Capitulo 25

4.7K 277 2
                                    

Mi tercer día sin saber nada de Dani, otro día más de dolor y angustia. Debo reconocer, que lo que Carol me contó me dejó tocado. ¿Si me había engañado, por qué sufría y lloraba? ¿sabría mentir muy bien, o de verdad se sentía dolida? Me martirizaba las veinticuatro horas al día pensando en ella, recordando momentos juntos, recordando conversaciones, sonrisas, bailes, abrazos, caricias, besos... Vivía en el maldito infierno de Dante. Me preocupaba la ingesta de alcohol que consumía al día, pero era lo único que me calmaba la ansiedad. Cristian sabía que estaba mal, y aunque se había interesado, yo le había dado largas y excusas tontas. Al no tener secretaria, tenia triple de trabajo, y me iba muy temprano y volvía muy tarde, al menos mientras trabajaba como un loco, no pensaba tanto en ella. Pero en cuanto me iba a casa me atormentaban los recuerdos, y a penas podía dormir, por eso bebía bourbon hasta quedar inconsciente. Si no me volví loco fue gracias a Carol, ella estaba pendiente de mi. Era la única que sabía mi historia con Dani, había sido paciente conmigo, quizás demasiado. Cuando estaba borracho era un poco agresivo, no me malinterpretéis, nunca le pondría una mano encima, ni borracho. Pero decía cosas de las que luego me arrepentía. Llegó el viernes y tras despertarme con una horrible resaca, de la cual no me recuperaba, y aun así seguía bebiendo, Cristian vino a mi casa a echarme la puerta abajo.-
- Va. ¡Qué ya va, joder!.- Le abrí la puerta y entró como un ciclón sin ni siquiera decir buenos días.- ¿A que viene tanta insistencia?
- Pon la jodida tele y calla.- Encendí la tele con el mando.- Las noticias, busca las noticias.- Yo obedecí y busqué las noticias. Cual fue mi sorpresa al ver una foto del alemán.-
- Pero si estaba en el calabozo de la comisaría... ¿cómo, quien?
- Alguien a entrado en la comisaría, a apagado las cámaras de seguridad y lo ha asesinado.
- Pero... No pensarán que e sido yo, ¿no?
- Claro que no. Está claro para la policía que la víctima eres tu. Hugo, nos hemos equivocado. No ha sido el alemán.
- Pero el anillo...
- Si, si... Ha sido él, pero no era el cerebro. Alguien le ordenó que lo hiciera. Alguien que quiere acabar contigo. Alguien que es capaz de meterse de noche en una comisaría sin que nadie sospeche de él, manipular las cámaras y matar a sangre fría a su "socio ".- Dios mío, que estaba pasando con mi vida. Era tranquila, aburrida, quizás... ¿Pero cuando se a convertido en una película de Bruce Willis? De esas de las que mueren gente, matan y persiguen hasta la saciedad... ¿jungla de cristal? ¿en eso se a convertido mi vida?.- Hugo, espavila.
- Perdona Cris, ¡pero es que es la primera vez que me quieren matar!
- Vale, vale... Capichi. La policía me ha dicho que te van a poner vigilancia, no tienes de que preocuparte. Y yo me instalaré aquí contigo para que no estés solo. Ya lo he hablado con la policía y le parece bien, dicen que es mejor que no salgas a trabajar, que te quedes en casa. Podemos trabajar desde aquí, traernos lo necesario de la oficina y...
- Para, para... ¿de qué estás hablando? No pienso quedarme aquí encerrado. No pienso vivir con miedo. No quiero que me sigan a todos lados, no quiero que mi vida se convierta en un circo.
- Hugo, esa gente no va a parar hasta quitarte del medio.
- Me da igual. Me niego.- Fue tontería negarme, Cristian siempre se salía con la suya. Al menos conseguí que me dejara ir a trabajar. Acompañado de dos policías de incógnito, que nos seguían adonde quiera que fuéramos, pero algo es algo. Llamé a mi madre y le pedí que se fuera con Ali de viaje. Mi madre lloriqueó pero accedió a irse a la semana siguiente, que terminaba el curso.-
- No puede irse sin terminar los exámenes, Hugo. No la dejarán graduarse.
- Está bien, mamá. ¿Cuando es el último exámen?
- El viernes.
- Pues saca dos billetes de ida, solo de ida, para el sábado.
- ¿A dónde?
- Donde queráis, ¿qué importa eso?
- Pero, ¿y tú, hijo? ¿qué harás tú?
- Por mi no te preocupes. Tengo vigilancia. Cris se a adueñado de mi casa, de mi cuarto de baño. Tiene más cremas que tú... Estaré bien mamá. Solo quiero que estéis a salvo. Que estéis seguras. Y no os pongáis en contacto conmigo.
- Pero, no sabrás donde estamos...
- Es mejor que no lo sepa, mamá. Tened cuidado.
- Y tu hijo. Te quiero, se que no he sido una buena madre. Que no os he hecho el caso que debería...
- Mamá, eres una buena madre. No tienes de que preocuparte. Te quiero, tengo que dejarte.- Bufé y colgué a la misma vez que Cris entraba a mi despacho.-
- ¿Va todo bien? Menudo careto tienes...
- He estado hablando con mi madre.
- Ah.
- Le he dicho que se vaya de viaje con Ali.
- Es lo mejor. ¿Cuando se van?
- Hasta el viernes que viene no, Ali está con los exámenes finales y si no los hace no podría graduarse.
- Bueno. Lo importante es que estén a salvo. ¿Donde se van?
- No lo se. Le he dicho a mi madre que no se comuniquen conmigo. Prefiero no saber donde están, es más seguro para ellas.- Cris asintió y se sentó en frente de mi.-
- Hugo, has echo lo correcto. Es lo que tenías que hacer. No sabemos quienes son, cuantos son, ni de lo que son capaces, es mejor protegerlas.
- Lo se, lo se... ¿No deberíamos hacer lo mismo con Carol y Marina?
- Ya lo había pensado. Es menos probable, pero yo me quedaría más tranquilo.
- Joder. Estoy trastocando vuestras vidas, la de todos mis seres queridos, y me siento fatal.
- No es culpa tuya, Hugo. Relájate.- Se levantó para irse, pero no podía quitármelo de la cabeza. Necesitaba saber que estaba bien.-
- Oye, Cris.
- ¿Si?
- ¿Has... Has sabido algo de Dani?
- No. ¿Por qué?
- Nada, curiosidad.- Asintió y se fue hacia su despacho. ¿Estaría bien? ¿le harían algo a ella por mi culpa? Un escalofrío me recorrió la columna al pensar que hubiera acabado como el alemán... trabajaba para él, ¿no? Fue ella la que robó los informes para dárselos al alemán...
Necesitaba saber que estaba bien. Que no le habían hecho nada. Pero, ¿cómo? Cogí el iPhone y tras pensármelo varias veces, pulsé el botón de llamada.-
- El teléfono marcado no se encuentra disponible en este momento, vuelva a intentarlo más tarde...- Mierda. Volví a llamarla un par de veces más, pero seguía apagado o sin cobertura. Me intenté concentrar en el trabajo el resto del día, pero para las ocho ya vino Cris a buscarme para irnos a casa, como aun tenía bastante trabajo, decidí llevármelo a casa. Así estaría ocupado en algo que no fuera emborracharme hasta quedar inconsciente. Tras cenar una pizza con Cris, él se había tumbado en mi sofá a ver la tele. Yo había negado con la cabeza mientras sonreía y ponía los ojos en blanco. Yo me fui a mi despacho, y tras llamar de nuevo a Daniela sin resultado, decidí enviarle un mensaje. *Solo quiero saber que estás bien. Por favor cógeme el teléfono.* Me empezó a dar mala espina, aunque lo más seguro es que no quisiera hablar conmigo. Debería ser yo el que no quisiera hablar con ella, maldita sea... Lo peor fue el fin de semana. Todo el día encerrado, no paraba de pensar en ella, de comerme la cabeza. Cris me veía mal e intentaba distraerme, jugando al póquer, a la play... Pero nada, terminaba artándome de todo, lo único que me distrajo fue hacer ejercicio. Pasé más tiempo en el gimnasio de la planta de arriba que en el resto de la casa. Cuanto más me dolían los brazos de las pesas, mejor conmigo mismo me sentía. Dolor. Dolor. Si, creo que me estaba castigando. No se porqué, pero me castigaba físicamente.-
- Hugo.
- Si.
- He preparado la cena.
- Enseguida voy, hago unos cuantos abdominales más y enseguida bajo.
- Tío, esto no es sano. Deja de machacarte. Te vas a poner como un armario ropero.
- Estoy terminando. Uff... No te preocupes por mi. Uff...
- Hay algo más, ¿verdad? No es solo por esto. ¿Por qué no me lo cuentas? Igual puedo ayudarte...
- Estoy perfectamente, gracias.
- No seas cínico conmigo, joder. Llevas un tiempo muy raro, bebes hasta desfallecer. Tu nunca has sido así. ¿Es por esa mujer? ¿por la casada?.- Yo paré de hacer abdominales, y miré a Cris jadeando.-
- Ya no hay nadie.
- ¿Te ha dejado?
- He sido yo.
- Creía que estabas enamorado...
- Si, pero tu tenías razón. Era una mala mujer, que me estaba utilizando.- Una vieja herida se abrió al recordarla. Joder. ¿Cuándo dejaría de doler? Si al menos me cogiera el teléfono...-
- ¿Estás así por ella?
- Si.
- Cuéntamelo. Hugo, eres mi mejor amigo, un hermano para mi. Haría cualquier cosa por ti, amigos para siempre, ¿recuerdas?.- Y lo recordé, fue en la universidad, yo estaba pasando por un momento complicado, me veía obligado por mis padres a estudiar arquitectura, cuando en realidad yo desde pequeño, quería ser abogado. Fue allí donde conocí a Cristian, él no tenia familia. Sus padres murieron cuando estábamos en la universidad. Aquel día vinieron la policía a la universidad a buscarle, le dijeron que sus padres habían muerto en un accidente de coche. Recuerdo su dolor, su llanto desgarrador, yo sin más, lo abracé y le dije.-
- Seremos amigos para siempre. Mi familia es tu familia, no tendremos la misma sangre pero en mi cabeza y en mi corazón eres mi hermano. Nunca te dejaré.- Y desde aquel día nunca nos volvimos a separar. Mis padres lo querían como a un hijo más, pagaron sus estudios y le dieron un hogar.-
- Imposible olvidarlo. Claro que lo recuerdo, lo recordaré mientras viva. Voy a darme una ducha, bajaré a cenar en diez minutos.- Él me miró decepcionado y se fue escaleras abajo. Yo me sentí fatal, como si hubiera faltado a mi palabra, me prometí protegerlo y cuidar de él. Debería subirlo en un avión y hacer que se alejara de aquí. Me di una ducha y fui a la cocina, Cristian había preparado canelones y había abierto dos botellines de cerveza. Nos sentamos uno al lado del otro, y comimos en silencio.- Esto está muy bueno.
- Son cogelados.
- Ah, pues aun así. Oye, Cris... no es que no confíe en ti, es que me cuesta hablar de ella. Me he sentido engañado, estafado, vapuleado. La primera vez que me enamoro en treinta años, y... Me duele demasiado. Siento como si me hubieran extirpado una parte de mi.
- Yo solo quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites.
- Bien, ¿harías cualquier cosa que te pidiera?
- Eso suena a perversión sexual... te quiero tío, pero no hasta ese punto.- Sonreí.-
- No, mi gusto sexual no ha cambiado, creo. Vete.
- ¿Qué?.- Soltó el tenedor en el plato de un golpe.-
- Necesito que te vayas, necesito que estés a salvo.
- Ni hablar. No, prefiero la perversión sexual...
- Cris, no quiero que te pase nada malo. No me lo perdonaría.
- Lo siento, tío. Pero no voy a poder ayudarte.
- Cristian, maldita sea. Vete con las chicas a esa casa rural, yo estaré bien. Tengo dos policías vigilándome día y noche.
- No Hugo. No me pidas eso, no puedo hacerlo. No puedo dejarte. Somos familia, la familia permanece unida. No, ni hablar.- Yo soplé fuertemente y me levanté con mi plato casi intacto. Le eché los restos a canela y el animal contento brincó alrededor. Me serví un vaso de bourbon y me lo bebí de un trago, volví a llenarlo y dejé la botella en la encimera. Volví a sentarme y Cris se fue a dejar el plato en el fregadero, cogió un vaso chato y se sentó a mi lado. Me miró y cogió la botella de bourbon, llenando el vaso.-
- ¿Me dirás quien es ella algún día?
- Algún día...
El fin de semana pasó lento e inexplorable, el echo de salir a la oficina a trabajar me parecía como unas vacaciones en Ibiza. Cristian no se separaba de mi, a cabezón no le gana nadie. La gente de la oficina ya se había enterado de lo que estaba pasándome. Alguien lo había filtrado y había salido en todas las noticias. Lo que me faltaba, perseguido por cámaras y reporteros pesados que te siguen a todos lados. Al llegar a la oficina el lunes, ahí estaban, frente a la puerta, miles de flases nos dispararon, antes de dar un rodeo y meternos en el parking privado de mi empresa. Me concentré en el trabajo de nuevo, no hacia otra cosa. Mi vida se resumía en ir a la oficina, trabajar como un negro, ir a casa, a machacarme en el gimnasio, a veces cenaba, otras ni siquiera. Me pasaba la noche en vela, bebiendo bourbon hasta desfallecer. Lo peor, no haber tenido respuesta alguna de Dani. Ni una llamada, ni un mensaje... nada. Empecé a ponerme nervioso, a preguntar a los empleados, a Carol y a Marina. Nada, nadie sabía nada de ella desde que la despedí. Que mal me sentía, empecé a pensar que le habría pasado algo, que hubiera podido acabar como Alfred, el alemán. Volví a llamarla en vano, le mandé mensajes en WhatsApp, controlé sus movimientos en las redes sociales, Facebook, Instagram, twitter... Nada, hacia más de una semana que no se conectaba a las redes sociales. Investigué a sus padres, y conseguí el teléfono de ellos, lo pensé muy bien, pero decidí llamar.-
- ¿Si, quien es?
- ¿Daniela Lozano, por favor?
- Es mi hija. Ya no vive aquí. ¿Quién llama?
- Ehh... del circulo de lectores, señora Lozano. Debo a verme equivocado de teléfono. Disculpe las molestias.- Mi última esperanza se acababa de evaporar. No sabía que hacer, no podía presentarme en casa de Sergio, a si que no me quedó mas remedio que pedirle a la policía que por favor la encontrara, el agente Gutiérrez, que era el que llevaba el caso me prometió averiguar su paradero.-
- ¿Cree que le haya podido ocurrir algo malo?
- Si, la llamo y no contesta. He vigilado sus cuentas en las redes sociales, pero lleva una semana sin conectarse. Pensé que podría haber ido a Granada, a casa de sus padres, pero los llamé y allí tampoco está.
- ¿Es una antigua empleada?
- Si, pero es más que eso, es mi... mi amiga.
- Bien, averiguaré por donde anda.
- Gracias, y por favor, no hable de esto con nadie.- Frunció el ceño pero asintió.- Gracias.- No es que me quedara más tranquilo, pero al menos el agente buscaría algún rastro. Alguna pista de donde podía estar. Maldita sea... Me sentía responsable, de alguna manera. Llegó el miércoles y llamé al agente por teléfono.-

TENTACIÓN SIN LÍMITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora