola que tenía en las manos. Se cayó de boca contra el suelo y yo me eché hacia atrás hasta caerme de culo. Cuando levanté mis ojos de él vi a mi padre con un arma en sus manos apuntando justo donde él estaba antes de caerse. Mi padre, el hombre que me había vendido me acababa de salvar de ser una asesina o de ser asesinada, la cosa es que me ha salvado. Él fue quien lo disparó, yo no lo hice. Soy una cobarde, sí eso es verdad pero ser cobarde de vez en cuando no es nada malo aunque te hagan creértelo.
Las sirenas de los coches de los policías se escuchaban cada vez más cerca. Yo solo me dignaba a mirar a mi padre a los ojos hasta que dos policías lo cogieron por detrás después de salir corriendo de sus coches. Antes de que lo metan en el coche pronunció un "Lo siento" para luego desaparecer por la carretera junto al vehículo.
Otros dos policías se acercaron a mí y me quitaron la pistola para ponerme las esposas. Me llevaron al coche de color azul y blanco mientras yo gritaba.
-¡Por favor suéltenme, yo no hice nada!-grité mirando como se llevaban a Youssef en una camilla hasta una ambulancia.
-Eso lo averiguaremos en la comisaría.-dijo uno de los hombres y me metieron dentro del coche patrulla.
(...)
Respiré hondo y di dos pequeños golpes nerviosos en la puerta. La abrí y me adentré en la habitación blanca. Me paré delante de la camilla en la que mi hombre se encontraba y le tendí el ramo de flores blancas que le traje de camino al hospital. Me regaló una sonrisa de oreja a oreja y me atrajo hacia él.
-Te he echado de menos.-susurró encima de mi velo.-Me han dicho que estabas en prisión.-dijo esta vez con preocupación cuando nos separamos.
-Sí, pensaban que fui yo quien mató a Amir pero mi padre confesó y aquí estoy.
-¿Tu padre?-preguntó.
-Sí, el estaba ahí, fue quien lo envió al infierno por mí.-sonreí al pensar que al fin era libre.
-Ahh, ¿Puedo pedirte algo y que no me digas que no?-sonrió.
-Vale.
Se puso derecho en la camilla con cuidado para no hacerse daño en la herida y sacó algo de debajo de su almohada.
-Ya sé que este es el peor lugar donde puedo pedirte algo así pero quiero hacerlo lo antes posible.-explicó con un tono de voz nervioso.-La primera vez que te vi estabas vestida de rosa y yo odio el rosa.-se rió al igual que yo.-Pero en ese momento no me importó como ibas vestida solo me concentré en tus ojos marrones y en tu manera de hablar, ¿Te he mencionado alguna vez que me encanta tu voz?-me sonrojé y el volvió a reírse.
Me tapé la cara con las manos pero el me las quitó de la cara.
-¿Quieres casarte conmigo?-preguntó abriendo su mano y mostrándome una pequeña caja en forma de corazón con un anillo descansado sobre una almohada mini de color blanco.
-¡No!-exclamé flipando con que me estuviera pidiendo matrimonio.
-¡¿Cómo que no?!-exclamó el también.
-¡No!-dije moviendo mis manos delante de él.-Quiero decir sí, sí quiero casarme contigo solo que me ha flipado un poco, esto no me pasa todos los días ¿sabes?-me puso el anillo y mientras nos reíamos nos abrazamos.
Se oyeron aplausos y silbidos detrás de mí. Me giré y ahí estaban nuestras familias unidas y felices como yo, como él, como nosotros.
-Este es nuestro destino, Youssef, nuestro maktub.-le susurré con lágrimas de emoción en mis ojos.
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¡Aquí está florindas! ¡Por fin Amir desapareció de nuestras vidas😂!¡Epílogo pronto!
¡Espero que os guste!
¡Besos y buenas tardes, hermosas!
Instagram: wassilahaddadi
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MAKTUB©
RomanceDos personas totalmente diferentes pero a la vez iguales. Solo ellos pueden decidir lo que son o lo que no son. "¿Quién no se cansaría de la misma rutina todos los días?" >>Todos los derechos reservados<<