Wassila
-¿Por si acaso te has vuelto loco?-pregunté sorprendida.
-Sí, literalmente, pero es lo único que podemos hacer.-explicó.-Tú no quieres casarte con él, lo sé. Por eso vente conmigo y eso no tendrá que suceder.
-Pero tú empresa y tu familia ¿Dónde se supone que encajan esas dos cosas?-pregunté con una mueca de confusión.
-Estoy dispuesto a abandonarlo todo por ti.-dijo mientras me abrazaba la mejilla con la palma de su mano.
-No, no puedo.-dije echándome hacia atrás dispuesta a volver a entrar.
-Wassila, por favor, te necesito como tú a mí.-suplicó acercándose a mí.
Me giré y me eché a correr hacia dentro.
-¡Wassila!-oí gritar a Youssef desde fuera.
Me dirigí de nuevo a la habitación donde estaba preparándome. Cogí el ramo de flores que había dejado encima de la silla en la que estaba sentada y salí dispuesta a entrar a la sala donde se llevaba a cabo la boda. Antes de entrar me encontré a las seis mujeres con las que iba a entrar. Al verme aplaudieron y chillaron de la emoción. Sonreí sin ganas y me puse delante de la puerta de la entrada de la sala dispuesta a entrar en cualquier momento a estropear mi vida por completo, dispuesta a ser infeliz por él, dispuesta a mandar a la mierda a mi vida para que Youssef siga con vida.
La puerta se abrió y se oyeron los aplausos de la gente que se pensaba que este era el mejor día de mi vida. Las chicas y mujeres empezaron a cantar mientras yo observaba a mi alrededor. Vi a mi familia sorprendida al verme entrar, a la familia de Amir sonriente porque su hijo por fin se iba a casar. Vi a todos felices, a todos sonrientes menos a mí. Estaba a apunto de gritarles que se callen, que dejen de restregar me su felicidad en la cara pero me calle y seguí ordenando a mis pies que andarán hacia donde estaba Amir. Era un escenario aun más pequeño que el de la última vez. Había una mesa bastante larga junto a seis sillas a cada lado y una a cada extremo. Había un hombre sentado en una de las sillas que había a los lados.
Llegué al lado de Amir y contra mi voluntad me hizo colgar mi mano de su brazo. Me dirigió hacia una de las sillas que había delante del hombre y nos sentamos. La música y las voces de la gente se apagaron de golpe. Yo no quise ir con Amir al juzgado días antes por eso mismo trajo el juzgado hasta mí. El hombre dijo algo que no escuché para Amir a lo que el sonrió asintiendo con la cabeza y diciendo algo. Los gritos y aplausos de la gente volvió despertándome de mi trance.
-Wassila Badal, ¿Usted está dispuesta a casarse con Amir Ben Barek por la causa de Allah?-preguntó el hombre que al parecer era musulmán sorprendiéndome.
Volví a mirar a mi alrededor buscando la mínima ayuda pero me di cuenta que la única que podría ayudarme sería yo misma. Abrí mi boca para decir "sí" pero la volví a cerrar. Siempre he sido muy patética al hacer lo que los demás querían pero ya estaba cansada. Quería que mi vida cambiara para bien y si tenía que ser para mal preferiría la muerte. Me levanté y pronuncié la palabra que nadie se esperaba: No.
Hice lo mismo que hace un rato: girarme y echarme a correr pero está vez hacia mi felicidad.
Los gritos de la gente ahora eran furiosos y decepcionados. Recogí la falda de mi vestido del suelo y me quité los tacones para poder correr más rápido. Llegué delante de la puerta trasera y sonreí deseando encontrarme a mi chico detrás de ella. Abrí la puerta y salí. Youssef seguía ahí con las manos en su cabeza y mal diciendo algo. Estaba de espaldas por eso no me veía, lanzó una patada a su coche y me reí.-Sí, estás loco de remate.-seguí riéndome.
Se volteó y al verme con los tacones en la mano sonrió.
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MAKTUB©
RomanceDos personas totalmente diferentes pero a la vez iguales. Solo ellos pueden decidir lo que son o lo que no son. "¿Quién no se cansaría de la misma rutina todos los días?" >>Todos los derechos reservados<<