Entré con paso firme en la oficina. Era temprano, aun estaba casi vacía, me encerré en el despacho y tras encender el ordenador, me concentré en el trabajo atrasado. No paraba de pensar en Carol, estaba muy deprimida cuando vino a casa, ¿qué le pasará? ¿y quién será de quien se ha enamorado? Bueno, encoñado, como ella dijo... A las nueve en punto tenía delante de mi a Dani, que estaba más guapa que nunca, para mi mala suerte. Recordé que tenía que ser frío y distante.-
- ¿Tienes mi agenda?.- Ella que sonreía, se puso seria automáticamente.-
- Eh...
- ¿La tienes o no?
- Sí. Si, perdona. Aquí la tienes.- Se acercó a la mesa y me la tendió. Se quedó mirándome fijamente, escrutando para averiguar que me pasaba.- ¿Estás bien?
- Perfectamente. Tengo mucho trabajo. ¿Deseas algo?.- Estaba siendo más cretino de lo que había planeado, pero ya no podía recular.-
- No. No. Bueno, eh... dentro de una hora tienes una reunión importante con un inversor.
- ¿Quién?
- Uno nuevo. Es la primera reunión con él.
- Bien. Avísame cuando venga.- Pero ella seguía inmóvil, mirándome embobada. Pobrecita...- ¿Vas a quedarte ahí mirándome toda la mañana?
- No. Ya... ya me voy.
- Bien.- Joder, que mal lo he pasado. No me gusta ser así, ni con ella ni con nadie, pero con ella menos. Seguí trabajando antes de que fuera corriendo al despacho de Dani babeando y pidiendo disculpas. Medía hora después, apareció Dani otra vez.-
- ¿Qué pasa ahora?
- Ha anulado la cita.
- ¿Por qué?
- Solo me ha dicho que le ha surgido un imprevisto laboral,y que concertará otra cita en esta semana.
- Bien. Ya puedes marcharte.
- Oye, Hugo... ¿he hecho algo mal?
- No.
- Pareces...
- Ocupado.
- Iba a decir enfadado.
- Pues es ocupado.- Y bajé la vista a mi ordenador. Ignorándola a propósito. Ella discretamente salió de mi despacho y se fue al suyo. Pasé el resto del día sin volver a verla, le dí trabajo para dos días, así que la tenía bien ocupada. Pero mi mente... eso era harina de otro costal, no podía evitar sentirme todo un capullo integral, pero era por el bien de los dos. Sobre todo del de ella, pues poco me importaría a mi subirla a la mesa, con la falda en lo alto de la cintura, las bragas por los tobillos y... «frena Hugo,frena» Pues eso, que ella ahora está casada, con un gilipollas de manual, pero casada al fin y al cabo. Joder, que complicado es todo con esta mujer. Me acuerdo de la otra mujer complicada que me tiene en un sin vivir y decido llamarla. Me levanto de la silla y me voy hacia el ventanal y marco mientras observo el tráfico desde la ventana.-
- Hola Hugo.
- Hola,preciosa. ¿Como estás?
- Mejor. Gracias.
- ¿Te apetece...quedar? Solos.
- Eh...
- Tenemos que hablar, pequeña.
- Hugo...
- No, no pienso caer en tu trampa. Siempre haces lo mismo, me enrredas en tu tela de araña y al final nunca hablamos.
- Que raro estás, ¿te encuentras bien?
- Si, más o menos. ¿Te apetece salir a cenar? ¿o preparo yo la cena?
- Mejor en tu casa. Más tranquilos. No me apetece salir.
- De acuerdo. En mi casa a las nueve. ¿Quieres qué te recoja?
- No, tranquilo. Allí estaré.
- Vale, adiós preciosa.- Colgué el teléfono y me lo metí en el bolsillo, me dí la vuelta y ahí estaba Dani. No la he oído entrar, está mirándome cargada de carpetas esperando a que yo le de paso.-
- Me has asustado.
- Perdona. Acababa de entrar, he visto que estabas hablando... no he querido interrumpirte.
- Claro. Pasa, deja las carpetas en la mesa.- Yo me acerco y me siento en la silla.- Voy a ojearlos y los firmo para que puedas irte. Siéntate.- Se sentó y pacientemente esperó hasta que yo terminé de firmar todos los informes.- Ya puedes marcharte.
- Gracias. Hasta mañana.- Y se fue. Y yo me quedé hundido. Joder. Ni una sonrisa, ni un comentario provocador... ¿no era lo que quería? ¿no era ese el motivo de mi comportamiento? ¿Por qué me sentía así?
Como siempre cuando quedaba con Carol, vino tarde. Por eso tuve la cena lista a las nueve y media en vez de a las nueve, por que normalmente llega tarde. Cenamos y charlamos como dos buenos amigos, cuando terminamos y retiramos la mesa, nos serví una copa de vino y nos sentamos en el sofá.-
- Oye, Carol. ¿Qué te pasó anoche? ¿por qué te fuiste así?.- Para que dar rodeos, fui a la pregunta clave. Mi amiga tras un sorbo a su copa de vino, me miró nerviosa.-
- Me sentí un poco estúpida, por venir a tu casa lloriqueando.- No intentes desviarme del tema, pensé.-
- Sí, pero fue en cuanto te dije que Cris estaba aquí...
- Eh...- Mi amiga carraspeó y luego prosiguió.- Ya sabes como es, se habría estado riendo de mi durante días.- Eso es verdad. Pero hay algo más, que por supuesto, no me piensa contar...- ¿Y tú que tal con...?
- Me ha estado provocando deliberadamente.
- ¿En serio? Eso es que le gustas. Te lo dije.
- Pero yo no... no voy a dejar que pase nada entre nosotros.
- ¿Por qué? Pero, si tu...
- No. Bueno, si. A estas alturas no puedo negar que estoy enamorado de ella, sería absurdo. Pero no quiero caer en sus provocaciones.
- ¿Ah,no?.- Carol parecía estupefacta, claro que me conocía bien.-
- No.
- ¿Y por qué?
- ¿Por qué está casada?.- Se lo dije en plan irónico, como si se le escapara ese «pequeño detalle» ella frunció el ceño y me miró como si fuera el monstruo del lago ness.-
- Hugo Padilla, eras tú el que decía que las mujeres casadas eran la mejor opción; que no se comprometían ni te pedían imposibles. ¿A qué se debe este cambio?
- Eh...- Joder,que perra la tía, ha ido a pillar...-
- ¿Sin palabras?
- Tu... eres un poquito hija de puta, ¿no?.- Mi amiga sonrió y me abrazó.-
- Por fin Hugo el rompecorazones, enamorado.
- Si, ya ves... la ilusión que me hace. Para una vez que veo más allá del sexo...
- Dani te quiere. Ella siente lo mismo, estoy segura. Lo que no entiendo es por que se casó con ese imbécil, que estará bueno, y tendrá pasta, pero es tonto del culo...- Sonreí con lo último que dijo.-
- No, Carol. Ella no siente nada por mi. Es solo por el sexo.
- Yo no lo creo.
- Me lo dijo bien claro.
- Ya... pero a mi me da la sensación de que si que siente algo por ti. No se, por como te mira...
- Deseo.
- Amor.
- Sexo salvaje en el parking de la empresa.
- ¡No! ¿enserio?.- Asentí algo melancólico, rememorando aquel momento.-
- Diossss que morbo...
- Bueno...
- No jodas. Tuvo que ser...
- No estuvo mal.
- ¿Y como...?
- No te lo pienso contar.
- Venga, no seas soso. Ahora que se ponía interesante. ¿La empotraste contra la pared?
- No, contra el capó de mi coche.
- ¡Joder! ¿Por qué no me pasan a mi esas cosas?.- Empezamos a carcajearnos los dos mientras chocamos las copas de vino. Como muchas otras veces le pedí a Carol que se quedara a dormir.-
- Cariño, me encantaría. Pero mañana trabajamos y no he traído ropa.
- Yo te dejo algo. Para dormir.
- ¿Y para trabajar? Estaré muy sexi con tu ropa...- Sonreí.-
- Te dejaste ropa la última vez.
- ¿Ah si?
- Si.
- Pues entonces a dormir. ¿Te importa si me doy una ducha?
- Claro que no. Ve tranquila. Yo recojo las copas.- Como siempre que compartía cama con mi amiga, dormí toda la noche de un tirón. Como un tronco. Me desperté con grito en el dormitorio.-
- ¡Me cago en la puta!.- Abrí los ojos y vi a Cris en la puerta mirándonos con cara de malas pulgas. Yo boca arriba, y Carol de lado, echada en mi pecho.-
- Joder, Cris. Que susto.
- ¿Esto qué es? ¿estáis liados?
- ¿Otra vez,tío? ¿y como has entrado?
- Conchita. Te espero fuera.- Yo me levanté con ciudado y me metí en el cuarto de baño para asearme, cuando salí Carol seguía dormida. Me senté en la cama con cuidado.-
- Eh, preciosa. Despierta. Carol. Pequeña.
- Mmm...- Sonreí con sus gemidos.-
- Vamos, hay que ir a trabajar.- Ella desperezándose me sonrió.- Además, el tonto de Cris está esperándonos para desayunar.- Su risa se esfumó y parecía preocupada.- El muy imbécil piensa que estamos liados.- Su cara cambió radicalmente, vi un brillo perverso en sus ojos.-
- Pues le vamos a demostrar nuestro amor.
- No, no. Déjate de líos.
- Por favor, Hugo. Se merece un buen escarmiento. Tu déjame a mi.
- Miedo me das... No tardes.
- No, voy a vestirme. Enseguida salgo.- Yo me marché y fui hacia la cocina.-
- Buenos días, Conchita.
- Buenos días, hijo. Siéntate que estoy haciendo café para ti y para el muchachote.- El muchachote era Cris, que permanecía sentado en un taburete, mirándome confuso.-
- ¿Qué pasa Cris?
- Nada. No pasa nada. ¿Donuts?.- Yo asentí y cogí uno, y empezé a mordisquearlo con pasimonia.- ¿Sigue viva?
- Joder... sí, se está cambiando. Conchita sirve tres cafés. Uno con leche.
- Claro hijo, ahora mismo.- Cristian no paraba de mirarme. Me estaba poniendo nervioso.-
- Para. Deja de hacer eso.
- ¿El qué?
- Mirarme así. Deja de hacerlo.
- Joder, Hugo.
- ¿Qué? ¿qué pasa?.- Apareció en escena Carol, dejándonos a nosotros como dos idiotas mirándola.-
- Buenos días, Cristian.
- Buenos días, amor.- Me quedé helado cuando me dijo eso, pero aun más cuando se acercó provocadora hasta a mi y me plantó un morreo en toda regla. Madre mía, con Carol. Tardaría en olvidarme de ese morreo en un buen tiempo. Aunque más alucinado que yo estaba Cris. Que estaba mirándonos con los ojos como platos.-
- ¿Amor? ¿No era que...? ¡ay, la ostia!
- Cris. Puedo explicártelo.
- No, no. Sois... mayorcitos. Podéis hacer lo que queráis.
- Gracias Cristian. Por entenderlo.
- Eh... si. Si. Bueno... me voy, os dejo que desayuneis tranquilos.
- No Cristian, quédate con nosotros.- Yo parecía un simple espectador viendo a esos dos retándose con la mirada. ¿Era una cámara oculta? Sin duda, fue el desayuno más incómodo, raro,extraño, de toda mi vida.
Fuimos juntos a trabajar, ellos se echaban miraditas cargadas de odio, yo simplemente flipaba viéndolos a ellos. Subimos los tres en el ascensor. Cuando salimos fuera, Carol me plantó otro morreo como el de el desayuno. Cris se quedó mirando como un pasmarote.-
- Adiós cariño, luego si puedo me paso por tu despacho para que me empotres contra la pared.- Y me guiñó un ojo, la hija de puta. Se estaba divirtiendo. La vimos alejarse por el pasillo. Cris me miró como si fuera su peor enemigo. Entre cerró los ojos y apretó la mandíbula. Hizo ademán de irse hacia su despacho, pero no lo dejé.-
- Ven a mi despacho, necesito hablar contigo.
- Y una mierda.
- Cris. Vamos. Tenemos que hablar.- De mala gana se encaminó a mi despacho y entramos los dos. Se sentó en una de las sillas frente a la mía, y yo rodee la mesa para sentarme también.-
- ¡Me has mentido! ¿cómo has podido?
- Primero, cálmate.
- ¡Y una mierda!
- Joder Cris...
- ¡Menudo amigo!.- En ese momento una Dani paralizada apareció en la puerta. La que faltaba... encima estaba preciosa con unos pantalones rojos y una camiseta de rayas azules y blancas, maldita sea mi suerte...-
- Pe... perdón.
- ¿Es que no sabes llamar a la puerta?
- Lo siento, vuelvo más tarde.
- ¡No! Ya has interrumpido, ¿qué más da?
- Solo venía a darte la agenda. Lo siento.
- Lo siento, lo siento... Más lo vas a sentir si te vas a la oficina de empleo.
- Oye, relájate.- Cris intentó apaciguar mi mal humor, ahora más calmado que yo.-
- Vuelve a tu despacho. Si te necesito te llamaré.- Ella sin rechistar se retiró discretamente. Yo suspiré bruscamente y me pasé la mano por el pelo, un gesto nervioso que tenía.- Mira, no se de que coño vais...
- ¿Qué?.- Cris atónito me interrumpió.-
- No me interrumpas.- Él se calló.- No me he tirado a Carol.- Hizo una mueca y me miró como diciendo, «claro,soy subnormal y me lo creo.» Pero joder, es que era verdad.- Ella ha hecho esta mañana ese paripé, sinceramente no se por que. Algo os traéis entre manos, y yo estoy en medio sin saber por que. ¿A qué coño estáis jugando?
- ¿Paripé?
- Si. Y ahora, tu... me vas a contar por que.
- Joder...- Cris parecía nervioso. Se levantó de la silla y empezó a caminar de una lado a otro por mi despacho, parecía un león enjaulado. Si no hubiera estado tan cabreado, me estaría descojonando de mi amigo.-
- Estoy esperando.
- Ya,ya. Es... complicado.- Entonces, caí en la cuenta yo solo.-
- Eres tú el que se la ha tirado. ¿Verdad?
- Sí. No. Bueno, si... más o menos.
- ¡Joder! ¡eres un inconsciente!
- Hugo, espera. No es lo que tu...
- ¿¡Y Marina!? Pobre Marina... - Oye...
- Eres un cabrón.
- Hugo.
- No te la mereces.
- ¿Quieres escucharme?
- ¡Y encima con su mejor amiga!
- Joder...
- ¿Y Carol? No me lo esperaba de ella...
- ¡¡Joder!!
- Si, joder. Es lo único que sabes hacer...
- Fuimos los tres, Hugo. ¡Los tres! ¡joder!.- Fruncí el ceño y arquee una ceja.-
- Explícate.
- Nos acostamos. Una vez.
- ¿Los tres?.- No daba crédito a lo que estaban oyendo mis oídos.-
- Estábamos un poco pedos, y no me preguntes por que, pero cuando me desperté estaba en mi cama con... con las dos.
- ¡No me jodas! ¡no me jodas! ¿Te has montado un ménage à trois con nuestras amigas? ¡Me cago en la puta!
- Baja la voz. Cálmate, Hugo.
- No me lo puedo creer...
- Hugo...
- Marchate, Cris.
- Venga, tío.
- Déjame solo. Por favor.- Cris asintió y se marchó. Yo tras darle a Dani trabajo como para tres días, intenté concentrarme en el trabajo. Me costó un poco, no paraba de pensar en... ¿cómo? ¿por qué? En cuanto intenté imaginarme lo que pudo pasar entre esos tres, cabecee de inmediato intentanto borrar esa imagen dantesca de mi mente, bastante perturbador era ya, sin imaginarlo. No salí a comer, le dí órdenes estrictas a Dani de que nadie viniera a mi despacho, y si alguno de esos tres se acercaban, que no los dejase entrar. Ella frunció el ceño, pero después de los dos días que llevaba torturándola, no se atrevió a preguntar. A última hora vino para que le firmara sus informes y yo me fui a mi casa. Me duché y me preparé la cena. Llamaron a la puerta con insistencia. Me acerqué despacio sin hacer ruido, era Carol. No le abrí la puerta, no me apetecía hablar. Además, ¿de qué íbamos hablar? No, mejor que no. Tras insistir un rato se marchó. Me puse el mp3 con los cascos y empecé a escuchar música, tumbado en el sofá. Como media hora o cuarenta y cinco minutos, volvió a sonar el timbre. Me quité los cascos y volví a ir a la puerta despacio. Ahora era Cris. Llamaba con los puños, insistiendo.-
- Hugo. Se que estás ahí. Hugo. ¡Hugo, joder! ¡Abre la maldita puerta de una vez!.- Yo cogí mi mp3 del sofá, apagué la luz y me fui a mi dormitorio. Me desnudé, me quedé en bóxer y me tumbé en la cama con los cascos puestos. Empezó a sonar eres mía, de Romeo Santos, y creo que por primera vez, presté atención a la letra. Conforme estaba escuchando atento, iba abriendo los ojos, hasta tenerlos como platos, no me lo puedo creer... decía algo así como: « No te asombres, si una noche, entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía.» Joder. « Si tu te casas, el día de tu boda, le digo a tu esposo con prisa, que solo es prestada la mujer que ama, por que sigue siendo mía.»
Maldita sea... ¿como no he sido consciente de la letra de la canción? Claro, la sentí en directo pero en ese momento estaba demasiado ocupado con los dedos en el interior de Dani como para comprender la letra... Mi bragueta se sacude ante el recuerdo de aquella noche, y sin querer ni poderlo evitar, terminé bajándome los bóxer y masturbándome sin control. Pensando en ella, en su piel, en el tacto de su piel, en su calidez, sus caricias, sus besos... fue la mejor paja de mi vida. Luego me dormí, abrazado a su pañuelo, como cada noche. Me levanté y mientras desayunaba miré mi teléfono. Tenía infinidad de llamadas de Cristian y de Carol. No me apetecía hablar con ellos. No creo estar preparado para eso. Puede que nunca. Resoplo furioso. Que bien empieza el día...
Llegué a la oficina y me encerré en mi despacho. Poco después, Dani tan eficiente como siempre llamaba a mi puerta. Claro, con lo que le lié ayer, como para no llamar...-
- Adelante.
- Te traigo tu agenda.- Me dijo desde la puerta.-
- Pasa.
- El cliente nuevo, ha concertado otra cita para hoy. A las una.
- ¿Donde será?
- Aquí. En la sala.
- Bien, prepáralo todo para la reunión.
- Por supuesto.
- Y llévate esas carpetas.- Era trabajo de tres días, como últimamente. Pero ni protestó, ni hizo ningún gesto de disgusto... nada. Siempre fue muy prudente en lo que al trabajo se refiere.-
- Ahora mismo.
- Oye, Dani.
- ¿Sí?
- Si me buscan Cris, Carol o Marina...
- Estás reunido. O fuera. O no estás...- Chica lista. Le dediqué una sonrisa ladeada.-
- Gracias.
- No hay de que.- Se fue y yo me quedé solo, pero incapaz de concentrarme en nada. Básicamente estuve retrepado en mi silla, mirando al techo, con la mirada perdida. ¿Donde? Ni yo mismo lo se. Con la tontería, llegó la hora de la reunión y Dani vino a mi despacho. Llamó con los nudillos.-
- Adelante.
- Ya está aquí. Toma, el informe para la reunión.
- Bien. Gracias, Dani.- Conforme estoy, temo quedarme pillado en plena reunión.- ¿Podrías acompañarme?
- Eh....si. claro.
- Hoy no estoy muy fino. No quiero parecer tonto del culo.- Ella sonrió. Por fin, tras esos días horribles en los que yo la trataba como un jefe tirano. Fuimos juntos a la sala de reuniones, el cliente ya esperaba. Cual fue mi sorpresa cuando al entrar me encuentro de sopetón con Cristina. Y a su lado un hombre trajeado, joven, más o menos de mi edad o algún año más.-
- ¿Hugo?
- ¿Cristina?.- Dani me miró y miró a Cristina. Frunció el ceño.-
- ¿Os conocéis?.- Preguntó el trajeado.-
- Si, es una vieja amiga. Disculpe, Hugo Padilla.- Le estreché con fuerza y firmeza la mano.- Y ella es mi secretaria, Daniela Lozano. ¿Empezamos la reunión?.- La reunión fue bien, el trajeado parecía conforme y estaba casi seguro que diría que si. Él salió primero, Dani y yo estábamos recogiendo los papeles, informes,planos... cuando Cristina se acercó a mi lado de la mesa y se sentó sobre ella mirándome provocadora.-
- ¿Qué tal todo,Hugo?
- Bien. Muy bien.- Noté como Dani se ponía tensa, justo en frente de nosotros dos.-
- ¿Tienes planes para comer?.- Me lo dijo de una forma más que sugerente, acompañando sus dedos de la mano derecha acariciando mi cuello, con las yemas de los dedos. Sentí un escalofrío.-
- Eh... No.- Era cierto.-
- ¿Te vendría bien comer conmigo?
- Bueno. Si. Deja que recoja y lleve esto a mi despacho.
- Muy bien. Esperaré impaciente...- Yo no supe que contestar, me límité a sonreírle y acto seguido vi a Dani salir de la sala de reuniones. Parecía enfadada.-
- Vuelvo enseguida,Cristina. Voy a llevar esto al despacho.- Ella asintió risueña y yo fui rápidamente al despacho, tras soltar los informes en la mesa, fui al despacho de Dani.-
- Dani, salgo a comer.
- Si, ya lo he oído.- Lo dijo con cierto tono despectivo que me puso los pelos como escarpias.-
- ¿Todo bien?
- Perfectamente. No hagas esperar a tu "chica".
- Dani... no es mi "chica".
- Ah, claro. Se me olvidaba, Hugo Padilla no se compromete. Solo folla.- Abrí los ojos como platos. No me lo puedo creer. Quise decirle que no, que fue ella la que quiso que solo fuéramos un polvo, que yo la quería, pero que a ella no le importó y se casó con otro. Pero no lo hice. Mi cuerpo en tensión, vibraba y ardía por dentro.-
- Eso no es problema tuyo. Lo que yo haga o deje de hacer no te incumbe. Puedo hacer lo que me salga del nabo.- Y cerré de un portazo. Joder. Me encaminé a la sala de reuniones y Cristina me estaba esperando. Me besó en la mejilla y me abrazó.- ¿Vamos a comer?.- Comimos en un restaurante que hay en frente de la empresa, al que solía ir casi todos los días. Nos sentamos en una mesa al fondo, pedimos vino y la carta.-
- No esperaba verte. Ha sido todo una sorpresa.
- Si. Para mi también. A si que tu jefe...
- Si. Estamos aquí de viaje de negocios. Pero no es casualidad que me haya traído a mí.
- Imagino.- Un silencio incómodo.- ¿Por qué has hecho eso?
- ¿El qué?.- Pregunta con aire inocente.-
- Bueno, has... coqueteado conmigo. ¿No?
- Un poco, si...
- ¿Y... por qué?.- Ella sonrió.-
- Que obtusos sois los hombres... Para ponerla celosa, obvio.
- ¿Celosa? ¿a quién?
- A la morena de ojos verdes, que te comía con los ojos. ¿Es ella verdad? Tu secretaria, de la que te enamoraste...
- Sí.
- Siente lo mismo. No hay más que ver como te mira.
- No lo se.
- Hazme caso. Soy mujer, se de lo que hablo.- Sonreí y me relajé como hacía tiempo que no conseguía. La espontaneidad de Cristina y su historia sexual con su jefe, la cual me contó con pelos y señales me hicieron perder la noción del tiempo. Llegué tardísimo a la oficina. Cuando entré en mi despacho pude ver a Dani levantarse de su silla y venir hacia mi despacho. Parecía enfadada.-
- Toma, tienes recados. En esta hoja está todo.- Me tendió una hoja y se dio la vuelta y se marchó. Parecía enfadada... pero no veo por que debería, está casada.-
- Oye, Dani.- Ella se vuelve desde la puerta.- ¿Hay algún problema?
- Ninguno.
- Pues no lo parece. Pareces... ¿enfadada?.- Quise decir celosa, pero mejor no tentar la suerte.-
- No tendría por qué.
- No. No tendrías por qué.
- Pues eso.
- Pues bien.
- ¿Algo más?
- No. Puedes retirarte.- Estaba que echaba humo. Sonreí, me encantaba cuando se enfadaba. Noté mi entrepierna afirmando mis pensamientos. Quedé con Cristina para ir al BMB después del trabajo. Estaba seguro de que el trío de mis amigos estarían allí, y me preocupaba. No iba a dejarles de hablar... pero no sabía como comportarme, iba a ser como poco incómodo. ¿Como me iba a comportar como si nada? Sabiendo lo que se... es complicado. Mi puerta se abrió de golpe, era Cris. Hablando del rey de roma...-
- Vas a escucharme quieras o no.- Lo miré asombrado, detrás de él, apareció Dani con una sonrisa diabólica.-
- No he podido pararle.
- Ya... déjanos solos Daniela.- Ella salió triunfante y Cris me miraba nervioso.-
- ¿Qué quieres Cris?
- Llevas días evitándome, ¿qué crees que quiero?
- Cris..
- Joder,Hugo. Eres mi mejor amigo. No puedes dejar de hablarme.
- Y no lo voy a hacer.
- ¿Ah,no?.- Parecía sorprendido.-
- Siéntate, por favor.- Me obedece y se sienta en frente de mi.- A ver,Cris... tienes que reconocer que es un poco... violento. Incómodo. Joder, sobre todo con las chicas. ¿Cómo se supone que tengo ahora que comportarme? Son como hermanas... y... tu las has profanado.- Veo como pone los ojos en blanco.-
- Vale. Entiendo que para ti puede resultar incómodo. Pero somos los mismos, no ha cambiado nada.
- Hombre, nada...
- Nada. Solo fue una vez. No ha vuelto a pasar.
- Entonces, ¿como está la situación? ¿estáis juntos...los tres?
- No. Solo fue una vez. Yo estoy con Marina.- Sentí pena por Carol, la que se ha quedado descolgada ha sido ella, normal que esté tan triste.- Hugo. Dí algo.
- No se que decirte. Es raro.
- Es raro por que son tus amigas, bueno y mías. Dime, ¿si no fueran ellas? ¿si fueran dos mujeres que no conoces de nada?.- Lo pienso un instante.-
- Si, puede que tengas razón. No me hubiera importado una mierda.
- Están muy mal. Te echan de menos.
- Esta tarde,voy a ir al BMB.
- Genial, ¿nos vemos allí, no?
- Sí. Nos veremos allí.- Mi amigo sonríe contento y se levanta. Pero lo freno en seco cuando va hacia la puerta.- Iré acompañado.
- ¿Con quién?
- Una amiga. Está aquí por trabajo. Me gustaría que la conocierais.
- ¿La conozco?
- No. No lo creo. Es de Málaga. La conocí en Almería.
- Uuuh... ¿ligaste estando de vacaciones?
- No. No es lo que crees. No me acosté con ella.
- ¿Ah, no? ¿es fea?
- No, es... muy guapa. Pero solo es una amiga. Nos conocimos su último día allí y pasamos el día juntos.- Mi amigo me mira con una ceja arqueada.- Es verdad.
- Vale, vale. Te creo. Esperaré ansioso para conocer a tu "amiga".- Cuando Cristina vino a la oficina, esta, ya estaba desierta. Fuimos dando un paseo hasta el BMB y ella parecía emocionada. Cuando entramos miré hacia nuestra mesa de siempre.-
- Mierda...
- ¿Qué, qué ocurre?
- Dani. Está aquí. No sabía que vendría.
- Bueno, no pasa nada. Tranquilo. No hay mal que por bien no venga.- Yo la miro escéptico.- ¿Confías en mi?
- Bueno... supongo.- Hice una seña a Mario, el dueño y camarero.-
- Vamos a poner celosa a tu enamorada.
- No. No, déjate de líos.
- Venga,Hugo. No seas cagón.
- Yo no soy cagón.
- Demuestralo.- Aleteó las pestañas coqueta y no pude más que reír a carcajadas.- Muy bien. Ya lo has conseguido.
- ¿Cómo?
- No mires hacia la mesa. Pero te han visto reírte conmigo, y a juzgar por la cara de la morena, está que echa chispas.- Asentí y caminamos juntos hasta la mesa, ella agarrada a mi brazo, con su cerveza en la otra mano.-
- Hola.
- Hola, Hugo. Que bien que hayas venido.- Carol se levantó para besarme en la mejilla, y Marina le siguió.-
- Os presento a una amiga, Cristina.- Enseguida la saludaron con dos besos en la mejilla, incluyendo a Cristian que me miraba de una forma extraña. La única que no se levantó fue Dani.-
- Dani, mira es Cristina. Una amiga de Hugo.- Marina tan inocente, le llamó la atención para que la saludara. O igual no tan inocente...-
- Ya nos hemos conocido en una reunión. Hola.- Ni se levantó, solo la miró con una sonrisa falsa y le dijo hola. Cristina me miró y sonrió. Tras charlar un rato con mis amigos, y sentirme muy incómodo, no se si por Cristina o por la reciente confesión de Cristian, pero estaba muy incómodo, por suerte mi nueva "amiga" me sacó a bailar. Nunca se me ha dado bien, ni me gusta. Aunque recuerdo las veces que bailé con Dani. Esas veces si me gustaron, pero por otro motivo.-
- No para de mirarnos. Está cabreada.- Me susurró Cristina mientras me acariciaba el pelo.-
- Se nos está yendo de las manos. ¿Qué sacamos con todo esto?
- Joder, Hugo. Está celosa. Si siente celos es por que siente algo por ti. Eso es lo que sacamos. Está claro que está colada por ti.
- ¿Tu crees?
- Mírala.- Lo hice, volví la cabeza y me encontré con el ceño fruncido de Dani a lo lejos. Si que parecía enfadada. No me sentí bien al provocarla de esa manera con Cristina, pero joder, se había casado. Con otro. Le dije que la quería, y no le importó. Me dijo que solo había sido sexo y que quería a Sergio. Apreté la mandíbula y hice rechinar los dientes.- ¿Qué te pasa? ¿estás bien?
- Si. Si. No pasa nada.
- Bueno, pues hora del beso.
- ¿Como hora del bes...?.- No me dio tiempo a terminar, me agarró del cuello, me apretó contra su cuerpo y me metió la lengua en la boca. Al principio casi estuve a punto de empujarla para apartarla, pero luego cerré los ojos y me dejé llevar. Sus labios eran suaves, húmedos y cálidos. Pero no eran tan gruesos y cálidos como los de Dani. La abracé respondiendo a su beso, que sin querer se convirtió en algo más intenso. Mi subconsciente me jugó una mala pasada, y recordé los encuentros con Dani. Como su cuerpo temblaba en mis brazos, abandonándose al placer y al orgasmo. En ese momento Cristina se apartó ligeramente acariciándome la cara.- Tranquilo, fiera. Es solo una argucia.- Me sonrió y yo hice lo mismo. Miré hacia la mesa, pero ya no estaba quien yo anhelaba encontrar. Alcancé a ver a Dani saliendo por la puerta del bar.-
- Disculpa un momento.- Dejé a Cristina sola en la pista y corrí hasta la puerta de salida, salí fuera y miré a ambos lados. Vi a Dani montándose en un audi plateado.- ¡Dani! ¡espera!.- Ni si quiera me miró cuando llegué y toqué con los nudillos en su ventana.- ¡Dani!.- Arrancó y sin mirar hacia atrás, se marchó haciendo ruedas, yo como un gilipollas me quedé mirando el coche alejarse. Me quedé paralizado, en mitad de la carretera. Hasta que un coche me pitó para que me apartara y fui hasta la puerta. Joder. No tiene motivos, se casó con otro. Me dijo que no me quería. ¿Por qué? No lo entiendo. No entiendo nada.-
- Hugo.- La voz de Cristina me hizo volverme.- ¿Estás bien?
- Si.
- ¿Seguro?
- No.
- ¿Tienes un cigarro?.- Yo me saqué mi arrugado paquete de marlboro del bolsillo y se lo tendí. Me encendí yo uno también y ella me acarició el hombro y la espalda.- Tranquilo. Está claro que esa chica está enamorada de ti.
- No lo entiendo. ¿Por qué se casó? Le dije que la quería, y ella...
- Algún motivo tuvo que tener. Cuando esté preparada, te lo contará. Ten paciencia.
- Es fácil decirlo.
- Quizás se vio... presionada.
- ¿Presionada?
- Si.
- Su marido no es un santo, que digamos.
- Ahí lo tienes, Hugo. A lo mejor se sintió presionada y aceptó el matrimonio. Pero estoy segura de que te quiere.
- Venga, vamos. Te llevo a tu hotel.- Dejé a Cristina en su hotel y me marché a mi casa aun más agobiado,confuso y enfadado. Intentaba encontrar la lógica por algún lado, pero nada. Era imposible, por más vueltas que le daba no podía llegar a alguna conclusión. Dani estaba celosa y enfadada, sonrío solo en mi cama recordando lo furiosa que estaba. Eso tiene que significar algo, algo debe de sentir por mi, para ponerse así. Todo se complicaba por momentos, ¿y mañana en la oficina? ¿qué pasaría? ¿discutiríamos? ¿iría a trabajar? No pude pegar ojo en toda la noche, estuve dando vueltas y vueltas por toda la casa. Me bebí tres vasos de whisky paseándome por toda la casa como un loco. A las cinco de la mañana, conseguí dormirme en el sofá...
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TENTACIÓN SIN LÍMITE
RandomUn hombre políticamente correcto, una mujer alocada, una tentación sin límite. Hugo conoce a su secretaria, una joven hermosa que lo vuelve loco desde ese mismo momento. Él no cree en el amor, hasta que la ve a ella. Ella, una motera alocada y dive...