Capitulo 1

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Se ve tan serena y hermosa... a pesar de sus magulladuras, de ese camisón tan horrible de hospital, y de estar rodeada de máquinas y cables por todos lados. Ese pitido infernal me saca de mis casillas... Dani, hermosa y testaruda. Con su largo pelo negro azabache, su piel morena y sus ojos verdes esmeralda,me tiene fascinado. Siempre me ha fascinado aunque yo me empeñara en demostrar lo contrario. Con su manera de ser tan alocada,tan llena de vitalidad y desprendiendo magnetismo a todo el que le rodea. No me extraña que la habitación de hospital, en la que se debate entre la vida y la muerte, a menudo esté llena de gente,pero sobre todo Carol, Marina y Cris. Todos pendientes de ella, todos los días después del trabajo vienen a verla. Y yo también. A pesar de que hace solo seis meses que empezó a trabajar en la empresa, se ha ganado el cariño de todos nosotros. Incluso el mío. Yo, que intenté poner distancia al principio, que intenté ignorarla e incluso me comporté como un jefe tirano, vengo todos y cada uno de los días de la semana. Y no solo con mis compañeros de trabajo,y amigos, también en secreto. Por las mañanas antes de ir al trabajo,paso por el hospital, simplemente para darle los buenos días y darle un beso en la frente. Me cuesta concentrarme en el trabajo, no paro de pensar en ella ni un solo segundo. Se me ha metido en la piel a fuego, y no hay manera de olvidarla por un segundo.-
- ¿Nos vamos? - Todos asintieron menos yo que aun seguía con mis pensamientos. Ni siquiera había oído a Carol.-
- Venga Hugo, vámonos.- Cris me dio una palmada en el hombro y me sacó de mis cavilaciones. Asentí, la miré por última vez y le susurré.-
- Hasta mañana. - Andamos por el hospital hasta la salida y Carol sugirió ir a tomar una cerveza. Malditas mis ganas, no me apetecía nada. Solo quería ir a mi casa, darme una ducha y acostarme como cada noche, abrazado a una camiseta de Dani. Una camiseta horrible que se ponía para dormir, de la cual yo me reía,realmente es horrible,pero hasta con esa camiseta horrible ella se veía exuberante. Se veía sexi con ella, con todo su pelo moreno alborotado y solo esa horripilante camisa...-
- Hugo, vuelve. ¿Donde estás? - Carol me miraba con el ceño fruncido.-
- Perdona, estaba distraído. ¿Qué decías?
- Que si vienes al BMB a tomar unas cervezas,estás en la inopia... - BMB es un pub cerca de la oficina, al que vamos siempre. Cuando Dani recién llegada, preguntó que significaban las siglas... Después de verla bailar, y de excitarme solo con verla en la pista,le dije el significado. Lo que significaba para mi, claro. Porque nadie sabía lo que significaba en realidad. Aunque nunca antes creo que ninguno de nosotros, llevando tanto tiempo de ir casi a diario, se había preguntado el porqué de esas siglas. Pero así era Dani, se fijaba en los pequeños detalles.
- No. Gracias. Veros vosotros.
- Venga,Hugo. Necesitas despejarte. Tomemos unas cervezas, por ella.- Cris me puso una mano en el hombro y lo apretó con cariño. Cristian lleva conmigo en la empresa desde que empecé, se ha convertido en mi mejor amigo. A él se le une Carol, que lleva unos cinco años en la empresa. Es como mi hermana pequeña, y se ha hecho de querer. Y luego está Marina, que lleva con nosotros dos años. Pero que se ha hecho un hueco entre nosotros.
- Vale. Unas cervezas y a casa. Mañana tengo una reunión importante.- Fuimos al BMB que a esa hora estaba casi lleno, pedimos unas jarras de cerveza y nos sentamos en una mesa al fondo. Una mesa redonda, pequeña, en medio de unos grandes sofás de cuero negro. Nos sentamos y charlamos mientras bebemos de nuestras jarras enormes. Carol y Marina desaparecen por la pista de baile. Cristian me mira ceñudo desde la otra esquina del sofá.-
- ¿Qué? ¿qué miras, te gusto o qué?
- No eres mi tipo. Demasiado rubio para mi. - Sonrío ante su comentario y doy un trago a la cerveza.- ¿Estás bien? Últimamente estás... distraído. Incluso en la oficina, es como si no estuvieras. Me tienes realmente preocupado.
- Lo se. Yo soy consciente de que no estoy al cien por cien.
- No lo digo por el trabajo,Hugo. Somos amigos. Me preocupo por ti. Es por ella,¿verdad? Es por Dani...
- Sí. Es por ella.- No puedo seguir fingiendo. Ya lo hicimos por mucho tiempo. Y menos con Cris.
- Te interesa,¿cierto?
- Sí.
- ¿Ella lo sabe?
- Sí. Hemos...- Lo miro y el ladea la cabeza mirándome atentamente.- Teníamos... Es ella.
- ¿Como que es ella? ¿Quién? Ella, es... La misteriosa chica, la... ¿es ella?
- Sí.
- ¿En serio?
- No, bueno....- No me pasa desapercibida su mirada y ceja arqueada.- ¿Qué?
- Nada, nada. Fuiste tú el que prohibió cualquier tipo de relación en el trabajo. Una de tus normas. Ya veo que eres un negrero y que tu esas normas te las pasas por el...
- La empresa es mía. Yo hago lo que me de la gana.
- Negrero...
- No jodas, Cris. No estoy de humor.
- ¿Desde cuando?
- No lo se. Un par de semanas después de su llegada a la empresa.
- Vaya. ¿Como no nos hemos dado cuenta?
- Nos veíamos en secreto.
- Ya... ¿qué más?
- Nada más. Es hora de irse.
- No. No espera. Tengo la sensación de que me ocultas algo. ¿Qué es?
- Nada.
- Venga ya, Hugo. Te conozco. Espera... ya se que te pasa...- Lo miro sorprendido.- No es solo sexo. Estáis enamorados.
- No...eh... Si, joder. Si.
- Lo sabía...
- No.
- Pero tú...
- Sí.
- Joder. Cuéntamelo, Hugo.
- Me di cuenta de que me enamoraría de ella locamente en cuanto la vi. Intenté ignorarla...
- Una mujer como Dani no puede ser ignorada.- Lo miro y sonrío.- Es una bomba de relojería, volvería loco a cualquiera.-
- Si, es cierto.- Suspiro recordando su risa-
- Venga levantad los panderos, pequeños. ¡A la pista! - Carol vociferaba desde la pista.- Ni una palabra a nadie. Dani no querría que se supiera.
- Tranquilo, soy una tumba.
- Me voy. Nos vemos mañana. No te desmadres.- Le dije adiós a las chicas con la mano y salí del BMB en busca de mi coche. Conduje tranquilo hasta mi casa y me heché desnudo en la cama. Cogí la horripilante camiseta de Dani, me la llevé a la nariz e inhalé fuerte. Aun conservaba un pequeño rastro de su olor. La abrazé contra mi cuerpo y me dormí.
Por la mañana me levanté como siempre,me tomé el café y salí pitando al hospital. Entré despacio, seguía en la misma posición. Daría lo que fuera por poder darle un beso en los labios, pero no puedo hacerlo con el respirador. Le doy un beso en la frente.-
- Buenos días, pequeña. Voy a trabajar, volveré más tarde. - Era como un ritual, sabía que no era consciente de mi visita,pero lo hacía todos los días. Un mes llevaba ya en coma. Los médicos no querían aventurar ningún diagnóstico. No sabrían si despertaría, ni si lo hiciera, cuales pudieran ser las secuelas. Traumatismo cráneo encefálico. Eso fue lo único que dijeron. Llegué a la oficina como todos los días, saludé a Marina en recepción, ella era la recepcionista. Subí en el ascensor a mi despacho, saludé a Carol, esta me guiñó un ojo y me hizo sonreír. Entré sin más preámbulos, me quité la chaqueta y la colgué. Me senté y encendí el ordenador. Cuando unos nudillos tocaron ligeramente en mi puerta. La puerta se abrió y apareció una chica joven, morena y con la piel blanca, casi de porcelana. Llevaba un moño y una falda verde y camisa exactamente igual que la falda. La miré sin saber quien era.-
- Buenos días, señor Padilla. Le traigo su agenda. Tiene una reunión dentro de media hora.
- ¿Y tú quien eres?
- Soy su nueva secretaria, señor. Pensé que ya le habrían... - No la dejé terminar. Salí como un miura del despacho, dejándola allí como un pasmarote y fuí como alma que lleva al diablo al despacho de David, el jefe de recursos humanos. No llamé, entré y no cerré la puerta ni siquiera. Me miraba aterrado por mi entrada.-
- ¡¿Quién te ha mandado contratar a otra secretaria?!
- La necesitas. Necesitas una secretaria.
- ¡Yo ya tengo una secretaria!
- Sí, más muerta que viva... - Ni siquiera lo pensé. Le dí un puñetazo con el puño derecho que le impactó en la mandíbula y se callo de su silla. Cristian apareció de repente, y me cogió del brazo sacándome del despacho.-
- ¡No está muerta! ¡¿Lo oyes?!
- Vamos,ven... Hugo ven conmigo... venga, vamos. - Todo el departamento me miraba, todos me habían oído discutir con David, y quizás vieran como le pegué un puñetazo.-
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué coño miráis?! ¡A trabajar!
- Cálmate, quieres... Vamos a tu despacho... - Cristian me acompañó y cerró tras él la puerta. Yo me senté en mi silla y cogí la cabeza entre las manos.- ¿Eres consciente de que acabas de agredir a un empleado?
- Tu no sabes nada. Ha dicho...
- Se lo que ha dicho. Lo he
oído.
- ¿Y te da igual? ¿No te importa? Decías ser su amigo...
- Y lo sigo siendo. Ha sido un comentario desafortunado,sin duda. ¿Pero para zurrarle? ¿Te estás viendo? No estás bien, Hugo... ¿Que hay de malo en que te traigan otra secretaria? Será solo hasta que Dani se recupere, una simple sustituta... ¿Qué tiene de malo,Hugo? - Fue ahí cuando me derrumbé y me di cuenta.-
- No es ella... - Mi amigo me miró preocupado. Se sentó en una silla frente a mi.-
- Obviamente que no, Hugo. No estás bien. Vete a casa. Descansa y...
- No. Tengo una reunión. Tengo mucho trabajo. - Volvió a sonar unos nudillos en la puerta y apareció otra vez la chica de antes.-
- Perdone, señor Padilla. Lo están esperando en la sala de reuniones.- Soplé ante la atenta mirada de Cristian.-
- Iré enseguida.- La chica seguía de pie, mirando.- Fuera. - Se fue y cerró la puerta.-
- No seas así, Hugo. Dale una oportunidad a la chica.
- Debo irme. Nos vemos luego. - La reunión se me hizo eterna. Odiosa. Necesitaba salir de allí como fuera. Cuando se dio por finalizada, fue como un soplo de aire fresco. Me encerré en mi despacho e intenté concentrarme en el trabajo que ocupaba mi mesa. Llena de carpetas y planos. Me costó pero pude concentrarme, y el aumento de carpetas y planos por revisar disminuyeron notablemente. Ya bien entrada la tarde vino Cristian a mi despacho.-
- Eh, ¿como va eso?
- Bien. Pasa.
- ¿Como ha ido la reunión?
- Bien,creo.- Tocaron a la puerta.- ¿Otra vez usted? ¿Qué quiere?
- Disculpe señor,Padilla. Tuvo una llamada,mientras estuvo en la reunión.
- ¿De quien?
- Era del hospital.
- ¡¿Del hospital?! ¡¿ Y por qué no interrumpió la reunión?! - Cogí el teléfono con manos temblorosas y marqué.- ¡Fuera! ¡Y recoga sus cosas, está despedida!
- Calma,Hugo.
- Como le haya pasado algo y esa no me lo haya comunicado... ¿Sí? Soy el señor Padilla, me han llamado...
- Sí. La paciente Daniela Lozano ya ha despertado, señor.
- ¿Ha despertado? ¿Está bien?
- Sí, bueno. Está bien. Venga y lo pondremos al corriente.
- Claro, claro. Voy enseguida.
- ¿Se ha despertado?
- Sí, es increíble. Oye, me voy. Lo siento.
- Espera, te acompaño.- Salimos a toda prisa, montamos en mi coche y emprendimos el camino al hospital. Por fin. Por fin está despierta...

TENTACIÓN SIN LÍMITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora